El glamour de la abadía
Abadía Retuerta Le'Domaine
Etiquetada en...
Donde antaño consumían los monjes su frugal colación hoy puede disfrutarse de menús de alta cocina. Las celdas destinadas al rezo son ahora estancias de lujo y en las naves de la antigua su iglesia se celebran eventos de todo tipo. Álvaro López del Moral
Relax, historia y confort esperan al visitante en Abadía Retuerta Le’Domaine, un hotel vallisoletano de cinco estrellas emplazado sobre lo que en el siglo XII fue un monasterio de la orden premonstratense, perfectamente rehabilitado por el italiano Marco Sierra. El claustro, la sala capitular –actual salón de cócteles–, la vinoteca y todas las instalaciones han sido puestas al día dotándose del máximo de comodidades posible, pero manteniendo intacta una mezcla de estilos decorativos que transcurre entre el románico y el barroco, pasando por un gótico apabullante del que dejan constancia las numerosas bóvedas de crucería que salpican sus corredores.
Todo sin perder de vista el espíritu ascético de un edificio dotado con 18 habitaciones y tres suites de extra lujo, abiertas hacia el mar de cepas que extiende sus lindes hasta la cercana localidad de Sardón de Duero, en el centro de una finca de 700 has pobladas por chopos y encinas cuya extensión puede ser recorrida en bicicleta, a caballo, en globo aerostático o en helicóptero, lo cual convierte a este establecimiento en un importante impulsor para elsector enoturístico de la ribera del Duero. Buena parte de semejante heredad corresponde a los viñedos, divididos en 54 pagos que se trabajan por separado, dando lugar a algunos de los productos más significativos de esta acreditada casa (como Abadía Retuerta Selección Especial, la joya de la corona).
Mención aparte requiere el apartado gastronómico, que constituye una de las principales apuestas del local. Ubicado en el antiguo refrectorio de los monjes, bajo los auspicios de una pintura del siglo XVII que reproduce La última cena, abre sus puertas un exclusivo restaurante donde oficia con maestría el chef suizo Urs Bieri, quien procede del bistrot helvético Witschi (galardonado con dos estrellas Michelin). La suya es una cocina de proximidad con influencias francesas, en la que no faltan frutos y verduras de los huertos del dominio, pescados de bajura con variedad de guarniciones, reinterpretaciones de las carnes de la zona y postres elaborados en el obrador de la casa. Los vinos de la finca también están presentes, aunque no son los únicos, ya que la bodega contigua guarda verdaderos descubrimientos procedentes de todas partes del planeta.