iO

 Muchos somos los que recordamos con cariño el trato delicado y la bellísima cocina de Príncipe de Viana. Con una remodelación radical que ha dejado atrás el carácter antiguo (y anticuado, aunque encantador) de este magnífico restaurante, sus salas vuelven a acoger la culinaria navarra de los Oyarbide, ahora en manos de Iñaki, que tras un largo camino de variedad gastronómica (de televisión a catering), pone su nombre y su saber a disposición de ese antiguo local.

Así nace hace apenas un año iO. Al frente de la sala se encuentra su mujer, que derrocha buen gusto, educación y control del personal. Todo es impecable, como lo fue siempre, pero del siglo XXI, y quizás Iñaki es más Oyarbide que nunca. Sus raíces navarras se notan en toda la carta, respeta muchos de los platos que hicieron famosa la cocina dirigida por su padre Jesús y demuestra una vez más su afición por los proveedores de primera línea. Nos encontramos el sello familiar en su inolvidable menestra de verduras (siempre de Tudela), en sus pochas y en sus espectaculares croquetas, con esa besamel casi líquida que te hace pensar que la esferificación la crearon ellos. Pero también hay fusión con Oriente y con la cocina nikkei, con ese tiradito de pez mantequilla y trufa (de verano en nuestra última visita, pero muy aromática), o con su sashimi de salmón o su ligerísimo y refrescante rollito de vieira envuelto en lechuga y menta para tomar con los dedos, claro. También desarrolla esta mezcla cultural en su secreto ibérico que mojas en suave vinagreta, muy thai pero poco interesante.