Centenario de novedades
Jané Ventura cumple 100 años con buena salud y nuevo cava
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La bodega del Penedès celebra un siglo de relación con la viña y el vino con una mirada al pasado y un pie puesto en el futuro, con vinos experimentales, variedades rescatadas y un cava de aniversario para celebrar. Raquel Pardo
Gerard Jané es la cara visible de una bodega, Jané Ventura, que celebra este año sus cien de relación con el mundo del vino, desde que su bisabuelo, Josep Jané Giró, comenzó en 1914 a negociar con vinos a granel.
El pasado martes el enólogo catalán se encontró con la prensa en Madrid para echar la vista atrás a su historia, haciendo hincapié en esta trayectoria centenaria, pero mostrando algunas de sus mejores galas, en forma de vinos y cavas de reserva y algunos proyectos inéditos y experimentales. Jané comentó la ausencia de su padre, Benjamín Jané Ventura, fundador de la bodega moderna en 1984, que no pudo acudir a la celebración por problemas de salud, y recordó los comienzos al lado del enólogo Carles Mitjans, que sí acudió a la cita pese a estar jubilado hace dos años. Mijans es el artífice de unos vinos que, reconoce Jané, son poco conocidos fuera de Cataluña, aunque no es por falta de calidad, a juzgar por la de los más de 20 vinos que mostró la bodega durante su cata de aniversario: vinos, algunos, con más de 20 años de vejez y diferentes estilos.
Antes que Benjamín Jané Ventura, su padre, Albert Jané Jané ya comenzó en 1928 a elaborar vino y en 1954 (parece que los cuatros en esta familia son fechas señaladas) adquirió lo que es hoy la sede histórica de la bodega en El Vendrell. Pero no sería hasta el 84 cuando aparecieron los primeros vinos blancos y rosados. Después llegaría la compra de la finca Mas Vilella en La Bisbal del Penedès, en 1985, que dio pistoletazo de salida a la elaboración de vinos tintos, y en 1988 la bodega comienza con los cavas, que llegan a las mesas en la Navidad de 1990. El colofón lo puso en 1998 la compra de Finca Els Camps, en Juncosa de Montmell, y que da nombre (y provee de uva) a uno de los mejores vinos de la bodega, elaborado con macabeo.
Entre los 22 vinos que Jané quiso descorchar se encontraba un casi extinto cava Gran Reserva Vintage 2000, elaborado con las tres variedades clásicas del cava catalán y 13 años y medio de crianza en rima (previa al degüelle), del cual apenas quedan tres botellas en la bodega. Pero pese a lo raro de su existencia, le ganaba por goleada un interesantísimo y complejo 2001, con un año menos de crianza en rima. Además, se presentó el cava que la familia ha embotellado para el centenario, el 1914 Gran Reserva 2007, elaborado con xarel·lo, macabeo y parellada y con 80 meses de crianza, un espumoso elegante, intenso y cremoso del que solo hay 1914 botellas y 500 magnums (alguna menos, tras la cata con la prensa). También se pudo catar su Do Gran Reserva Vintage de 2009, cuya particularidad es una pequeña parte del vino base fermentado en barrica, casi imperceptible en cata.
Otro de los momentos interesantes de la presentación vinieron de los vinos experimentales, micro producciones de espumosos como el de sumoll de 2009 “blanc de noirs” con 55 meses de crianza, sin mucho más que la curiosidad de la elaboración, la interesante, aromática y particular malvasía de Sitges 2007 brut nature, que no se comercializa aún, con 78 meses de crianza y con un perfil muy seductor. También destacaba por la elegancia el macabeo en barrica de 2008 brut nature, con fermentación y posterior crianza de cuatro meses en barrica de roble francés nuevo, y cuya elaboración se destina a formar parte del DO.
Curioso fue también el experimental xarel·lo en ánfora, con fermentación y crianza de siete meses y solo 92 botellas, pero bien visto por los enólogos de la casa y que desprendía frescura. Y el vino de malvasía de Sitges seca 2013, del cual un 60 % del vino se elabora y cría cuatro meses en barrica y el resto en depósito de acero inoxidable, diferente de su “hermano” de la añada 2005, con notas de hidrocarburos y una boca sensual y fluida.
El centenario también contempló una minivertical (tres añadas) de Finca Els Camps, 2012, 2001 y 1998 (la primera que se elaboró tras la compra del viñedo), con un excelente 2001 en este momento, complejo, amplio, elegante, intenso, lleno de matices y muy bebible.
Llegaron los tintos donde la sumoll, que Jané defiende y lucha por rescatar, tuvo su parte protagonista con dos añadas, la primera que se elaboró de esta variedad en 2001, y la de 2012, dos vinos con carácter, con un punto de rusticidad pero con fruta y frescura, muestra del buen trabajo de la bodega con una uva casi desaparecida hace unos años. Se completó la cata de tintos con tres añadas, 1988, 2000 y 2011, de Mas Vilella (este último sale al mercado en breve), tinto de finca con protagonismo de la cabernet sauvignon.
El toque dulce lo puso un cítrico y sabroso vino de malvasía de Sitges en dulce de 2013, aún inédito pero de inminente puesta en escena en el mercado, que lleva el apellido de “vi de palla”, vino de paja, por su sistema de secado de las uvas, en un palomar de Mas Vilella, durante unas doce semanas. La producción, de nuevo, mínima, apenas 675 botellas, pero una señal de que, pese a esos cien años, los Jané Ventura piensan prolongar por más tiempo su relación con el vino.