El encanto de la mezcla

Marsella

Lunes, 03 de Junio de 2013

Su atmósfera mediterránea y una bulliciosa idiosincrasia portuaria hacen de esta capital francesa un interesante destino para quienes gustan de los ambientes auténticos y de una gastronomía fundamentada en el mar. Juan Manuel Ruiz Casado

La imagen se repite por el centro de la ciudad pero es posible que tenga su expresión más entrañable a la altura del número 25 de la Rue Panier. Allí abre sus puertas el Bar André, punto de reunión de obreros de diverso pelaje y pescadores jubilados que pasan la mañana dejándose acompañar por una taza de café y algo de conversación. Enfrente, a pocos palmos de un par de mesas que siempre están ocupadas, el escaparate de La Boutique Éphémère muestra algunos de sus preciados objetos: bolsos de diseño, colgantes atrevidos, zapatos de moderna factura… Cuando llegan a esa parte de la calle, los turistas se detienen atrapados por esa singular convivencia de lo nuevo y lo viejo, y dirigen sus cámaras de fotos a un lado y a otro de la estrecha calle.

 

[Img #8063]Le Panier fue el primer barrio de Marsella. Tras muchos años de abandono, hoy sus calles y plazas acogen a visitantes de todo el mundo que caminan en busca del restaurado Hospital de la Caridad y entran en las tiendas de artesanía, de jabones y de chocolates, o se sientan en las terrazas de los bares aprovechando la suave calidez del sol. Menús baratos, turistas, espacios de ocio y tiendas que de alguna manera representan los intereses de los viajeros cosmopolitas han transformado un barrio en el que, sin embargo, todavía pervive el recuerdo de los pescadores que durante siglos vivieron en él.

 

[Img #8068]Cerca de este nudo embrionario está el puerto, de donde parten las avenidas principales de la ciudad: La Cabenière; la Rue Vacon, puerta de acceso a esa ciudad del Magreb que está instalada en el centro de Marsella; la Rue de la République, un kilómetro de arquitectura Segundo Imperio que no tiene nada que envidiar a las elegantes avenidas de París. Cada mañana, los barcos cruzan el luminoso espacio de la rada y arriban al puerto donde los pescadores montan sus puestos con los rapes, las doradas y los cabrachos recién capturados. Mientras otras ciudades mediterráneas han optado por convertirse en parques temáticos,  con acuarios y una ruinosa arquitectura de cartón piedra,Marsella sigue ofreciendo una lección de realismo. Los pescadores remiendan las redes, pintan sus barcos, cargan y descargan mercancías, duermen la siesta sobre el suelo de las embarcaciones. Tal vez ningún otro puerto mediterráneo sea tan generoso a la hora de regalarnos imágenes que poco a poco van pareciendo de otro tiempo, de otro mundo.

 

[Img #8066]La ciudad –donde viven cerca de ochenta mil armenios, setenta mil judíos, ciento cincuenta mil corsos– es demasiado vieja e ingobernable como para dejarse llevar por modas o estrategias de captación. En ella, como en la vida, la excelencia y la realidad no andan lejos y a menudo comparten el mismo espacio. Algunas ciudades se empeñan en disimular esta ley que aquí parece regir los abigarrados ritmos urbanos. Los grandes hoteles de la fachada del puerto y las terrazas donde se sirve la “verdadera bullabesa”, las vistas panorámicas de afamados restaurantes (Chez Peron, Les Trois Forts) y los hermosos edificios de piedra del entorno de La Canebière, los brillantes comercios del barrio de la Bolsa… Pero también la autenticidad de sus rincones oscuros, sus callejones, sus edificios sin restaurar, el paso del tiempo patente en las paredes de sus casas y ese ambiente cosmopolita y peculiar que la convierte en única, todo ese caos diario y subyugante que hace y deshace la vida, y que convierte a Marsella en una especie distinta ahora que tantas ciudades han decidido parecerse unas a otras como aburridas gotas de agua.

 
 
 

Para no perderse

 
 

[Img #8074]Marsella ha sido designada como capital cultural de Europa, un título que incrementará el número de personas que la visitan. 

 

Desde el puerto varias compañías navieras ofrecen la posibilidad de visitar la isla de If, prisión de El Conde de Montecristo. 

 

El Cours Julien es en la actualidad uno de los frentes vanguardistas de la ciudad. Músicos, pintores y artistas frecuentan una plaza de visita obligatoria.

 

 

 

Para comer bien

 
 

[Img #8075]Les trois forts
Boulevard Chartes Livon
Tel.: 0491155956

Un restaurante con inmejorables vistas panorámicas del puerto, ubicado junto a los fuertes históricos de la ciudad. Cocina de aire clásico con un algún guiño calculado a la modernidad que se manifiesta sobre todo en las presentaciones. Resultan sabrosas las cremas (la de verduras con frutos secos y jamón ibérico está muy conseguida) y su dorada sobre lecho de arroz responde a niveles culinarios de alta exigencia. Servicio detallista y cordial. P.M.: 60-70€.

 
 

[Img #8069]Miramar
Quai du Port, 12
Tel.: 04 91911040

Pasar por Marsella y no comer bullabesa es un pecado imperdonable. Miramar se la ofrece a sus clientes haciendo gala de una expresión ortodoxa. La sopa inicial, que contiene todo el sabor del mar y una textura caldosa con un punto levemente cremoso, resulta insuperable. El segundo vuelco, el de los pescados que han participado en la sopa, sorprende sobre todo por el carácter fibroso de las piezas. El rape, por ejemplo, es un auténtico lujo. Ambiente clásico en pleno puerto viejo. P.M.: 70€.

 
 

[Img #8071]Malthazar
Rue Fortia, 19
Tel.: 00 334 91334246

En un barrio siempre de actualidad, en el que abundan las propuestas gastronómicas de todo tipo, Malthazar llena diariamente con una cocina sencilla a medio camino entre el bistró desenfadado y el restaurante formal.Su fuerte son los pescados, donde la dorada y la lubina suelen ser habituales de platos bien elaborados y mejor presentados. En la carta de vinos, una sola referencia española: Terra Remota, de la D.O. Empordà. P.M.: 40€.

 
 

[Img #8072]Chez Peron
Corniche Kennedy, 56
Tel.: 04 91521522

Su espectacular terraza, desde la que se contempla la fachada de la ciudad pero también el archipiélago de Frioul, merece por sí sola una visita. Risotto, carpaccio de vieira, gambas o chipirones son los protagonistas de una cocina del mar que, por supuesto, no se olvida de la bullabesa ni de postres golosos y atractivos. P.M.: 64€.

 

 

[Img #8065]Citas Gastronómicas

 
 

Navetas (delicioso panecillo dulce y perfumado de azahar) en L´authentique Navette des Accoules. Helados inolvidables en Le Glacier du Roi. Vinos en La Descente des Accoules. Chocolates en La Chocolatière du Panier y en La Chocolaterie Marseillaise. Una pizza en Chez Jeannot.

 
 

Dónde dormir

 
 

[Img #8076]Hôtel Résidence du Vieux-Port
Quai du Port, 18
Tel.: 00 334 91919122

Ideal para disfrutar del puerto como se merece, con vistas panorámicas desde las confortables habitaciones que, además, permiten contemplar la iglesia de Notre-Dame de la Garde. Espacios comunes a la altura de un buen hotel y atención excelente. Su terraza, que mira al puerto, resulta encantadora al anochecer.

 

Información turística: Oficina de Turismo de Marsella y Rendez Vous en France

 

 

 
 
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