Responsable de la sección de vinos de Makro, sumiller
Andrea Alonso
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"El precio es el factor más determinante a la hora de elegir un vino" Juan Manuel Ruiz Casado y Saúl Cepeda
A menudo se dice que el mundo de la sumillería está falto de profesionales que aúnen carisma y conocimiento, nuevos rostros y nuevas miradas capaces de añadir valores al oficio. Andrea Alonso viene a cubrir ese espacio. Sin prisa pero sin pausa, la uruguaya ha ido escalando puestos en el escalafón vinícola llevada en un primer momento por la curiosidad (“es mi arma preferida”, dice; “si no siento curiosidad por algo, si noto que no me aporta, que no me llena, acabo dejándolo”) y más tarde por un estudio concienzudo de los vinos y su contexto, sobre todo en lo que tiene que ver con las posibilidades de venta y las estrategias para ampliar mercados.
Andrea Alonso es el ejemplo de que, en el vino, quien quiere, puede. Con un tesón envidiable y unas ganas constantes de aprender, los buenos resultados obtenidos en el Sheraton de Buenos Aires la condujeron a la dirección de la bodega de uno de los restaurantes más solicitados del país andino (La Cabaña), donde se encargaba de seleccionar, renovar y cuidar un total de cuatrocientas referencias dominadas por las marcas de las regiones argentinas pero con presencia de grandes tintos y blancos franceses, americanos y europeos.
La joven que en la primera cata de su vida reconoce haber vivido “una especie de descubrimiento”, pasó pronto de indagar sobre variedades y estilos a comprender que “podía llegar a vivir del vino”. Hoy forma parte de un escogido grupo de sumilleres que está llamado a heredar las enseñanzas y la repercusión alcanzada por los viejos maestros del oficio.
Discreta aunque con carácter, atenta a todo lo nuevo aunque sin alardes, Andrea Alonso es de esas sumilleres de gustos anchos y pies pegados al suelo. Seguramente, su cercanía con los consumidores, tanto en el marco del restaurante de lujo como en el diseño de la oferta vinícola para una gran superficie, ha ido añadiendo dosis de realismo a su trabajo. “Actualmente”, asegura, “ningún criterio es tan determinante como el del precio a la hora de elegir un vino. Por supuesto hay clientes para todo tipo de vinos, y en determinados sectores sociales sigue tiendo peso el carácter varietal, la región o el estilo del vino. Pero hoy el precio es el factor decisivo que lleva a una persona a comprar una marca o a dejarla en la estantería del mercado”.
Y a ella, ¿qué le gusta? “Depende del día, y del momento. Adapto mucho mis vinos a la circunstancia concreta en la que voy a beberlos. No tengo un perfil determinado. Me gusta el champán pero, si el día lo pide, también puedo elegir un rosado fresquito y disfrutarlo mucho. En tintos prefiero los estructurados pero con la condición de que al mismo tiempo sean sedosos”.
La patria tira
La marcha de Juan Manuel Terceño al grupo González Byass provocó que Andrea Alonso se convirtiera en la responsable de la división vinícola de Makro. La sumiller no se lo pensó dos veces y se trasladó a Madrid para desempeñar su nueva labor. Hasta ese momento sus responsabilidades en este grupo no habían dejado de agrandarse. Su estancia en España no le ha hecho olvidar sus gustos patrios. Como buena uruguaya, le encanta la uva tannat.