Toma nota: restaurantes
Montia, cuando la autenticidad se suma al talento natural

En la sierra madrileña dos chef están revolucionando pausadamente la gastronomía regional, sin dejarse arrastrar por radicalismos. En Montia hay coherencia, sentido, pasión por la cocina, y, sobre todo, sabor. Saúl Cepeda y Álvaro Fernández Prieto
Montia brotó en 2012. Naturalmente, como corresponde a los mejores proyectos de garaje (o de serranía), en el peor momento de una recesión; en su caso, al son de una prima de riesgo que hacía sonar trompetas apocalípticas en todos los rincones del país. Pronto, fueron aupados como la new next big thing de la cocina madrileña. Un gran peligro, por supuesto, pues el público capitalino manifiesta una indescifrable pulsión por convertir lo rutilante en efímero.
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Eppur si muove. Han recibido hace poco su primera estrella Michelin y aunque a la mesa no nos llegará trufa blanca de Alba o caviar beluga, sí nos reencontraremos con suculencias atávicas que forman parte de nuestra memoria genética. Pero con Montia (Calle Calvario, 4, San Lorenzo de El Escorial) no procede hablar tanto de platos concretos como de una deontología culinaria inherente, en tanto existe todo un tratado de deberes en el discurso de los chefs Daniel Ochoa y Luis Moreno, dos jóvenes de aspecto singular enclavados en un rabioso culto a la tierra cercana que, sin proporciones mistéricas, conecta paladares variopintos con sabores de proximidad. Es una cocina “ecomaníaca”, sin destilar fundamentalismos, pero sí amor a los placeres sencillos, los que habitualmente están más cerca y nos pasan desapercibidos.
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Mutatis MutandisSolo se cambia lo que debe ser cambiado, pero “como la naturaleza es caprichosa e irregular”, explican, “puede suceder que tengamos que cambiar un plato del menú el mismo día en función de cómo entre un producto o de si encontramos o no una hierba en el monte”. Los menús pueden variar de un día para otro y sus propuestas parecen casi inagotables.
Sale a cuentaEs una de las mejores relaciones calidad-precio de toda España, no cabe duda. Menú corto y menú largo (o un poco más largo incluso, añadiendo una cazuelita de callos suculentos) que, maridado, apenas supera los 70 euros con IVA. Cuando se les pregunta si el modelo de negocio es sostenible, dicen: “a lo mejor no es que nosotros seamos baratos, sino que hay gente que se está pasando con sus precios”. El que sabe, sabeInfluidos por la nueva cocina nórdica, en la que está bien visto que el elaborador de platos se explique ante el cliente –así como con un aprovechamiento de los recursos consecuente en un negocio pequeño–, el equipo de cocina sirve y narra las especialidades con soltura, aportando entusiasmo y cercanía bien entendidos, no exentos de buenos modales. “¿Quién va a hablarte mejor de lo que acaba de llegar a tu mesa que el que lleva todo el día preparándolo?”, dicen ellos. |
Daniel Ochoa y Luis Moreno
Embajadores de cercanía
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