Sol y vino en Madeira

Funchal

Lunes, 02 de Enero de 2012

La capital de Madeira es una ciudad apacible y llena de vitalidad, en la que el sol y la naturaleza ordenan las posibilidades de ocio. Hermosas vistas esperan a los amantes de la tranquilidad y de los vinos cargados de historia. Juan Manuel Ruiz Casado

La sirena del trasatlántico, un mastodonte de varios pisos de altura, anuncia que su estancia en Funchal ha terminado. En todas las calles de la capital de Madeira resuena un ulular intempestivo cuyo eco desciende conforme el barco se aleja de la costa. Es el rito de todos los días. La vieja ciudad de los piratas y del tráfico de esclavos, del comercio de cereales y de los vinos con que se alegran los personajes de Shakespeare, es hoy escala casi obligada de los cruceros que surcan las aguas del océano.

 

Los turistas que se animan a bajar del barco apenas cuentan con tiempo para comprar algún recuerdo en las calles llenas de tiendas que suben a la plaza del Ayuntamiento, donde se encuentra el Museo de Arte Sacro, uno de los más importantes de Portugal en su género y una buena manera de rastrear la historia económica de la ciudad con la producción de azúcar, el vino y el turismo de sol y naturaleza como principales fuentes de recursos. 

 

Contemplada a vista de pájaro, desde el funicular que lleva al Jardim Tropical, Funchal se ofrece como una conquista de la naturaleza por la arquitectura. Sobre las laderas de la isla, las casas se amalgaman junto a cultivos ordenados por bancales donde crecen los bananos, las vides y otras plantaciones de una agricultura de subsistencia. Lo ancestral y lo vanguardista conviven en una urbe que acoge a unos 170.000 habitantes o, lo que viene a ser lo mismo, a más de la mitad de la población de la isla. De estos, se estima que un 70% vive directa o indirectamente del turismo, en concreto del que gusta de la tranquilidad y el ocio al aire libre, de los paseos crepusculares y de la montaña y la bicicleta. Durante los meses de abril a septiembre Funchal es un hervidero de turistas alemanes e ingleses, y en menor medida de franceses y españoles.

 

La oferta tiene en la belleza natural de la isla su principal punto de apoyo, pero también su frustración. Los hermosos acantilados que cortan la sábana metálica del Atlántico, como los de la costa oeste en Cámara de lobos –donde dicen que Churchill observaba el paisaje, pintaba y se emborrachaba-, y las rutas que descubren valiosas especies florales (anturios, orquídeas, aves del paraíso) no pueden combinarse con el descanso de horas y horas sobre la arena. Madeira tiene sol perocarece de playas. Las pocas que pueden disfrutarse, de roca volcánica, son tan bellas como impracticables.

 

La imposibilidad del binomio sol y playa ha activado la imaginación de los madeirenses a la hora de crearnuevas formas de atracción turística. El escaparate de Funchal se ha ido completando con una oferta ociosa y dinámica en cuyo paquete encontramos quintas convertidas en lujosos restaurantes, hitos para cinéfilos (el Funchal Internacional Film Festival va ya por su sexta edición), visitas a edificios históricos (la Capela de Corpo Santo tiene su origen en el siglo XV, el mercado de estilo art-decó con sus maracuyás y filodendros), museos (el de arte contemporáneo, el militar de la Fortaleza de Santiago, el Madeira Story Centre, el del Jardim Tropical con su amplia colección de caras africanas) o el simpático alarde de inventiva que sostiene el proyecto de puertas pintadas.

 

En las calles del centro, donde se dice que nació Funchal (Rua Santa Maria, Travessera do Pimenta), los visitantes se detienen para contemplar el derroche de inspiración de los pintores madeiresenes sobre las puertas de las casas históricas. Como suele ocurrir, lo que empezó siendo un divertimento ha cobrado las dimensiones de un museo al aire libre donde caben todos los estilos con tal de que sean capaces de expresar laintensa luminosidad de la isla. Solo hace falte que los propietarios de las casas mantengan las puertas cerradas para poder observar el dibujo completo.

 

AGENDA

 

Dónde comer

 

Trendy Lounge bar
Rua de Santa Maria, 23
Tel.: +351 291 630 339
Está casi recién abierto y ya es la referencia del ocio desenfadado de Funchal. El Trendy es un espacio polivalente, muy bien decorado y con una formidable oferta de cócteles. Es perfecto para la práctica del picoteo entretenido. Sus dueños poseen el tradicional Venda Dona Maria.
P.M.: 20€.

 

Casa velha do palheiro
Rua da Estalagem, 23
Tel.: +351 291 790
Responde al estilo y garantías que se espera del sello Relais&Châteaux tanto por la suntuosidad de las instalaciones como la intachable profesionalidad del servicio.
P.M.: 60€.

 

Il gallo d'oro 
Estrada Monumental, 147
Tel.: +351 291 707 700
El restaurante más premiado de la ciudad ofrece platos sólidos con materias primas de alta calidad. El caviar, el foie, el Kobe, los bogavantes o los carabineros no faltan en una carta diseñada para bolsillos desahogados que permite al comensal configurar su propio menú.
P.M.: 90€.

 

Riso 
Rua de Santa Maria, 274
Tel.: +351 291 280 360
Es, tal vez, la mejor expresión de las tendencias italianizantes que han conquistado la isla. Pero en Riso no se limitan solo a repetir fórmulas del país de Dante. Sus elaboraciones respiran autenticidad, como demuestra el risotto con banana asada.
P.M.: 30€.

 

QUINTA DO FURAO
Achada do Gramacho, 9230. Santana.
Tel.: 351 291 570 100
Precios ajustados, servicio amable y atento, y unas vistas del Atlántico que quitan el hipo justifican la visita a este restaurante de la localidad de Santana.Platos sencillos pero con sustancia(muy recomendable el salmón y el confit de pato).
P.M.: 30€.

 

The Vine 
Rua dos Aranhas, 27-A
Tel.: +351 291 009 000
En poco tiempo se ha situado como una de las mejores ofertas vinícolas de la ciudad. Cocina con mucho sentido del sabor y vistas espectaculares desde el bien decorado salón principal. Muy recomendable.
P.M.: 30€.

 

Buenas pistas

 

Vinos. Para tomar madeiras de garantíahay que visitar la bodega de Artur de Barros e Sousa, en la calle R. dos Ferreiros, 109.

 

Dulces. Bolos de mel, bolachas, cremas de maracuyá o de plátano: la oferta golosade la isla se puede disfrutar en Sto. António.

 

Funcho. El nombre de Funchal procede de esta planta aromática de múltiples usos. Con ella se hacen caramelos, entre otras cosas.

 

Mercado. Filodendros, mangos, maracuyás, pitangas, chirimoyas, aguacates… El mercado de Funchal es la mejor prueba de la generosidad de la naturaleza de la isla.

 

Información turística: La Asociación de Promoción de Madeira permite viajar a la isla con las mejores garantías. www.visitmadeira.pt y www.ap-madeira.pt

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