Rueda y Toro
François Lurton, director de Burdigala: Objetivo España
Etiquetada en...

Elabora en cuatro países, pero tiene hoy a España en su punto de mira tras presentar nuevo proyecto en Rueda con Michel y Dany Rolland. Habla de la reorganización de sus asuntos en nuestro país y de cómo se ven nuestros vinos fuera. Amaya Cervera
Presente en Francia, Argentina, Chile y España, François Lurton se define a sí mismo como “un miembro de una familia de Burdeos que ha desarrollado un mosaico de pequeños viñedos en otros países”. Pasa la mayor parte de su tiempo viajando y está permanentemente conectado porque “tengo que estar en todos los lugares al mismo tiempo”.
Después de siete años de litigios para elaborar toros y ruedas en sus instalaciones de Villafranca de Duero, municipio que sobre el papel está acogido a las dos denominaciones pero donde se le negaba la producción de vinos con D.O. Toro, François Lurton ha dado un giro de 360 grados a sus asuntos en España. Para empezar, ha vendido las instalaciones de la discordia al Grupo Torres.
En segundo lugar y pese a reconocer que le gusta tomar sus decisiones rápidamente y que “no soy bueno para asociarme”, la entente con Dany y Michel Rolland en la bodega Burdigala de Toro ha funcionado lo suficientemente bien como para que hayan decidido ampliar su campo de acción a Rueda y crear una línea conjunta de blancos que apuntan a la gama alta del mercado.
Habrá un escenario acorde con el objetivo gracias a la compra de una casa señorial en La Seca (Valladolid), la más grande del pueblo, que cuenta con su propia bodega subterránea de 500 metros cuadrados. “El pueblo está agujereado como un gruyère”, bromea François. Su idea es recrear una bodega tradicional de la zona, pero con todas las condiciones “para trabajar como nos gusta”: por gravedad, vinificando en pequeños volúmenes y cada parcela por separado, con frío natural gracias a la temperatura perfecta de las galerías bajo tierra y con una prensa inertizada para preservar al máximo los aromas de una verdejo que François considera mucho más cercana a una viognier que a la sauvignon blanc.
El proyecto les permitirá finalmente contar con una bodega “boutique” en España, teniendo en cuenta que los vinos de Toro se han estado elaborando con cierta sensación de provisionalidad en una nave alquilada en la zona, pero que ahora (tras la venta de las instalaciones de Villafranca de Duero) se convierte en su sede definitiva. Viene a ser como un gran garaje en el que conviven depósitos de todo tipo y condición con barricas, espacio de oficinas y zonas de almacenaje. Por otro lado, los proyectos propios de François Lurton en España aglutinados bajo El Albar Lurton (verdejos de Rueda y tintos de Castilla y León) se trasladan a instalaciones alquiladas en Rueda.
Los cambios también coinciden con una mayor atención por el mercado español, donde apenas se quedaba el 20-25% de las 450.000 botellas anuales producidas entre los proyectos de Burdigala y El Albar Lurton.
Un hombre de Rueda
Aunque es un gran desconocido en España, François Lurton lleva trabajando en nuestro país desde 1991 cuando llegó a Rueda junto a su hermano Jacques a elaborar sauvignon blanc para los supermercados británicos Sainsbury’s. Enseguida descubrieron las virtudes de la variedad local verdejo y decidieron iniciar su propio proyecto en la zona.
No fueron los únicos de la familia. A principios de los 90 su prima Brigitte estaba dando los primeros pasos junto a su marido Didier Belondrade para elaborar un blanco de nivel en la zona. El “toque francés” consistió en aportar la elegancia de la elaboración bordelesa por la vía de la fermentación en barrica.
François Lurton está convencido de que “Rueda es una D.O. grande y con gran potencial para desarrollarse e incluso para duplicar su tamaño porque hay mucho terruño de calidad”. Pero tiene claro que es importante mantener un cierto nivel: “Hay demasiada gente que vende a precios ridículos y está dando una imagen de vino barato en la exportación. También han llegado elaboradores desde La Mancha con una mentalidad muy productiva que están trasladando a la zona su marketing tradicional y creando una sensación de superproducción”.
Desde la amplia perspectiva que le da el hecho de elaborar en cuatro países, Lurton cree que “la gran suerte de Rueda es tener su propia variedad, como ocurre en las grandes regiones del mundo”. Pero también advierte de que no pasa de ser “un éxito nacional”. Desde su punto de vista, “Colchagua (zona productora de Chile, donde también trabaja) se conoce más en el mundo que Rueda, pese a que ésta última tiene mucha más historia. España es un país de enorme diversidad, pero la producción no está tan concentrada como en Chile o Argentina. Lo que falta es conciencia colectiva de promoción, que los productores de una zona viajen juntos dando a conocer los vinos de su región. Por otro lado, los españoles son los vinos más baratos de Europa y eso no contribuye precisamente a dar una imagen de calidad”.
Lurton hasta se permite hablar relajadamente de zonificación, un tema que aquí suele levantar ampollas al instante: “Sin una zonificación que permita diferenciarse a algunos elaboradores, siempre habrá una pelea entre los grandes volúmenes baratos y los que hacen mejores vinos. La zonificación está pasando ya en otros lugares y llegará aquí muy pronto. España es el Nuevo Mundo del Viejo Mundo, afronta los mismos desafíos que un país del Nuevo Mundo pero forma parte del Viejo Mundo”.
Otras formas de trabajar la verdejo
Los dos nuevos vinos de Bodega Burdigala en versión Rueda utilizan las mismas marcas que sus compañeros de Toro y realmente se salen de lo habitual en la zona. Campo Alegre 2014, del que se han elaborado unas 60.000 botellas, combina a partes iguales fermentaciones de verdejo en barrica, acero inoxidable y huevo de cemento. El top Campo Elíseo (10.000 botellas en la primera añada 2013) es un verdejo 100% fermentado en barrica que apuesta por la vía de la opulencia y la obtención de mucho volumen en boca.
La mayor parte de los viñedos de los que se sirven están situados en el llamado “Camino del Puerto” que va desde La Seca hacia el río. Es aquí donde François descubrió lo que él llama “olas de grava”, un conjunto de pequeñas ondulaciones que le recuerdan a formaciones similares de Burdeos. “Los mejores terrenos para la verdejo –explica– son los que están justo en la parte más alta de esa ola, donde hay más suelo y el drenaje es mayor. La sauvignon blanc y la viura, en cambio, funcionan mejor en la parte baja donde hay más arcilla y algo de arena”.
François defiende una verdejo con su propia expresión aromática que “no tiene el lado herbáceo de la sauvignon blanc y va más hacia las frutas blancas e incluso la mantequilla”. Frente a la sauvignon, que suelen vendimiar antes de que alcance la madurez fenólica, cosechan la verdejo bien madura y con rendimientos comedidos (entre 55 y 65 hectolitros por hectárea). La nueva bodega con su ubicación totalmente independiente facilitará por otro lado el trabajo con levaduras indígenas. “Las levaduras seleccionadas –explica Lurton– nos han permitido hacer buenos vinos sin defectos con fermentaciones a baja temperatura. Pero ahora sabemos más y podemos trabajar con levaduras naturales”.
Toro, el gran desafío
En el año 2000 los hermanos Lurton, François y Jacques, unieron fuerzas con Michel y Dany Rolland para elaborar tintos de calidad en Toro.
El proyecto incluye 20 hectáreas de viñedo propio más otras 15 hectáreas procedentes de unos pocos viticultores. La mayor parte es viñedo viejo y, a menudo, como es habitual en la zona, de plantación directa o incluso parcelas prefiloxéricas. La filosofía es vendimiar sin nada de verdor para que los vinos puedan someterse a maceraciones relativamente largas de entre 20 y 30 días.
El gran desafío para François Lurton en esta zona de elevados grados alcohólicos es desarrollar vinos con elegancia y más fáciles de beber. De hecho, reconoce que sus primeros tintos poco tienen que ver con el estilo de las últimas añadas, que ofrecen un perfil menos estructurado y también con algo menos de color.
La bodega cuenta con una plantación experimental con alta densidad de cepas por hectárea. “Para obtener uva de calidad –defiende François– es necesaria una importante red de raíces en el suelo, pero si en lugar de tener una cepa que da cinco kilos tenemos cinco cepas que dan un kilo cada una, conseguiremos la misma cantidad de raíces. La uva madurará antes, habrá menos alcohol y podremos obtener vinos más acordes con las tendencias de consumo actual”.
En bodega, la elaboración está orientada a suavizar los taninos y obtener grados más bajos. La preferencia va claramente hacia los tanques de cemento en los que debido a la variación térmica más suave y a la ligera micro-oxigenación que tiene lugar en este material la sensación de los taninos es más redonda y los vinos se perciben como más acabados antes de pasar a barrica.
Desde 2009, además, destinan las uvas de las viñas más viejas a lo que denominan “microvinificación integral en barricas”. La idea es que haya una maceración prefermentativa en frío ayudada de hielo seco que puede llegar a ser de casi una semana. El efecto “extracción” se consigue desplazando las barricas por unos raíles y realizando bazuqueos con los mismos bastones que se utilizan para el bâtonnage en los blancos. Todos estos vinos fermentados en barrica conforman el corazón del Campo Elíseo, el top de Burdigala en Toro. Al final, explica Lurton, “se trata de buscar sistemas que nos permitan producir vinos menos rústicos y alcohólicos y conseguir también el mayor equilibrio posible de forma natural”.
¿Les ha perjudicado mucho a los tintos de Toro el actual cambio de rumbo hacia vinos más ligeros? “Estados Unidos es el primer mercado para el vino de Toro –contesta Lurton–; aquí no hay complejos por vinos de alto grado y se habla de equilibrio en lugar de alcohol, especialmente en la costa Oeste. En España los consumidores están bloqueados con respecto a algunas denominaciones y Toro sigue siendo muy difícil de vender; la fama mundial que se ha hecho en exportación no parece haber llegado aquí”.
Respecto al vino español en su conjunto, Lurton piensa que ha cambiado muchísimo, pero que no ha sucedido lo mismo con la imagen que se tiene de él en el exterior.
Si a los vinos españoles les queda mucho trabajo por hacer fuera, François Lurton tiene su propia tarea para dar a conocer sus etiquetas en España.
Ver cata de los vinos de Bodega Burdigala


