Templo del producto en la capital

Taberna Pedraza: por qué apuntarla en tu agenda gastro

Martes, 21 de Octubre de 2014

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Tras unos meses de recorrido, puede que el furor por este rincón del gusto haya amainado, pero esa calma solo puede llevar a una conclusión: Taberna Pedraza está aquí para quedarse. Buena noticia, porque la necesitamos. Raquel Pardo

Muchas son las razones por las que Taberna Pedraza, uno de los restaurantes de cocina de mercado que más fiebre foodie ha levantado últimamente en la capital, debería estar en la agenda gastronómica de “sitios que probar” o “lugares para repetir”. Pero si hay que destacar una por encima de todas, es que se come muy bien, aunque parezca una obviedad. Sí, porque cuando uno va con ilusión a un sitio del que le han hablado estupendamente, a veces se lleva chascos de todo tipo. Pese a que pueda haber quien critique al local de Santiago Pedraza y Carmen Carro por otros aspectos que, por qué no, hayan de pulirse, es indiscutible que en Pedraza, sí, se come muy bien.

 

Eso no quita para que haya otras razones por las que apuntar con rotulador a este local del barrio de Retiro en una agenda foodie:

 

El producto: es una de las obsesiones de su propietario. No para hasta que encuentra aquella ventresca que procede del mar directamente sin pasar por un congelador, o aquellas patatas ideales para la cocción de su tortilla. El producto es el absoluto protagonista de los platos de la casa, y por esa razón puede gustar o no su preparación, pero no será por culpa de la materia prima.

 

Las tortillas: la tortilla de Betanzos, como se llama en la carta, es una de las tortillas consolidadas de la capital, hasta el punto de que en estos días Pedraza está cocinando a un ritmo de 50 unidades diarias. Aprendidas en el restaurante O’Pote de la localidad coruñesa, Carmen Carro pone manos a la obra para hacer un plato con sabor tradicional y huevos gallegos con un máximo de cuatro días desde la puesta. Un lujo a 10,50 la unidad.

La crisis: porque gracias a ella Carmen realizó un sueño que tenía aparcado, el de cocinar, y gracias a ese espíritu emprendedor (que de toda la vida ha sido el buscarse las habichuelas) que ha inundado la sociedad española, Santiago Pedraza apoyó, con un proyecto empresarial sólido, a su esposa en su nueva actividad. Que de todas las crisis salga un restaurante así, como mínimo.[Img #5623]

 

La conciencia: o mejor, el tesón y cierta dosis de obsesión de Pedraza por encontrar lo que, a su juicio, es la mejor materia prima para sus platos. Desde la chistorra (Patxi Larrañaga) a la carne (Cárnicas Lyo), pasando por las anchoas (Sanfilippo) y, claro, los huevos (Coren).

 

El entusiasmo: cuando uno se dedica a aquello que le apasiona, normalmente el trabajo se hace con deleite, y es más sencillo entregarse a la actividad laboral. Eso es lo que parecen haber encontrado los Pedraza&Carro en su taberna, una excusa para desatar su pasión… por la gastronomía. Y que vuelve a redundar, claro, en la satisfacción hambrienta del comensal.

 

Pero falta otra razón…

 

Los vinos: con una carta elaborada por el sumiller y distribuidor Nicolás Fernández Trujillo, la carta apuesta por una muestra nacional donde no faltan ni los ruedas, ni los riojas ni los riberas, pero donde también se puede elegir (qué gran palabra tratándose de una carta de vinos) entre alguna muestra madrileña, catalana o navarra, además de un par de vinos dulces de Montilla y Oporto. Además, la mayor parte de ellos se sirven por copas, unos recipientes que, en Pedraza, no suelen pasar de los tres euros.

 

Si estas no son razones suficientes, quizá deberías acercarte a probarlo y encontrar la tuya.

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