Suiza elegante

Lucerna

Lunes, 02 de Junio de 2014

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El principal destino turístico de Suiza y el primero de Europa tiene razones de peso para serlo. Pocos lugares reúnen el refinamiento y la bondad climática de esta elegante ciudad anclada entre los Alpes.

Claudia Navarro

Bajo la atenta mirada de los Alpes se halla la pequeña y coqueta Lucerna, siempre limpia y resplandeciente, dotada de lago (de los Cuatro Cantones) y río (Reuss), clima suave y valor histórico. Puerta de entrada a la Suiza Central, la ciudad tiene un fuerte compromiso con los visitantes y cuida al detalle cada rincón para que el recuerdo se convierta en inolvidable. Pasear entre las callejuelas de su barrio histórico, de complejo entramado y pintorescas plazuelas, permite conocer su lado más auténtico, pudiendo visitar la plaza del mercado del vino (Weinmarkt) con sus terrazas y restaurantes o Kornmarkt, donde se encuentra el ayuntamiento de la ciudad, y algunas de las muchas casas gremiales que adornan sus fachadas con bellos frescos. Sea cual sea la dirección que se tome, al final desembocará en el medieval Kapellbrücke (Puente de la Capilla), uno de los puentes techados más antiguos de Europa y sin duda el orgullo de Lucerna. Construido en el siglo XIV como parte de la fortificación, su estructura de madera ha sido víctima en dos ocasiones de importantes incendios. El primero, sufrido en 1835, mermó su extensión de 279 metros a los 204 actuales. El segundo se debió a la imprudencia de un turista fumador (hoy está prohibido hacerlo en los dos puentes de madera de la ciudad) y tuvo lugar en 1993. Totalmente cubierto para proteger al ciudadano de la nieve y la lluvia, el puente conserva 11 pinturas que muestran la historia de esta localidad. Un poco más adelante un nuevo puente de madera cruza el Reuss, el de los Molinos, que permitía la defensa de la ciudad desde el norte y debe su nombre a un antiguo molino utilizado para acuñar monedas, moler cereales y tintar telas, aunque hoy todo el mundo lo conoce por el Puente de la Danza Macabra, por las pinturas del S XVIII que llenan sus techos. Existía un tercer puente que ha desaparecido, pero sí se pueden contemplar una antigua presa de tablones que sirve de contención para regular el caudal y continúa siendo utilizado hoy en día. Junto al río, todos los sábados y martes, se reúnen pequeños tenderetes de alimentación y textil en un bello mercado. A ambas riberas se ubican la mayoría de los restaurantes de la ciudad, todos ellos con terrazas para aprovechar los días soleados y las hermosas vistas. Allí se pueden encontrar menús del día muy similares unos a otros, consistentes en una entrada de crema o ensalada muy ligera y de pequeño tamaño y un segundo de carne o pescados de río. No es la mejor zona para disfrutar de alta cocina pero el encanto del lugar compensa la baja calidad gastronómica. Existe también un segundo Lucerna, rico, elegante, muy acorde con lo que fue uno de los primeros destinos turísticos del mundo. Hablamos de su hermoso lago. Surcado por barcos de vapor y presidido por el centro de cultura y congresos, KKL, una grandísima inversión aceptada en referéndum por los ciudadanos, donde se muestra su gran interés musical por las dimensiones y calidad de su impresionante sala de conciertos. A la orilla del lago y separándonos del centro histórico, Lucerna luce con orgullo edificios, zonas de baño y tiendas que muestran el lado más adinerado y burgués de la ciudad. Allí se ubican los primeros hoteles construidos en el siglo XIX para atender las demandas de la que fue una sorprendente nueva línea de negocio, el viaje por placer; y es en esta ribera donde se hallan los mejores y más elegantes restaurantes de la ciudad.

 

Para no perderse

 

Subir al cielo. En el teleférico giratorio hasta Titlis o en góndola panorámica hasta el Monte Pilatus

Cinco barcos de vapor del siglo XIX navegan todavía por el lago de Lucerna. Nuestra recomendación: una cena en el Schiller.

Ciudad muy vinculada a la música, podrás comprobarlo durante el mes de julio en el Blue Balls Festival o en agosto con el Festival de Verano.

 

Para comer bien

 

WirtshausTaube
Burgerstrasse, 3
Junto al histórico puente de madera se ubican múltiples restaurantes. Taube es uno de los que, además de bellas vistas, ofrece magnífica cocina tradicional. Son los creadores de la receta del pastel de carne más famoso de la ciudad, relleno de carne de ternera y cerdo, ajo, cebolla, pasas, manzana, champiñón… casi nada. P.M.: 58€.

 

Old SwissHouse
Lowenplatz, 4 
Una casa tradicional suiza con su artesonado de madera recibe al cliente con un magnífico servicio. Cocina clásica con su especialidad estrella, la chuleta Wienerschnitzel, espectacular corte tipo escalope con queso y finas hierbas que preparan ante el comensal. Bodega espectacular con una colección de Rothschild. El 31 de diciembre preparan la tradicional fondue china, de carne laminada cocinada en caldo de verduras. P.M.: 66€.

 

Brasserie Flora
Seidenhofstrasse, 5
Una opción informal de cocina internacional. Buffet de ensaladas, pizzas estilo alsaciano (muy comunes en esta zona), pasta casera y un par de opciones de carne y pescado. P.M.: 41€.

 

Olivo
Haldenstr, 6
Elegantes salones del siglo XIX que se abren en una espectacular terraza con vistas al lago. La cocina, sin ser espléndida, se basa en la dieta mediterránea. P.M.: 33€.

 

Tiendas Deli

 

Bachmann
Bahnhof y más direcciones. 
Los mejores bombones y pralinés de la ciudad, hechos en el propio obrador y de refinada confección. En algunas de las tiendas ofrecen también café y hacen fondue de chocolate.

 

Max Chocolaties
Schweizerhofquai, 2
Parece una joyería más que una tienda de bombones. Productos típicos suizos elaborados con el mejor cacao del mundo entero. Personalizan las cajas y ofrecen un servicio impecable.

 

ChäsBarmettler
Hertensteinstrasse, 2
Uno de los mejores lugares donde probar y comprar los quesos suizos. Tablas mixtas y buenos embutidos. 

 

BäckereiHug
Grossmatte, 22
Histórica panadería donde probar pasteles tradicionales, un snack o un sencillo sándwich para una comida rápida. No olvides pedir una Lebkuchen, una pasta oscura tradicional de Alemania que en Lucerna se elabora con su miel de pera, frutos secos y especias.

 

Alojarse... y también comer

 

Romantik Hotel Wilden Mann
Bahnhfstrasse, 30
En pleno corazón de la ciudad y muy cerca de todo, es uno de los hoteles históricos más interesantes, especialmente por sus restaurantes, uno tipo taberna (Burgerstube) y otro de cocina internacional (Sauvage), con su famoso bistec Chateaubriand  entre los platos más populares.

 

Hirschen
Hirschenplatz, 1
Pequeño hotel en el centro con una interesante taberna. Afirman que Goethe fue uno de sus inquilinos. Para sentirse como en casa.

 

Hotel Cascada
Bundesplatz, 18
Funcional pero moderno, este hotel aloja un divertido restaurante de cocina española, Bolero.

 

 

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