Cocineros y corazones
La vuelta a la tortilla

He vuelto a sentarme tras la mesa de Dani García. Y lo hice con motivo de la presentación oficial de su cortometraje en el que narra, con más valor y corazón que técnica, el cambio de rumbo que tomó su vida y su negocio tras insalvables condiciones impuestas por su anterior arrendador. Mayte Lapresta
Hace algo más de un año la enorme sala de Calima es abandonada en pleno por todo el equipo. Porque son eso, un equipo donde Dani se integra con su pasión, sus ganas de hacer, su capacidad de crecer. A través de imágenes nos colamos de lleno en la intimidad del chef, le descubrimos con su familia, compartimos mesa con su madre o le vemos leer un cuento a su pequeña.
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Así, Dani va pasando de personaje a persona. Y de manera inevitable, llega un momento en que la empatía permite que sus platos se transformen, sus trampantojos tengan más sentido, sus razones se entiendan. El Dani de hoy me gusta mucho más. Las zancadillas que le ha puesto la vida le han convertido en alguien mejor, ha crecido. Entro en la cocina de Culler de Pau y Javier Olleros me cuenta los desencuentros vecinales que le hicieron cerrar durante un largo periodo. Conozco a su esposa, que ha vivido a su lado cada problema. Han tomado juntos las decisiones, han sufrido y pedido ayuda. Los momentos duros han pasado y ahora tienen un proyecto más ambicioso, con mucha inteligencia emocional en sala y plato. El vecino, un amigo, la profesora de aerobic, el compañero de trabajo, a nuestro alrededor hay decenas de ejemplos de cómo somos capaces de vencer a las circunstancias, de que ese incierto destino puede reescribirse una y otra vez, cambiando en cada giro para que la vida cobre de nuevo sentido.
Nadie desea encontrar un muro para aprender a escalar pero, sin duda, las fuerzas que nacen desde el abdomen en esos momentos difíciles son suficientes para abrir maravillosas y nuevas ventanas al futuro.
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