Programa gastronómico Swiss International Air Lines

Los primeros diez años de vida del programa gastronómico de la compañía Swiss International Air Lines (SWISS) no han podido ofrecer un balance más satisfactorio, como se constató en la convocatoria de prensa y de agentes del sector turístico celebrada recientemente en Zúrich. Como no hay mejor demostración gastronómica que probar productos y recetas, el acto regaló al público asistente la posibilidad de tomar platos elaborados por importantes chefs suizos, una degustación que ayudó a constatar lo que ya sabemos: que Suiza es una potencia gastronómica de primer orden.

El país de los cantones cuenta con una despensa que va más allá del tópico de los riquísimos gruyère o Tête de Moine, y su nómina de cocineros incluye profesionales de una formación poco habitual así como de un admirable sentido del equilibrio a la hora de combinar ingredientes. El sabroso tartar de salmón del cocinero André Jaeger, uno de los colaboradores del programa de la compañía aérea, dejó patente el indudable nivel que atesora la culinaria suiza, en la que no dejan de detectarse múltiples influencias (italiana, francesa, alemana) aunque bien asumidas y reorientadas a la búsqueda de una línea de sabores propia. Un plato aparentemente sencillo y hasta aburrido si atendemos a su enunciado, Ravioli de rúcula, fue capaz de deparar curiosas sorpresas gustativas, gracias sobre todo a un arriesgado manejo del picante, a partir de guiños a la cocina italiana.

La jornada también incluyó un paseo por las estancias del aeropuerto de Zúrich dedicadas a la preparación de platos, toda una prueba del trabajo que implica y exige dar de comer en el aire con calidad y sensibilidad. Un ejército de cocineros y ayudantes se afana diariamente en la selección de ingredientes y en la elaboración de cientos de platos para que los clientes de la Swiss los disfruten en el aire.