Mercado Isabela

Sus  propietarios aspiran a alcanzar el mismo éxito que otras iniciativas desarrolladas anteriormente en la capital, como los Mercados de San Miguel y San Antón. Pero a diferencia de estos, que están situados en pleno centro histórico, el nuevo establecimiento encuentra su ubicación en el corazón financiero de la ciudad, lo que parece delimitar el perfil del público hacia el cual va dirigida su oferta, que no es otro que ejecutivos de alto standing, turistas con buen nivel adquisitivo y amantes de la  gastronomía selecta. Con semejante target por objetivo esta lonja multifuncional, creada por el gabinete arquitectónico Requena y Plaza y ejecutada por la constructora Carrara Estudio, hace gala de un estilismo a partir de líneas puras donde destaca su espectacular fachada, revestida con una pantalla modular lumínica que permite la proyección continua de contenidos visuales.

Su interior ha sido cuidado al máximo. Con el acero, el vidrio y las maderas clásicas fusionándose para crear un contraste entre tradición y modernidad, el bazar despliega en sus dos principales pisos un abanico de artículos de primera categoría (conservas de Cambados, ganso ibérico, ostras Le Cap, anchoas de Santoña, delicias de caza Arte Monte, ahumados Nord Fish, quesos procedentes de todas partes de Europa, jamón pata negra…), al que se suman demostraciones gastronómicas en forma de tapas de cocina peruana, mexicana o japonesa, así como crêperies, bombonerías, puestos de hamburguesas, marisquerías y una amplia representación vinícola de las principales denominaciones de origen de nuestro país, entre otras muchas posibilidades para el disfrute.

El resto del local acogerá próximamente un gran salón para eventos, una sala de cine con 50 butacas de capacidad y el restaurante regentado por el chef Joaquín Felipe, que pretende aportar su toque diferencial a este espacio. Además, todas las plantas cuentan con su propia terraza, lo que permite vaticinar largas noches estivales para quien quiera –y pueda