Cosecha de aniversario
La Rioja Alta, 125 vendimias, un solo objetivo: calidad
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La compañía riojana cumple 125 cosechas invirtiendo nueve millones de euros en maquinaria y compra de viñedos en Cenicero para continuar mejorando sus vinos de entrada de gama. Este año recogerán unos 2,8 millones de kilos de uva. Raquel Pardo
Con gran parte de la uva de La Rioja Alta ya recogida y recién terminada la vendimia en su bodega boutique de Rioja Alavesa en Laguardia, Torre de Oña, este año el grupo alcanza en Rioja su cosecha número 125. Un número redondo que acompaña a las perspectivas de futuro de la compañía riojana del Barrio de la Estación, que este año ha invertido nueve millones de euros para mejorar la calidad general de sus vinos, aumentar la parcelación y la selección en los viñedos y hacer crecer también su cantidad de viñedo propio, gracias a las 62 hectáreas de tempranillo que han adquirido en la localidad de Cenicero.
La inversión incluye una fuerte apuesta por la tecnología, desde unos camiones con tanques refrigerados que contribuyen a mejorar la conservación de la uva en su traslado hasta la bodega durante esta vendimia, a unas punteras máquinas de selección óptica de frutos, que permiten ajustar una serie de parámetros como color, tamaño o aspecto general de la baya y seleccionar únicamente aquellas que se adecuen a esos criterios, descartando las demás a un ritmo de unos 170.000 kilos de uva por día. “Todo esto nos permitirá aplicar criterios similares a los que ya se utilizan en Torre de Oña a vinos de otras calidades” como Viña Alberdi o Viña Arana, confirma el presidente de La Rioja Alta, Guillermo de Aranzábal.
Los resultados se verán, como mínimo, de aquí a siete años, el plazo que tardan en salir al mercado los tintos de La Rioja Alta de gama básica, el crianza Viña Alberdi y el reserva Viña Arana. La pretensión es, confirma De Aranzábal, incorporar este sistema también a la elaboración de Torre de Oña, su bodega “château” de Laguardia.
Cata de celebración
Siendo este un año histórico para la centenaria bodega del Barrio de la Estación, La Rioja Alta quiso celebrarlo con una cata conmemorativa para profesionales de la prensa del vino en su sede de Haro. En ella se “colaron” sus dos vinos de la bodega Lagar de Cervera en Rías Baixas, Lagar de Cervera albariño 2014 y Pazo de Seoane 2014, este último una novedad que se presentó en primicia. Se trata de un vino de O Rosal compuesto de albariño y loureiro, con una acidez muy fresca, un vino vibrante, floral, herbáceo y fácil de beber.
El plato fuerte llegó con los tintos, que el enólogo de La Rioja Alta, Julio Sáenz, presentó en tres “miniverticales” de tres añadas cada uno, de las marcas Viña Ardanza, su vino de bandera, y los clásicos grandes reservas de la casa, 904 y 890.
Viña Ardanza 1973, el segundo reserva especial que lanzó la bodega desde la mítica cosecha del 64, un vino con tempranillo, garnacha, graciano, mazuelo y viura, terroso, mentolado, con notas torrefactas y con una boca corpulenta aún, aunque fluido, maduro.
Viña Ardanza 1985, que en la bodega se recuerda como uno de los mejores de la gama, compuesto de las mismas variedades que la anterior, fresco, mineral, ligeramente floral, con boca sabrosa y una medida estructura.
Viña Ardanza 2001, de nuevo un reserva especial de una añada excelente, elaborado con tempranillo y garnacha, especiado, frutal, complejo, vivo, armonioso en boca, con estructura, en un fabuloso momento de forma.
La cata de la gama 904 se abrió con la mítica añada del 64, considerada de lo mejor del siglo XX en Rioja. Se elaboró con tempranillo, graciano y una pequeña proporción de viura, con elegancia y bouquet, cafés, barniz, y fluido y elegante en boca, una pequeña joya que, pese a acusar los efectos del paso del tiempo, conservaba el encanto.
La cosecha de 1982 fue una de las más aplaudidas por los asistentes a la cata. Elaborado con tempranillo y pequeñas partes de graciano y mazuelo, es un vino de tiempo, con notas de madera sutiles, elegante, fino, con equilibrio y armonía en boca, sedoso, sabroso.
La de 2001, elaborada con un 90% de tempranillo y el resto de graciano, mostraba aromas de vainilla, moras maduras, especias y flores, y en la boca, vibrante, elegante, equilibrado.
Cerró la sesión de cata la gama 890, que comenzó con la añada del 78, con tempranillo en su mayor parte y pequeñas proporciones de graciano, viura y mazuelo. Mentolado en nariz, con notas de café y toffee, tostado, sutil, con un trago sabroso, elegante, fluido y adictivo.
El de 1981, otro de los excelentes para la bodega, ahora es muy aromático, con notas silvestres, de regaliz, romero, y ligeras notas lácticas. En la boca es rico, amplio, equilibrado, vivaz, sabroso, con una medida opulencia.
La añada 2001 cerró esta cata entre horizontal y vertical, con un tinto rotundo y especiado, elegantísimo y en la línea de sus hermanos mayores, con notas de toffee y coco y toque láctico, y una boca grande, mineral, especiada, con sabores de tinta, amplio, redondo, sabroso.
Para los amigosLas celebraciones de estas 125 vendimias no se quedan en el ámbito de los periodistas especializados, ya que, además del juego on line “El Jardín del Vino”, que la bodega presentó a principios de año para “convertirse en bodeguero”, estos próximos 7 y 8 de octubre tendrá lugar en Madrid la Cata 90+, en referencia a que, en una sala habilitada para degustar los vinos de las distintas bodegas que el grupo tiene en Rioja (La Rioja Alta y Torre de Oña), Rias Baixas (Lagar de Cervera) y Ribera del Duero (Áster). Se podrán probar aquellos que superan los 90 puntos en las principales guías y rankings nacionales, a excepción de Viña Alberdi, Finca San Martín y Áster Crianza. Clientes, amigos de la casa y socios de su ya veterano Club de Cosecheros podrán encontrarse en sesiones de tarde, el día 7, y mañana y tarde, el día 8, en el Hotel Wellington de la capital, con sus vinos favoritos de la casa, degustando las últimas añadas en el mercado. ![]()
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