La bodega

Viña Sastre, cuando el secreto del vino es ser auténtico

Martes, 30 de Junio de 2015

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Se dice siempre, es ya casi un tópico, que el vino se hace en el viñedo. Pero cuando uno se encuentra con personas como Jesús Sastre, alma de Viña Sastre, comprende, de verdad, el porqué de la frase. Sobremesa Para...

En Viña Sastre, la tradición familiar que comenzó el abuelo Severiano, elaborando vino en las bodegas subterráneas del pueblo burgalés de La Horra y después comprando viña alrededor de su propiedad, ya da una primera pincelada a lo que, años después, sería esta bodega: un lugar donde lo importante es el viñedo, el suelo, la uva… la materia prima sin la cual hoy los vinos de los Sastre no ocuparían los mejores lugares en los rankings nacionales e internacionales.

 

La viña es lo que le interesó también a Rafael Sastre, hijo de Severiano, quien se decidió a elaborar su propia marca tras haber comprobado que sus vinos podían tener calidad suficiente, pues ya antes de etiquetarlos como Viñas Sastre, Severiano vinificaba una parte de uvas que vendía y, con el dinero de las ventas, iba comprando terreno.

 

[Img #7716]Después llegó la Cooperativa de la Asunción que Severiano ayudó a fundar, pero que poco a poco empezó a no ser suficiente y es en 1992 cuando Rafael da el gran salto y decide poner en marcha ese sueño de niño: tener su propia bodega. Un paso necesario, pues los vinos, ya lo sabía Rafael, estaban buenos.

 

Pero no estaba solo. Con él sus dos hijos, Pedro y Jesús, se involucraron en el negocio familiar y Viña Sastre fue tomando forma. Las viñas compradas por Severiano eran ya viejas y sabias, y se han ido haciendo aún más viejas (y más sabias) en este tiempo, bajo la atenta mirada de los Sastre.

 

Trago amargo

 

Poco tiempo después de que Viña sastre echara a andar, en 1998, Rafael moría, dejando a sus hijos un legado con el que ya estaban trabajando con ilusión y el mismo cuidado de la tierra que habían aprendido de sus mayores. El momento amargo no acabó ahí, y en 2002 era Pedro quien perdía la vida, dejando a Jesús, el hermano pequeño, al frente de todo. Pero él, como su padre en los comienzos, tampoco estaba solo; junto a él caminaban, y siguen a su lado, su cuñada, Isabel, y su amigo Eugenio Bayón, gerente de la bodega. Los tres han sabido superar el difícil trago de la pérdida y encauzar Viña Sastre hacia el éxito, un triunfo que tiene una base sólida, tan sólida como la arcilla sobre la que reposan las viñas de sus parcelas.

 

El secreto

 

[Img #7717]Se le podría preguntar a Jesús Sastre por el secreto para elaborar vinos que emocionan y consiguen expresar la fuerza más elegante de la tempranillo de la Ribera. Y seguramente contestaría que no lo hay, o si lo hay, está entre el terreno arcilloso de sus viñedos. Y en el mimo y el cuidado que se pone en esa materia prima para que dé lo mejor de sí, desde el viñedo viejo, que hoy supera el medio siglo, hasta las viñas benjaminas, plantadas a principios de los 2000. Jesús es partidario de la biodinámica y trata al viñedo y conforme a algunos de sus preceptos, podando en cuarto menguante, por ejemplo, y sin utilizar ningún químico en los tratamientos o en bodega. Con eso y su perfecto conocimiento del terreno, que se patea a lo largo del año, logra que hasta añadas complicadas en lo climático se transformen en vinos que no defraudan. Y con la idea clara de que, si la calidad no es suficiente, los vinos de alta gama, Pago de Santa Cruz, Regina Vides y Pesus, no se elaboran. Así que en años buenos, disfruten de los top de Viña Sastre, y en años malos, aprovechen la coyuntura y no dejen de probar el crianza y el roble, que se llevan lo mejor de los top y aprovechan que esa cosecha no salgan al mercado. En ambos casos, la satisfacción está asegurada.

 
 
 

Los vinos de Viña Sastre de un vistazo

 

Una colección en la que se puede confiar ciegamente, así son los vinos de Viña Sastre, desde el solvente rosado, pasando por el completo crianza y llegando a los vinos top, con Pesus a la cabeza, uno de los grandes vinos de España.

 
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Viña Sastre Crianza 2010. Tempranillo. DO Ribera del Duero. Un tinto que se luce en la mesa, lleno de fruta, elegante, que además es de una excelente añada. Brillante, con especias, fruta roja y toques minerales. Para empezar y acabar la botella.

 
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Pago de Santa Cruz 2009. Tempranillo. DO Ribera del Duero. Vino que procede del pago que le da nombre, de viñas plantadas en vaso y con varias décadas a sus espaldas. Un vino con excelente relación precio-placer y de una de las grandes últimas añadas de la región. Valor seguro.

 
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Regina Vides 2009. Tempranillo. DO Ribera del Duero. Su nombre, que se podría traducir como “las vides de la reina”, hace referencia a su procedencia, de un viñedo viejo propiedad de Isabel Chico, cuñada de Jesús Sastre y parte del equipo de la bodega. Un tinto elegante, distinguido y refinado, con clase, que gana en finura con tiempo de guarda.

 
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Pesus 2011. Tempranillo. DO Ribera del Duero. Si unimos el principio de Pedro y el final de Jesús sale el nombre de este, un vino de altísima gama, fruto de la mayor selección en la viña y un mimo extremo, que lleva a no sacar al mercado sus apenas 1.500 botellas si la cosecha no llega a los niveles de calidad exigido. Un tinto imprescindible para conocer cómo se las gastan los mejores riberas, intenso, amplio, largo… grande.

 

 

 

 

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