Naturaleza en la Sierra de Gredos
Hotel Ruta Imperial
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Aunque la mayor parte de sus clientes son novios que celebran allí su casamiento, en este hotel de la Sierra de Gredos se encuentran toda serie de comodidades e invitaciones al disfrute y el ocio. Ander Caparrós
Bajo una cúpula formada por encinares, cerezos y alcornocales, los invitados rodean a los novios y les expresan sus mejores deseos, para deambular después de un corrillo a otro al compás de la música interpretada por un conjunto de jazz. Cae la tarde y el sol se derrama sobre la Sierra de Gredos, originando una singular paleta de tonalidades ocres y naranjas entre los más de 35.000 metros cuadrados con que cuenta la finca de este establecimiento, que se extiende hasta más allá de lo que puede abarcarse a un simple golpe de vista. La sintonía musical se mezcla con el sonido de las risas y las bromas en una suerte de efervescencia ligera, que accede al interior del hotel para fusionarse entonces con el crepitar de las llamas, en el hogar de su salón principal. Acodado junto a él, con una copa en la mano, Luis Miguel Burcio contempla la escena nupcial a través de los cristales y no puede evitar que en su sonrisa se refleje cierto deje de nostalgia. En compañía de su esposa, Mamen Macías, durante los últimos diez años de su vida este empresario hostelero, formado en la escuela de los grandes Paradores, ha invertido mucho tiempo y esfuerzo para conseguir el equilibrio adecuado entre el respeto por la armonía de las construcciones típicas de la zona y las comodidades buscadas por su clientela, que se nutre en una mayoría abrumadora de las bodas (cerca de 40 al año), así como de numerosas parejas y familias procedentes de Madrid.
El resultado ha sido el Hotel Ruta Imperial, un establecimiento que despliega toda la discreción de su encanto rural en 17 habitaciones, dos dúplex y una suite de lujo, todas con vistas a la sierra colindante. El amor por el detalle expresado en las vigas de madera rescatada, procedentes de antiguos secaderos de pimientos, o los muros de adobe conservados a la vista ponen de manifiesto el mimo con que Burcio ha tratado cada rincón de este espacio, cuya actualización ocupa sus pensamientos de continuo. Pese a estar dotado con huerto propio (su mayor orgullo), pista de pádel, piscina y un restaurante donde se combina la culinaria de proximidad con incursiones en la vanguardia gastronómica –no en vano Quique Dacosta es oriundo de este pueblo y, de hecho, los dos chefs del local se han formado a su vera–, lo verdaderamente relevante del Hotel Ruta Imperial es la proximidad de un impresionante entorno que linda con la Ruta de Carlos V y posibilita la práctica de actividades como el parapente, el piragüismo o la equitación, entre otras muchas alternativas de ocio.