Despedida, por Massimo Galimberti

Carlos Falcó

Sábado, 21 de Marzo de 2020

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Ha fallecido hace unas horas un grande del vino de España. Massimo Galimberti, editor de Sobremesa y presidente de Vinoselección

Mi amigo Carlos Falcó, Marqués de Griñón, ya no está entre nosotros. Fue persona con una vida intensa y fructífera que supo innovar, emprender nuevos caminos, desoír las opiniones convencionales y, muy especialmente, todo lo que hizo, lo hizo limpio. 
 

Recuerdo con afecto el comienzo de los años 80 cuando un entonces desconocido productor (desconocido como productor, entendámonos, que en otros terrenos de la vida se había dado ampliamente a conocer) propuso a Vinoselección, en aquel momento un club de vino casi incipiente, un vino elaborado en la zona de Toledo.

 

Comercializar un vino así, especialmente en aquellos años en los cuales el público estaba mucho menos abierto que ahora a salir de los senderos habituales, era una apuesta. Llegamos a un acuerdo y el vino fue un éxito.

 

Carlos, generosamente, siempre me agradeció aquel pedido inicial y salimos de esta operación amigos para toda la vida.

 

Luego, sus vinos y sus técnicas ganaron fama y reconocimiento (como él dijo en una ocasión, “al final la Comunidad ha entendido que es mejor apoyarme que multarme”) y hoy en día aquellos viñedos que desafiaron trabas administrativas, incorporados en la bodega Dominio de Valdepusa, han alcanzado la prestigiosa y muy escasa denominación de Vinos de Pago.

 

Paralelamente a esta, levantó su otra bodega, El Rincón, donde elabora vinos de la DO Vinos de Madrid.

 

Su inquietud y su pasión por la agricultura y el campo le llevó a elaborar aceite. Otra vez, escogió su propio camino. Quiso apoyarse en los conocimientos de expertos toscanos, reunió los capitales para montar una almazara con tecnología de vanguardia y sus aceites triunfaron, así como habían triunfado sus vinos.

 

Para terminar, quizás lo mejor sea repetir lo que sinceramente manifesté arriba: todo lo que hizo, lo hizo limpio.

 

Esta noche, con mi mujer, Sonia, que también le conocía y le quería, descorcharé una botella de él de los 80 que todavía conservo. Seguro que me sabrá a gloria.

 

 

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