Lo imprescindible
Nunca imaginamos un verano como éste. Un agosto de sonrisas ocultas tras mascarillas de incertidumbre, pero sonrisas al fin y al cabo. El mar sigue batiendo arena y azul como si esto no fuese con él. Mayte Lapresta
Los bosques susurran acogedores entre nieblas tempranas. La meseta, impertérrita, seca y austera, guarece propios yajenos tras muros blancos. El mundo, ahora más pequeño que nunca, parece inalterable ante el devenir humano. Pero no lo es. La conciencia ecológica y la responsabilidad medioambiental aparentan haber quedado para luchas futuras. Como un guante de látex nos hemos despojado de esa responsabilidad y lo hemos tirado a la basura. La prioridad inmediata es la salud y si quedan fuerzas, sostener esa debilitada economía. Cuando pasamos al segundo plano, surgen la fiesta, el disfrute y el placer que nos robaron y tanto necesitábamos. Y la conciencia ecológica, la voz de Greta y el efecto invernadero van cayendo en un letargo del que constará despertar. Los chefs, punta de lanza del slow food, impenitentes luchadores por el uso de recursos locales y la razonable temporalidad en los ingredientes, ahora pelean por la subsistencia de sus negocios. La huella de carbono preocupa poco. Hay que abrir y hacer caja. Hoy, en ese momento de olvido, Sobremesa -que luce más eco que nunca- rinde tributo a la lucha por un planeta sostenible, a lo imprescindible sin olvidar lo importante. El placer no está reñido con hacer bien las cosas. Y nos queda mucha vida y muchas risas para no ponerlas a buen recaudo.
SOBREMESA no comparte necesariamente las opiniones vertidas o firmadas por sus colaboradores.