Rekondo

Pº de Igueldo, 57.
Tel.: 943 212 907.

Las tres formas de catar la colosal oferta gastronómica donostiarra son de sobra conocidas: pintxos en barras rebosantes y animadísimas para los que quieran comer informalmente, mesas de copetín con los genios de la vanguardia para los bolsillos pudientes y restaurantes que propagan esa cocina tradicional guipuzcoana tan apreciada por todos, sustentada en fantásticas materias primas y hechuras inteligentes. Este último apartado, aunque parezca mentira, es el más difícil de encontrar por Donostia, en estado de gracia a tenor de la profusión de locales volcados en la materia. Uno de los que justifica su leyenda es este maravilloso caserío donostiarra colgado en un recodo con curva de aúpa en la subida al monte Igueldo y que comanda el sabio Txomin Rekondo. Leyenda por partida doble, pues algunos de sus platos de toda la vida son sencillamente apoteósicos, como el txangurro (centollo) al horno, de una delicadeza suprema, donde destaca el sabor a roca y marea de sus carnes en un relleno suave, con punto de gratín justo y sin esas salsas pesadas y aderezos excesivos de pan rallado que desvirtúan tan noble bocado. El otro mito de la casa es su fastuosa bodega de más de cien mil botellas, con generosa representación de prácticamente todos los vinos y viñedos más destacados del planeta y, sobre todo, de la joyería top enológica (unas treinta añadas de Vega Sicilia y otras tantas de los históricos franceses: Pétrus, Château Lafite-Rothschild, Château Latour, Château Margaux…). A cargo de semejante arsenal el joven sumiller argentino Martín Flea, una enciclopedia viviente del universo de Baco.

> Cierra martes noche y miércoles. Precio medio 50-60€. Cuenta con una bodega de más de 100.000 botellas con todas las joyas enológicas mundiales.