Nueva categoría
Cava de paraje calificado, el nuevo nombre del cava de finca
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El presidente del Consejo Regulador del Cava reivindica los cavas de gama alta y de largas crianzas como elemento de prestigio del espumoso español, del que se elaboran 245 millones de botellas al año y se exportan 160. Raquel Pardo
Pedro Bonet no lleva aún un año como presidente del Consejo Regulador del Cava y ya ha dado el primer paso para crear una nueva categoría que distinga la excelencia del cava y separe a los cavas de más alta gama de aquellos que, hasta cierto punto, tiran hacia debajo de su imagen. Cava de paraje calificado será la nueva categoría de los cavas de finca, una reivindicación del terroir tiempo después de que tanto dentro como fuera de la Denominación haya productores de espumosos que quieren poner en valor la procedencia de sus vinos. El caso más evidente, los llamados Clàssic de la DO Penedès, de quien Bonet rehúsa hablar y, de hacerlo, es para comentar sus formas de promoción a base de menospreciar al Cava.
Bonet anunció el pasado martes que esta categoría es un hecho y que se está aún redactando su reglamento, aunque adelantó que los cavas de paraje calificado deberán proceder de una finca en concreto, cuya producción se destinará exclusivamente a la producción de dicho cava calificado: “se podría equiparar a un pago calificado”, explicó, y aclaró que “será para mostrar lo mejor que tenemos”.
El presidente, también director de la casa cavista Freixenet (uno de los mayores productores vinícolas del mundo), aseguró que la creación de esta categoría no responde a episodios como el de la creación de Classic, y reiteró que “mi objetivo (en la presidencia del consejo) es prestigiar el cava, del que se banaliza su nombre y se habla de sus aspectos menos interesantes” dijo en su encuentro con la prensa en Madrid. Recordó que también “hay riojas baratos y champagnes baratos”, en referencia a la imagen negativa que dan al conjunto del cava productos que se encuentran en los supermercados rondando el euro o los dos euros. Recordó también que “el cava ha tenido años muy brillantes” en los que conquistó los mercados internacionales y que hace años se veía a productores de champagne venir a Sant Sadurní para ver la última tecnología en giropalets (tecnología para girar las botellas de cava mientras están en rima, en lugar de hacerlo manualmente), entonces en propiedad de los productores de cava. Y es tajante cuando reclama que “el cava es un producto de grandísima calidad no caro”. Recordó que el 71% de las uvas que se procesan en Cataluña para elaborar vino se destina a Cava y defendió que el cava sí es una Denominación de Origen y no un método de vinificación.
Pedro Bonet reflexionó sobre el futuro del sector cavista sin dejar de recordar los cavas que sí prestigian la denominación, los de reserva y gran reserva, que no se encuentran a precios bajos y que sí llevan implícita la reivindicación de su procedencia, además de largas crianzas que, en el caso de los más reputados, superan con creces el mínimo de 15 y 30 meses que exige el Consejo. Comentó que son 24 los millones de botellas que se comercializan de estas dos categorías en todo el mundo, y anticipó que marcas como Casa Sala, de Freixenet, Turó d’En Mota, de Recaredo o Celler Batlle de Gramona se contarán dentro de esta incipiente categoría.