Mayte Lapresta

Comer, beber, amar

El espíritu navideño

Lunes, 28 de Diciembre de 2015

Tiempos complicados. Vuelo a Estambul para participar en su primer congreso gastronómico donde la presencia de los españoles Sergi Arola y Christian Escribá se presenta como principal aliciente en un país de aromas legendarios y cocina arraigada... Mayte Lapresta

... El simposio abre sus puertas con un minuto de silencio. Esa misma noche habían acontecido los múltiples atentados en las calles parisinas. Desolación. Tristeza. Mi compañero se encuentra en Israel en otro reportaje para ustedes. El pequeño mundo de cercanías que nos presenta las ilimitadas comunicaciones de repente es enorme y lejano. Es rudo, desconocido y nos hace pensar con añoranza en el calor del hogar. Luces de Navidad en alguna calle de un país de Oriente Medio. Chocante. Hace un mes, en esta misma columna les hablaba de la importancia de vivir plenamente, de disfrutar el momento. Hoy me reitero en ello con infinitas fuerzas. Y lo hago con el corazón encogido a escasos días de unas fiestas que, de manera independiente a su origen cristiano, nos invitan a querer, recordar, echar de menos y obsequiar sin esperar agradecimiento. En la redacción colocamos con cariño nuestro árbol, intercambiamos sonrisas, regalos, llegan las cestas y se llenan las cajas de donativos para Banco de Alimentos. Llamamos a los amigos, nos reunimos para reír y llorar juntos. Nos saludamos y besamos deseando de corazón que la vida nos vaya bien, que el 16 sea mejor que el 15 o, al menos, igual. Escucharemos las campanadas en ese déjà vu que se repite con cambios casi imperceptibles año tras año. José Mota en la tele. La abuela que abraza hasta la asfixia a sus nietos mientras alguien cocina un asado y el vecino escucha villancicos. La maravillosa sensación de que tu gente está bien, de que todo está bien. Y lo que pasa, está afuera. Contradicciones que nos permiten vivir y sin las cuales nuestro día a día sería insostenible. Así que, por nuestra salud, abramos por unos días la puerta a la evasión, descorchemos una buena botella y respiremos espíritu navideño. Lo que sea, será. 

 

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