Wine + Food El Palace
El Palace, un lugar eterno repleto de romanticismo

Recorremos la Gran Vía de les Corts Catalanes. A la derecha en un breve paseo, el Barrio Gótico; en el camino las grandes boutiques de moda, muy cerca La Boquería y les Rambles. El taxi atraviesa la encantadora ciudad de Barcelona. Claudia Navarro. Imágenes: Arcadio Shelk
Aparca ante la suntuosa fachada de uno de los hoteles históricos con más encanto, El Palace. Diligentes, dos mayordomos uniformados recogen el equipaje y en menos de un minuto ya estás instalado en sus espectaculares salones. Hablamos de uno de los lugares icónicos de la ciudad, un hotel creado en 1919 propiedad de la cadena hotelera Ritz que hoy se mantiene al margen de las grandes marcas hoteleras lo que le obligó a cambiar su nombre al actual El Palace. Podríamos gastar palabras en describir sus luminosas 120 habitaciones, su respetuosa decoración que conserva todo el aire aristocrático de los orígenes sin evitar ni el más mínimo detalle destinado a proporcionar lujo y comodidad. También recorreríamos sus salones acristalados de techos infinitos o sus coquetos rincones alabando cada antigüedad. Pero los valores que diferencian El Palace hoy son otros, aunque no se ha perdido ninguno de los esenciales y necesarios. El inquieto equipo de marketing del hotel nos sorprende con ideas e iniciativas rompedoras que comulgan con un público joven y local abriendo la inmensa puerta giratoria de El Palace a ritmos e inquietudes distintas.
Actual
Una dilatada historia convive magníficamente con los destellos más actuales trasmitiendo refinamiento y mimo.
Habanos
En una sala cercana a su bar inglés Bluesman, se encuentra el Club de Fumadores en la que antes era la carbonera del hotel.
Gran Via de les Corts Catalanes, 668. Barcelona. Tel.: 935 101 130
Timeline
En 1917 la cadena hotelera Ritz Development Company pone en marcha su hotel Ritz Barcelona, el primero de la firma que no se construía en una capital de país. Conceptos: sofisticación y lujo. En plena Primera Guerra Mundial, el proyecto del arquitecto Eduard Ferrés abre sus puertas. Siempre acogió personalidades y realeza. Trasformado en Palace Barcelona, realizó recientemente una perfecta reforma integral.
Un jardín en la azotea
El llamado Jardín Diana es un espacio lleno de romanticismo y verdor con 750 metros cuadrados divididos en pequeños espacios donde pérgolas, fuentes y plantas otorgan intimidad y carácter. Por supuesto, suman su piscina panorámica y un restaurante acristalado, Winter Garden, que sirve una equilibrada cocina mediterránea (atentos a sus arroces) y un menú ejecutivo del chef Daniel Padró. En los rincones exteriores, tapas de autor, coctelería y hasta cine y música en directo.
Sorpresa underground
Su bar inglés, situado en el sótano, es un lugar digno de conocer. Con ese toque clandestino, Bluesman Cocktail sorprende en sus pocas mesas y su fastuosa barra con una carta clásica pero impecable de destilados. Es un secreto a voces que las noches de El Palace se llenan de actuaciones de soul, jazz, swing, bossa nova, funk o incluso flamenco. Ambiente coqueto e intimista, tan delicioso que da miedo hasta contarlo.
En la cocina
Sensibilidad L´éclair
Quizás no es su sala más imponente, pero es el centro sobre el que gira toda la actividad del hotel. El restaurante L´Éclair, con su toque francés y su glamuroso servicio, ofrece una cocina muy trabajada de producto de lujo, desde el tartar de cangrejo en su archifamoso Aguacate-crab, la vieira asada servida a modo de ceviche templado hasta un imponente bacalao confitado. El cochinillo confitado con terrina de manzana culmina el menú.
El chalet alpino
Durante el invierno, la azotea de El Palace toma un aspecto inusual. Marcando la séptima planta del ascensor nos elevamos a las cumbres de los Alpes. Volamos a Suiza, a una pequeña cabaña de alta montaña. A nuestros pies, Barcelona, pero en el alma, las nieves eternas. El fuego crepita toda la noche para acompañar una decoración montañesa sorprendente y una gastronomía tradicional basada en fondue y raclette con un menú especial ideado por el chef ejecutivo Miguel Costa. Sin duda, una manera de viajar gastronómicamente sin salir de la ciudad.