Artadi, fuera de Rioja
Juan Carlos López de Lacalle, en busca de la identidad

No es el primero que abandona una DO, pero al ser una bodega de prestigio y afectar a la D.O.Ca. Rioja su caso ha sido sonado. Su motivo: el desamparo ante la necesidad innegociable de proteger e impulsar los vinos de calidad. Mara Sánchez. Imágenes: Álvaro Fernández Prieto
Había avisado hace más de un año en una entrevista en el diario La Rioja, y si bien en un primer momento causó bastante revuelo y semanas de especulaciones, después las aguas volvieron a su cauce. Terminó el ruido y la supuesta calma invitaba a interpretar que la pretensión de Juan Carlos López de Lacalle quedaba en stand by. Todo lo contrario. La decisión estaba tomada, solo esperaba el momento. Y de repente, a finales de año, llegó la revolución, por mucho que su protagonista se muestre modesto. “No sé si hemos llegado a una revolución, pero creo que estamos construyendo una nueva etapa y por eso estoy feliz, a pesar de que muchos nos acusen de querer destruir. Se hace necesario un nuevo modelo de negocio porque el actual nos lleva al empobrecimiento, a perder la identidad, nuestra personalidad y la calidad en esta huida hacia delante de un sector obsesionado por producir más y más, lo que considero un error”. Parece que va a hablar claro porque está convencido de que la decisión que ha tomado está justificada. Pero, ¿por qué ahora si el desacuerdo con las políticas del Consejo Regulador viene de largo? “Porque no tengo tiempo de esperar, lo llevo pensando hace unos años y he visto que si no hacía algo, nadie movía ficha... Y estoy tremendamente contento porque en menos de un mes empiezan a verse movimientos”. Sus argumentos pasan por la necesidad de poner en valor diferentes atributos históricos, humanos, naturales y culturales, que influyen en la elaboración del vino: “Estamos sobrados de argumentos de venta y eso no se puede perder. Creo que caminar por ahí favorecerá muchísimo a la comarca, a Rioja y a España porque crearemos un país vitivinícola más rico, de más futuro”. Y recurre a un dato: “Somos los que más producimos, pero el país que más barato vende. Esto nos debería hacer reflexionar”.
Un camino sin retorno
![[Img #9941]](upload/img/periodico/img_9941.jpg) Lo que está claro a día de hoy es que Artadi no necesita a Rioja, es una marca en sí misma, lo que hace que tomar una decisión de este calado pueda resultar algo más sencilla a pesar de lo que conlleva. En todo caso sus razones convierten su marcha en un acto comprensible e incluso que otros muchos podrían plantearse... Si disfrutaran de esa misma posición en el mercado y elaborasen un similar número de botellas (300.000-400.000 al año). Su descontento resultaba evidente y el Consejo Regulador lo conocía, pero en estos 12 meses ninguna de las dos partes parecía dispuesta a negociar ni a entenderse pues reconoce que tan solo se reunió una vez con el anterior presidente de la denominación. Juan Carlos se justifica, no considera que tuviera que revelar sus pretensiones ni proponer soluciones porque “no tenemos representatividad en el Consejo, son ellos los que tienen el poder y la capacidad de decisión porque son los que más litros venden, nosotros no teníamos ninguna fuerza”.
Lo que está claro a día de hoy es que Artadi no necesita a Rioja, es una marca en sí misma, lo que hace que tomar una decisión de este calado pueda resultar algo más sencilla a pesar de lo que conlleva. En todo caso sus razones convierten su marcha en un acto comprensible e incluso que otros muchos podrían plantearse... Si disfrutaran de esa misma posición en el mercado y elaborasen un similar número de botellas (300.000-400.000 al año). Su descontento resultaba evidente y el Consejo Regulador lo conocía, pero en estos 12 meses ninguna de las dos partes parecía dispuesta a negociar ni a entenderse pues reconoce que tan solo se reunió una vez con el anterior presidente de la denominación. Juan Carlos se justifica, no considera que tuviera que revelar sus pretensiones ni proponer soluciones porque “no tenemos representatividad en el Consejo, son ellos los que tienen el poder y la capacidad de decisión porque son los que más litros venden, nosotros no teníamos ninguna fuerza”.
El motivo del conflicto es la amplia extensión que abarca esta zona vinícola, con una amplísima variedad de vinos y bodegas, pero donde se trata a todos por igual lo que, consideran desde Artadi, diluía el mensaje que se quería transmitir. Por el contrario, lo que ellos defienden es la identidad, la necesidad de distinguir por zonas, suelos, viñedos, y no solo por tiempo de crianza. “Pero ahora el Grupo Rioja, mayoritario en el Consejo, se apunta a la segmentación y ha pensado que se van a hacer vinos de parcela, de pueblo, comarca, de subzona, y un genérico de Rioja. Me alegro muchísimo de este repentino cambio y estoy satisfecho de que nuestra salida lo haya provocado”. López de Lacalle pretendía destacar el valor del paisaje, de la tierra de la que proceden sus uvas, el cultivo ecológico, una agricultura sostenible, “pero me prohibían ensalzar lo que nos distingue”, denuncia, y por lo que esta relación estaba abocada a la ruptura, rebelándose contra quienes le acusan de marcharse por intereses políticos, algo que niega sin más. En las etiquetas de sus vinos ya solo se especifica Álava, a la espera de poder incluir el nombre del pueblo, Laguardia. Irónico si tenemos en cuenta que mientras han estado al amparo de la D.O.Ca. Rioja lo que no se les permitía era Álava , pero sí Laguardia.
Tres décadas de historia
![[Img #9939]](upload/img/periodico/img_9939.jpg) Juan Carlos López de Lacalle es ingeniero agrónomo, y bodeguero desde mediados de los 80 en la cooperativa Cosecheros Alaveses, que en el año 92 pasa a su propiedad y se convierte en Bodegas y Viñedos Artadi. Representa la cuarta generación de una “familia de viticultores”, como le gusta referirse a sí mismo, y su hijo Carlos, enólogo, trabaja también con él, aunque en el momento de esta entrevista se encuentre en Estados Unidos. Están poniendo en marcha una joint venture con Mondavi para desarrollar el mercado americano.
Juan Carlos López de Lacalle es ingeniero agrónomo, y bodeguero desde mediados de los 80 en la cooperativa Cosecheros Alaveses, que en el año 92 pasa a su propiedad y se convierte en Bodegas y Viñedos Artadi. Representa la cuarta generación de una “familia de viticultores”, como le gusta referirse a sí mismo, y su hijo Carlos, enólogo, trabaja también con él, aunque en el momento de esta entrevista se encuentre en Estados Unidos. Están poniendo en marcha una joint venture con Mondavi para desarrollar el mercado americano.
La bodega acaba de cumplir 30 años y de aquellos inicios Juan Carlos recuerda lo mucho que trabajó junto a su mujer, Pilar, para que el proyecto avanzara. Llegaron a montar una tienda de vinos con restaurante –la vinoteca Latorre-Laorden– donde él se ocupaba de la cocina y ella de la sala. Radicada en lo que es hoy la residencia familiar, fue en origen una bodega, donde se conservan estupendas cuevas subterráneas que desde primavera hasta octubre añejan sus grandes vinos.
En Artadi solo elaboran tempranillo e intentan que la intervención del hombre en el campo sea mínima. Respetar el viñedo y el entorno natural es su máxima. Que sus vinos tengan raíces, que se identifiquen con el lugar en el que nacen. Por eso solo trabajan con variedades autóctonas y viñedos propios, planteamiento que ha regido después sus proyectos en Navarra y Alicante, Artazu y El Sequé, respectivamente. A la Comunidad Foral llegaron en 1996 para elaborar garnacha y tres años después empezaron con la monastrell en la localidad alicantina de El Pinoso. López de Lacalle, además, fue pionero en suprimir de las etiquetas los indicativos tradicionales de crianza porque defiende que cada vino y cada añada requiere un tiempo de madera. Solo trabaja con barricas nuevas y la media de crianza de sus vinos está en 10-14 meses. “Me obsesiona la esbeltez y la belleza, son vitales para hacer grandes vinos de emoción. Los vinos delgados, finos, no me gustan porque quiero encontrar cosas, vinos que me atrapen”. También se reconoce un obseso por la limpidez de la fruta, “el vino tiene que ser frutal hasta la saciedad”. Artadi se nutre de 80 hectáreas repartidas en 46 parcelas, todo en ecológico y creyente confeso en la biodinámica aunque no la practiquen en sentido estricto todavía. Lo que van a empezar a hacer es etiquetar como ecológico.
![[Img #9942]](upload/img/periodico/img_9942.jpg) Aboga por el imperio de la naturaleza sobre todas las cosas. En esta ortodoxia por la que camina, la clonación es para López de Lacalle una aberración total, “es hacer ovejas Dolly, todas iguales, a la vez que se pierde la autenticidad, la biodiversidad”.
Aboga por el imperio de la naturaleza sobre todas las cosas. En esta ortodoxia por la que camina, la clonación es para López de Lacalle una aberración total, “es hacer ovejas Dolly, todas iguales, a la vez que se pierde la autenticidad, la biodiversidad”.
Las viñas de Artadi están muy cerca de la bodega y sus parcelas de cepas viejas más especiales están perfectamente identificadas y embotelladas, “porque en cada una de ellas tenemos diferentes vinos con diferentes singularidades: Valdeginés, Poza de Ballesteros, El Carretil y El Pisón. Porque aquí lo realmente importante, lo intrasferible, es el suelo”. Es sobre una de esas parcelas donde la emoción asoma a sus ojos. Visitamos el pago de El Pisón, el gran vino de la casa que tan grandes reconocimientos ha tenido. Aunque más allá del aplauso y las altas puntuaciones, para Juan Carlos es especial por la carga afectiva que contiene, “su fuerza está en el alma, en el espíritu”. El Pisón es un homenaje a su abuelo, una de las personas más importantes de su vida, quien le enseñó a escribir y a leer. El vino nació en 1991 a partir de una viña que había plantado su abuelo en 1945. Para Juan Carlos es un vino espiritual, de recuerdos, puro sentimiento. “El Pisón genera emoción y ante esto uno pierde la perspectiva”.
Un debate abierto
Son muchos los bodegueros riojanos que reconocen que esta marcha ha sido el detonante para que en el Consejo Regulador se acelere la toma de decisiones en forma de cambios necesarios, como todos califican. Dicho esto, no abundan los que acepten posicionarse públicamente, aunque comprendan la decisión de López de Lacalle y califiquen de enriquecedor el debate generado. Quienes declinan manifestarse remiten a la versión oficial. Lo más reciente al respecto, la intención desde la denominación de identificar “los vinos superiores”, categoría que ahora toca definir. No obstante, Agustín Santolaya, director técnico de Bodegas Roda; Juan Luis Cañas, máximo responsable de Bodegas Luis Cañas, y Eduardo Muga, en representación de Bodegas Muga, no han dudado en hacer pública su opinión.
Aseguran que todos conocían las (anunciadas) pretensiones de López de Lacalle, pero lo consideran una enorme pérdida para la denominación por tratarse de una bodega de tal prestigio, aparte de un acto de valentía, en palabras de Juan Luis Cañas. Según Santolaya, “una decisión de este calado responde a muchos motivos, pero me hubiera gustado que dentro de la D.O. se hubiesen encontrado soluciones”. En el mismo sentido lo valoran desde Muga. Les habría gustado que se quedara para “hacer fuerza entre todos los que defendemos la calidad por encima de todo, porque en Rioja hay cosas que cambiar. ¿Cómo no va a haber frustración cuando algunos de los productores que hacen grandes aportaciones al prestigio de la zona tienen tan poco peso en el Consejo...?”. La familia riojana afirma que “es una amenaza real para el prestigio y el futuro de esta denominación que se permitan ciertas calidades de vino y precios muy bajos”.
![[Img #9943]](upload/img/periodico/img_9943.jpg) Juan Luis Cañas, vecino de Rioja Alavesa, coincide con Santolaya en señalar el tamaño de la D.O. como origen del problema. “Entiendo que las mayorías mandan sobre las minorías, pero en Rioja hay numerosas bodegas, pequeñas y medianas, que no están protegidas”, apunta sin tapujos. “Sobre todo –explica– esas que practican una viticultura diferente, manejan muy bien los viñedos más viejos, controlan sus rendimientos, emplean barricas más nuevas... Un esfuerzo que no se pone en valor en sus etiquetas”. En ese mismo sentido opina Santolaya. “A día de hoy los órganos de decisión los ocupan los grandes operadores, lo que hace difícil que los productores pequeños de calidad se sientan cómodos. Por eso hay que replantear el modelo, hablar solo de Rioja Alta, Rioja Baja y Rioja Alavesa es una enorme simplificación. Sería muy positivo que en las etiquetas pueda indicarse el término municipal de procedencia y la parcela. La información es la mejor arma para el consumidor, siempre que a priori no se cataloguen esos municipios o parcelas por categorías pues la heterogeneidad de los suelos es tal que en una misma localidad hay zonas estupendas y otras que no pasan de mediocres”. Para Muga parte de la solución pasa por controlar las producciones y reclaman un nuevo sistema que informe al consumidor de manera fehaciente “porque hoy incluir 'gran reserva' en una etiqueta no es garantía de calidad. El futuro pasa por poner en valor la riqueza de suelos que tenemos en Rioja”.
Juan Luis Cañas, vecino de Rioja Alavesa, coincide con Santolaya en señalar el tamaño de la D.O. como origen del problema. “Entiendo que las mayorías mandan sobre las minorías, pero en Rioja hay numerosas bodegas, pequeñas y medianas, que no están protegidas”, apunta sin tapujos. “Sobre todo –explica– esas que practican una viticultura diferente, manejan muy bien los viñedos más viejos, controlan sus rendimientos, emplean barricas más nuevas... Un esfuerzo que no se pone en valor en sus etiquetas”. En ese mismo sentido opina Santolaya. “A día de hoy los órganos de decisión los ocupan los grandes operadores, lo que hace difícil que los productores pequeños de calidad se sientan cómodos. Por eso hay que replantear el modelo, hablar solo de Rioja Alta, Rioja Baja y Rioja Alavesa es una enorme simplificación. Sería muy positivo que en las etiquetas pueda indicarse el término municipal de procedencia y la parcela. La información es la mejor arma para el consumidor, siempre que a priori no se cataloguen esos municipios o parcelas por categorías pues la heterogeneidad de los suelos es tal que en una misma localidad hay zonas estupendas y otras que no pasan de mediocres”. Para Muga parte de la solución pasa por controlar las producciones y reclaman un nuevo sistema que informe al consumidor de manera fehaciente “porque hoy incluir 'gran reserva' en una etiqueta no es garantía de calidad. El futuro pasa por poner en valor la riqueza de suelos que tenemos en Rioja”.
Respecto a la posibilidad de zonificar, Juan Luis Cañas cree que es mucho más importante el trabajo que realiza el viticultor. “La subzona ya puedes ponerla, pero eso no identifica nada porque dentro de una subzona hay paisajes y calidades muy diversas. Más aclaratorio y fiable es el pueblo. Pero la calidad superior la da, sobre todo, el trabajo que se hace en la viña, en la bodega y el nivel de exigencia del propio viticultor”.
Preguntados sobre el reconocimiento que se propone dar a los “vinos superiores de Rioja" los tres señalan que existen mucho antes de que se acuñe este concepto. Para el responsable técnico de Bodegas Roda, “quizás la solución venga tanto por definirlos como por evitar que existan vinos inferiores”. Y añade que “sería inadmisible que un intento de borgoñización territorial cambie o enturbie la imagen de los grandes vinos que se han hecho y se hacen en Rioja”. Incluso plantea una pregunta: “¿Por qué tiene que ser mejor un vino hecho con uvas de una única parcela que otro hecho con las de varias parcelas únicas?”. En todo caso, ninguno teme que la situación creada dañe la imagen de Rioja, “lo que afecta de verdad es la falta de calidad”, opinan en Muga. “Hacen más daño los vinos impersonales a precios ridículos que ocupan los lineales del mundo entero”, añade Santolaya.








 
 
                        
                        