Sabores del sur
Viaje a Ceuta, encontrarse con un crisol de sabores y mar
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La ciudad española parece estar viviendo un momento dulce en lo que a gastronomía se refiere, con lugares donde encontrar productos autóctonos y una inmejorable oferta de tapeo, que anima a cruzar el Estrecho y disfrutar. Marián Campra García de Viguera
Llegar a Ceuta es toda una aventura a pesar de su cercanía a la península. En una hora se cruza en modernos ferris el Estrecho con unas panorámicas espectaculares. La ciudad en los últimos años ha crecido de forma considerable en la oferta del tapeo. Cosmopolita y luminosa, sus calles, sus paseos no dejan de mirar al mar. La gastronomía ceutí es muy variada por su multiculturalidad: cristianos, musulmanes, hebreos e hindúes, percibiéndose esta maravillosa fusión en la elaboración de sus platos. Existen pequeñas y animadas calles y plazoletas, donde modernos establecimientos ofrecen un festín de los más variados sabores. Destaca el tamaño de sus tapas que son más bien raciones servidas en platos grandes en muchos bares. Coloridas especias morunas y tradicionales pinchitos, curry y picante de la India, frescos pescados y mariscos, algunos únicos del Estrecho que solo podrás degustar en esta ciudad, como el borriquete o la sama. No faltan las salazones o el atún y sus más diversas formas de elaboración. En su coqueto casco urbano está el corazón del tapeo “caballa”, que así se apodan los ceutíes. No es baladí la abundancia de los pescados azules que usan en numerosas recetas: sardinas, jureles, bonitos o melvas.
Un chef marinero
Hugo Ruiz, chef de El Bugao, es de los pocos cocineros que son capaces de entrar en una almadraba, nadar con los atunes rojos, realizar un impecable ronqueo, y después preparar un delicioso y único tartar. Acude al popular mercado de abastos para elegir los pescados y mariscos que aporta el Atlántico y Mediterráneo. Su juventud no le aleja del éxito que ha logrado ya en poco tiempo con una “nueva cocina de vanguardia ceutí”. Su lema siempre es “respetar los sabores que salen del mar” y llevarlos a la mesa con originalidad.
La calle de las tapas
En la popular Jaúdenes, entre callejas pequeñas, encontramos en pocos metros un auténtico menú degustación del tapeo ceutí. Allí está, el gastrobar Albedrío con una gran variedad de tapas, y mesones como Pedro’s, La Dehesa, El Mentidero o La Trastienda donde se puede beber la cerveza local África Star, acompañada de las típicas salazones. No falta una tienda gourmet en esta calle, La Esquina Ibérica. Situada junto al paseo en la playa de La Ribera, un balcón a las concurridas playas tranquilas del Mediterráneo. Existe otra opción, que se encuentra en el Parque Marítimo del Mediterráneo creado por César Manrique. A unos cinco minutos caminando desde esta calle, en el llamado Poblado Marinero se nos ofrece algo distinto: el restaurante Refectorio dirigido por Rafael Carrasco muy reconocido por sus pescados a la sal, los mariscos y variados guisos del día. Mirando a la bahía, destaca su gran mostrador donde no falta un mero o un emperador recién pescado.
A un paso
A unos cinco minutos caminando desde el puerto y en la Plaza de África, entre Murallas Reales, una de las mejores opciones para hospedarse es el Parador Nacional La Muralla, por su céntrica ubicación y por estar junto a numerosos gastrobares y restaurantes. Entre jardines, algunas habitaciones se hallan dentro del recinto amurallado y otras disponen de vistas al litoral. Es buena idea tomarse un café tostado y elaborado en Ceuta (Borrás) en su bar con una mítica barra de madera.
Modernidad
En el nuevo gastrobar La Bodeguilla (calle General Serrano Orive, 5) de Juanjo Astorga, un experimentado chef ceutí, encontramos una cocina de vanguardia y de fusión con un sinfín de tapas. Abierto a finales de 2013, la presentación impecable y la originalidad de sus recetas le convierten en visita obligada. Ofrecen en su carta, que cambian cada temporada, los mejores pescados y carnes con un toque de especias. Basta darse una vuelta por su mostrador para recrear la vista y el paladar.
La mar de sal
De origen romano, la tradición de las salazones en Ceuta es tan antigua como la propia historia de la ciudad. En la zona conocida como La Almadraba se ubican más de una decena de rústicos secaderos que entre vientos de poniente y levante orean centenares de bonitos, voladores y agujetas. Unas cañas, unas cuerdas y un buen desangrado del pescado son la esencia de esta tradición local. Estas salazones se utilizan en numerosas recetas ceutíes y son un valor único en la gastronomía local.
Puras especias
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