Patria del O sole mío

Nápoles, no hay mejor lugar para disfrutar la pizza

Lunes, 10 de Noviembre de 2014 Actualizada Jueves, 27 de Abril de 2023 a las 21:27:03 horas

Nápoles conmemora los 125 años de la creación de su mundialmente famosa pizza Margherita, que recrea los colores de la bandera de italia a base de tomates, mozzarella y albahaca. Pero la capital de Campania tiene otros encantos. Pedro Javier Díaz Cano

O sole mio es mucho más que el título de una famosa canción que empieza con la letra napolitana Che bella cosa e’ na jurnata’e’sole (¡Qué bella cosa es un día de sol!). Para Nápoles y su región de la Campania significa también una de las razones de la abundancia de unos productos con sabor incomparable, como los primordiales tomates, el aceite de oliva, la albahaca o unos limones impregnados del sol mediterráneo, que perfuman los quioscos de bebidas (acquaiuoli) del casco histórico de la capital del Mezzogiorno italiano. No solo el sol, también el vulcanismo han hecho que esta tierra sureña sea extremadamente feraz, lo que incluso ha influido en que haya un excelente pasto para las búfalas que proporcionan la leche con la que se elabora la mozzarella, otro ingrediente de la mayor aportación que Nápoles ha legado a la gastronomía global: la pizza, la comida más popular en todo el mundo.

 

Nápoles es la cuna de la pizza. Cuentan que en Pompeya se encontró ya alguna receta que puede relacionarse con una clase de ella; pero lo cierto es que fue en el siglo XVI, con la llegada de los tomates de América, cuando las clases más humildes de la capital del sur comenzaron a utilizarlos como aderezo de una ingeniosa y acertada mezcla de harina de trigo, aceite de oliva y mozzarella, cocida al horno de leña. Y como no podía ser de otra manera, aquí también se inventó la célebre pizza Margherita, con la base de tomates, mozzarella y albahaca, y los respectivos colores de la bandera de Italia: rojo, blanco y verde. Fue creada por el pizzaiolo Esposito en 1889 en la pizzería Brandi en honor de la reina Margarita de Saboya, que la eligió entre las tres modalidades presentadas. De ahí el nombre de esta pizza, que en 2014 cumple 125 años de su ‘nacimiento’.

 

[Img #5732]

 

Spaghetti, babà y vinos de la Campania

 

El agua, la harina y el sol del golfo de Nápoles fueron asimismo los ingredientes necesarios para el antiquísimo arte de la fabricación de la pasta. La ciudad también ha contribuido a elevar a la categoría de sublime desde unos simples spaghetti al pomodoro –gracias a la salsa de sabrosos tomates como los de San Marzano– hasta unos más elaborados spaghetti alle vongole, cocidos en un caldo de pescado con almejas, tomates triturados y ajo. Y en cuestión de dulces, no hay que dejar de probar especialidades pasteleras como el delicioso babà (un bizcocho borracho, normalmente preparado al ron) y los sfogliatelle (parecido al hojaldre, pero más consistentes y con crema).

 

La cocina tradicional napolitana no es solo pizza y pasta, sino que se nutre de otras especialidades gastronómicas menos conocidas pero igualmente sabrosas, desde la pizzaiola (ternera con salsa de tomate especiada con ajo y orégano) hasta el ragú napolitano (salsa de tomate guarnecida con cerdo, ternera y braciola, una especie de pulpeta rellena de perejil y ajo), que es una típica comida dominical, ideal para ser degustada en familia. En su ristorante La Stanza del Gusto, el chef Mario Avallone da una vuelta de tuerca a la cucina tradizionale con elaboraciones como el mítico O’Roie (‘Los Dos’, spaghetti y tomate San Marzano DOP), presentado como “el plato que te mira” en un ingenioso cuenco de aluminio diseñado por él y hecho por un escultor de Nápoles, donde por una vez no es el comensal el que mira el plato, sino que parece al revés por el efecto espejo del aluminio.

 

Una mención aparte merecen los vinos de la Campania, entre los que destacan el tinto taurasi (potente y perfumado) –única DOCG (Denominazione di Origine Controllata e Garantita) de la región–, aconsejable con los quesos y las carnes rojas, y el lacryma christi (blanco de la apelación Vesuvio, procedente de los viñedos de las laderas del volcán), ideal para el maridaje con pescados. Además de éstos, hay dos deliciosos vinos blancos con DOC que acompañan bien con el marisco, como son el greco di tufo y el fiano di avellino. La bodega Mastroberardino produce buenos vinos de las cuatro denominaciones citadas. Y como licor digestivo, en la sobremesa no se puede dejar de probar bien frío el típico limoncello de la península sorrentina.

 

En el caso de Nápoles, es muy aconsejable conocer todas sus virtudes gastronómicas y los diversos vinos de su región para disfrutar al máximo del viaje, pues seguramente será uno de los mejores recuerdos que quedarán guardados en nuestra memoria gustativa por mucho tiempo. Uno de ellos será también probar el suculento queso ricotta del restaurante Mimì alla Ferrovia, elaborado con suero de leche escurrido durante la producción de mozzarella y queso provolone. Totalmente casero, dicen que lo preparan dos mujeres mayores con alguna discapacidad que residen en la misma calle del restaurante y, a decir de los napolitanos más viajados, es el mejor ricotta de Italia.

 

[Img #5733]

 

El legado español de los Borbones

 

Nuestra primera impresión al contemplar una lujosa carroza fúnebre tirada por ocho corceles negros en pleno centro de la ciudad hace pensar en una Nápoles que añora su pasado, las dos épocas florecientes que coincidieron con la dominación española. Primero fue el Virreinato entre 1503 y 1707, y después el período de los Borbones entre 1734 y 1861. Los Borbones españoles heredaron el reino de Sicilia en 1734 tras el dominio del emperador de Austria, y el Rey de Nápoles Carlos VII (posteriormente Rey de España con el nombre de Carlos III), hijo menor de Felipe V, dio a la ciudad el lustre de una capital de la Ilustración: el palacio de Capodimonte, el Teatro San Carlo, la Biblioteca Nacional y el Palacio Real de Caserta son buenas muestras de ello. Además, fue el rey que emprendió las primeras excavaciones de Pompeya y Herculano.

 

El centro monumental de Nápoles se sitúa en la Plaza del Plebiscito, una de las mejor trazadas de Europa. Sorprende por la simetría perfecta de sus edificios, que representan los cuatro polos del poder: la Iglesia de San Francesco di Paola y el Palacio Real se enfrentan en el eje mayor; la comandancia militar y el gobierno, en el eje transversal. Las estatuas ecuestres de Carlos III y Fernando I se alzan en medio de la plaza, lo que da cuenta del legado de los Borbón-Dos Sicilias, que dieron al Palacio Real dimensiones dignas del de una gran capital europea.

 

Mención aparte merece el Teatro San Carlo, aledaño al Palacio Real. Carlos III deseaba rivalizar con las otras capitales musicales italianas (Venecia y Roma) y afianzar el renombre de la escuela napolitana en el extranjero, por lo que ordenó la construcción de un nuevo templo de la ópera para sustituir al antiguo Teatro San Bartolomeo. En menos de 300 días se erigió un majestuoso monumento destinado a simbolizar el reinado de los Borbones. El San Carlo fue considerado en su época el teatro más grande y bonito del mundo. Todavía hoy sigue siendo el teatro de mayor aforo con su capacidad para 3.000 espectadores y sus 184 palcos repartidos en seis plantas.

 

[Img #5735]

 

De los Quartieri Spagnoli a la bahía

 

Enfrente de la fachada principal del Teatro San Carlo se levanta la Galería Umberto I, erigida a imagen y semejanza de la Galería Vittorio Emanuele de Milán como testimonio monumental de la modernidad de la Italia unificada. De la Plaza Trieste e Trento parte la Vía Toledo, una de las arterias más elegantes de Nápoles, que lleva el nombre de Don Pedro de Toledo, el virrey español que la mandó construir. A la izquierda de Vía Toledo, unas estrechas calles configuran los Quartieri Spagnoli, los Barrios Españoles, estructurados en forma de damero para alojar a las tropas españolas. Aquí todavía se puede ver la ropa tendida en los balcones y apreciar el estado de dejadez y ruina de algunos edificios.

 

Pero Nápoles es, ante todo, su bahía, una de las tres más bellas del mundo junto a las de Río de Janeiro y Estambul, según diversas encuestas turísticas. Un buen lugar para contemplarla es el antiguo barrio de pescadores de Santa Lucía, famoso por sus canciones y sus canzonieri, como Roberto Murolo, Sergio Bruni o Renato Carosone. A espaldas del pequeño puerto de Santa Lucía se halla el Castel dell`Ovo (Castillo del Huevo), lleno de reminiscencias poéticas, míticas y mágicas. Se cuenta que esta roca isleña fue asiento de la sirena Parténope, que según la leyenda encalló en estas aguas y fue enterrada en la playa, y que Virgilio soñó con que esta tierra no era tal, sino un huevo mágico emergido de las olas. En los restaurantes del Borgo Marinaro pueden degustarse otras exquisiteces de Nápoles, como sus frutti di mare. Buon appetito!

 


 

Pompeya, una catástrofe ‘de película’ 

 

La película Pompeya ha vuelto a recordarnos una de las catástrofes volcánicas más mortíferas de la historia de la humanidad, cuando esta floreciente ciudad romana de unos 20.000 moradores fue sepultada por la lava y las cenizas de la erupción del Vesubio, el 24 de agosto del año 79 d.C. Pero conviene recordar también que este año se cumple el 60º aniversario del film Te querré siempre (1954), del director Roberto Rossellini, en el que los planos reales de los cuerpos de un hombre y una mujer fundidos en un abrazo, hallados en las ruinas de Pompeya, resultaban asimismo esclarecedores del cataclismo que aniquiló a 2.000 personas en tan solo unos minutos.

 
[Img #5736]
 

 

Tan repentina fue la erupción que tanto Pompeya (a unos 25 km de Nápoles) como Herculano (a unos 12 km) quedaron sepultadas guardando el instante de su devastación. La capa de cenizas posibilitó que se conservaran intactas ambas ciudades, cuyas excavaciones arqueológicas han permitido comprobar toda la arquitectura característica del Imperio Romano en el momento de su esplendor (teatros, anfiteatros, foros, basílicas, templos y termas), amén de casas, villas y hasta un lupanar. Pero lo más impresionante de la visita, además de poder contemplar bellos mosaicos romanos y magníficos frescos como el célebre friso de la Villa de los Misterios, es ver los moldes de las víctimas humanas de la catástrofe cuando les alcanzó el magma, obtenidos por el método consistente en introducir escayola en las cavidades dejadas por los cuerpos.

 


 

Cómo llegar

 

Iberia y Vueling ofrecen vuelos diarios a Nápoles. El aeropuerto de Capodichino se halla a nueve km de la ciudad. La línea Alibus conecta el aeropuerto con Nápoles por cuatro euros por trayecto, con dos paradas: en la Estación Central y en el puerto, al lado del Castel Nuovo.

 

Dónde dormir

 

Grand Hotel Vesuvio

Via Partenope, 45.

Tel.: +39 081 764 00 44.

El hotel más antiguo de Nápoles (data de 1882) fue etapa obligada de multitud de viajeros célebres desde finales del siglo XIX. El recuerdo más vivo es el del tenor napolitano Enrico Caruso, que residía aquí durante sus estancias en la ciudad y pasó en él la última noche de su vida. La suite más lujosa, que conserva todavía el piano del gran tenor, lleva su nombre, así como el restaurante de la terraza de la última planta, el lugar más romántico del hotel, donde se cena las noches de verano frente al mar, justo enfrente del Castell dell`Ovo, en el evocador barrio marinero de Santa Lucía.

 

Hotel Romeo

Via Cristoforo Colombo, 45.

Tel.: +39 081 017 5001.

Al lado del Castel Nuovo, es un moderno hotel de diseño (Philippe Starck) con vistas al Vesubio. Cuenta con un sushi bar y, en la azotea, con su propio ristorante Il Comandante.

 

Dónde comer

 

Mimì alla Ferrovia

Via Alfonso D’ Aragona, 19/21

Tel.: +39 081 553 8525

Cerca de la Estación Central y del Duomo, este ristorante histórico (desde 1943) es toda una institución por su excelente cocina tradicional, con platos como la pasta e ceci (sopa de pasta y garbanzos). Mención especial merece su ricotta di bufala casero, posiblemente el mejor requesón del mundo… Buonissimo.

 

Lo Spacco

Vico Corrieri, 37 (Santa Brigida)

Tel.: +39 081 551 0203.

Calidad y buen precio en los platos del día, entre los que se hallan unos deliciosos Spaghetti Frutti di Mare (con almejas, gambas, mejillones y calamares). Al dente y sabrosísimos.

 

Pizzerías

 

Brandi

Salita Sant`Anna di Palazzo, 1-2.
Tel.: +39 081 416928

Aquí se inventó en 1889 la famosa pizza Margherita, con los colores de la bandera de Italia (rojo-tomate, blanco-mozzarella y verde-albahaca), en honor de la reina Margarita de Saboya. Otras pizzas de la casa son la pizza all’ortolana (verduras variadas) y la pizza alla pescatora (marisco).

 

Trianon

Via Pietro Colletta, 44/46

Tel.: +39 081 553 9426

Desde 1923, uno de los mejores lugares para probar la verdadera pizza napolitana, que aquí adquiere tamaños gigantescos. Una recomendación para parejas es compartir la pizza Gran Trianon, con ocho gustos diferentes, y la Margherita D.O.C., con auténtica mozzarella de búfala de la región de Campania.

 

Más información

 

Turismo de Italia

Turismo de Nápoles. Piazza dei Martiri, 58. Tel.: +39 081 40 53 11.

 

 

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.