De 2000 a 2009

Bodegas Roda muestra una década de Roda en una cata vertical

Viernes, 03 de Abril de 2015

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Las riojanas Bodegas Roda congregan en Madrid a cientos de profesionales del vino para catar diez añadas consecutivas de Roda y mostrar cómo influye la meteorología en el perfil de cada uno de los tintos. Raquel Pardo

En 2010 Roda (DOCa. Rioja) sorprendió al público profesional con una cata vertical de sus trece añadas hasta la fecha de sus vinos, y ya entonces su director general, Agustín Santolaya, quiso dejar claro que les interesa la relación que tiene un vino con la naturaleza y, más concretamente, con la meteorología que acompaña y determina el perfil de cada vino, cada año. El pasado 24 de marzo la historia se repitió con el vino “rojo” de Roda, llamado como la bodega (que cuenta con Roda I, el “negro”, y el especialísimo Cirsion, además de Sela, el último en salir y con perfil más comercial) y del que, en Madrid y ante decenas de profesionales, se mostraron diez añadas consecutivas, comenzando por la 2000: “Nos gusta enseñar una década con lo bueno y lo malo, para mostrar el espíritu de la bodega”, comentó Santolaya, y añadió que en Bodegas Roda “respetamos escrupulosamente la añada climática, no hay en nuestros vinos una sola gota de vino de otra añada, porque solo así se aprecia la relación maravillosa entre el vino y su año de cosecha”.

 

[Img #6768]Santolaya, que prefirió hablar de “paisaje” antes que de terroir por el significado de aquel término de “interacción del hombre con la naturaleza y relación del hombre con la viticultura, que es el cultivo más telúrico y, a la vez, más celeste”. Explicó el procedimiento de elaboración de los vinos Roda y Roda I, procedentes ambos de 17 parcelas o parajes  de tempranillo, garnacha y graciano, que se vinifican por separado en diferentes tinos de roble y, según sean sus aromas y sabores, tendentes a la fruta roja, más fresca, o negra, más madura y que dé vinos más longevos, se destinan al primero o al segundo vino. La diferencia es, pues, organoléptica, aunque Santolaya recalca que los Roda I y su materia prima son más difíciles de conseguir, de ahí también su precio, más alto que el de su hermano “rojo” (la diferencia es de unos doce o 15 euros, de los 23 de Roda a los 38 de Roda I aproximadamente en tiendas).

 

La cata

 

Comenzó con la descripción de la cosecha 2000 y sus particularidades, un año en el que “se empezaron a notar los efectos del cambio climático”, con un vino fresco, sabroso y con una viva acidez.

 

Roda 2001: un vino mucho más completo y fruto de un año “impecable, con el que todos soñamos”, comentó Santolaya, intenso, repleto de matices, de mineralidad y elegancia muy presentes.

 

Roda 2002: no está entre las mejores cosechas de Rioja, y en la bodega resultó un vino con notas de monte y ligeramente anisado, con buena acidez y ligero, fácil de beber.

 

Roda 2003; procedente de un año con un verano cálido en exceso que se nota en el vino, maduro, licoroso pero que conservaba la finura, sabroso.

 
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Roda 2004 y 2005: el primero opulento y carnoso, potente, el segundo dentro de las cosechas míticas del siglo XXI en Rioja, que en Roda se traduce en un tinto concentrado, maduro, intenso, sabroso, con fuerza y corpulencia, preparado para el paso del tiempo.

 

Roda 2006: precedido por las imponentes añadas 04 y 05, parecía menor a su lado, aunque demostró ser un vino repleto de finura, uno de los más elegantes de la cata en ese momento, redondo, vivaz, repleto de matices, frutal, floral, especiado.

 

Roda 2007: un año en que la bodega tuvo una producción baja debido al mildiu y la sequía, con un vino de carácter atlántico, muy potente, con fuerza tánica, sabroso.

 

Roda 2008: vuelve a haber una añada de influencia atlántica, de la que resulta un vino fresco, con notas florales y de tinta, sabroso, frutal, largo e intenso.

 

Roda 2009: marcado por una vendimia algo adelantada y el perfil mediterráneo, con notas de laurel y bayas, goloso, sabroso.

 

Para la cata se descorcharon más de 200 botellas y se sirvieron más de 2.700 copas, repartidas entre más de 205 puestos de cata donde se encontraban compradores, sumilleres, aficionados y prensa.

 

 

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