Un oasis en la Gran Vía

Hotel de Las Letras

Miércoles, 01 de Febrero de 2012

En la séptima planta de este establecimiento, los clientes se sienten como en un cuadro de Antonio López y escogen un combinado entre su amplia variedad de gin tonics mientras se relajan al compás de los últimos ritmos chill-out. Álvaro López del Moral

Entretanto, a pie de calle, los chefs Andeka González y Germán Espinosa se preparan para celebrar junto a sus comensales el ritual de la cena en el restaurante del local; un bistró vanguardista y atrevido, que dispone de entrada independiente, donde elaboran lo que ellos mismos denominan “una cocina mediterránea con productos de temporada”.

 

Son algunas de las posibilidades ofertadas por el Hotel de las Letras, un negocio de hospedaje que combina la modernidad con el prestigio de suherencia milenaria y destaca por su singularidad, al pretender rendir tributo al mundo de la cultura en medio del frenesí inherente a una avenida en constante ebullición, como es la Gran Vía madrileña. Aunque abrió sus puertas en 1917, el edificio ha experimentado numerosas remodelaciones y hoy puede preciarse de mantener sus tallas y azulejos originales junto a un interiorismo de vanguardia, obra del equipo comandado por Virginia Figueras y Franco Corada.

 

Cuando se hicieron cargo de él, en 2001, sufría el deterioro que afecta a no pocos inmuebles en la zona centro, con una notable fragmentación de espacios y daños en su estructura. Sin embargo, gracias a la colaboración de Blanca Fontán, ha recuperado su antiguo esplendor incorporándose al tiempo, a la efervescencia de un barrio que en los últimos años parece volver a ponerse de moda.

 

La clave es la luminosidad. Todas las habitaciones (el hotel tiene 109 estancias, 6 de ellas Deluxe y 1 Suite Dúplex) cuentan con amplios ventanales que permiten la entrada de luz y facilitan la integración en el entorno. Esta misma máxima se ha adoptado también para imaginar Bocablo, el último espacio de la casa: un esquinazo de 160 metros abierto a los viandantes mediante grandes cristaleras y consagrado sin ambages al afterwork y al tapeo. El hotel dispone, asimismo, de dos salones –uno de ellos con capacidad para acoger hasta 300 personas- dotados de la infraestructura precisa para celebrar todo tipo de reuniones y un Bar & Lounge decorado, igual que el resto del local, con citas literarias de destacados autores.  

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