De otros tiempos

Cafés históricos, bellos templos de felicidad gourmet

Viernes, 15 de Enero de 2016

Santuarios de intelectualidad y testigos de épocas gloriosas, los cafés perviven como sucursales de los deleites de la vieja Europa. Hoy actualizan su oferta gastronómica y su renovada clientela sibarita se rinde a sus encantos. Pedro Javier Díaz- Cano. Imágenes: Eduardo Grund

“Estar en el café es encontrarse en casa sin estar en ella”, escribió Peter Altenberg, arquetipo de los “poetas de café”, hoy inmortalizado con una estatua a tamaño natural en una mesa del vetusto Café Central de Viena. A lo largo de la historia, en Europa los cafés siempre han estado asociados a los ambientes culturales y han servido como catalizador de tertulias y plataforma de nuevas tendencias. Punto de reunión de escritores, pintores, músicos, políticos y hasta científicos como Albert Einstein (el célebre físico era un visitante asiduo del Café Louvre de Praga), también merecen por ello el apelativo de templos de la inteligencia.

 

Todavía perduran algunos de estos cafés históricos que fueron epicentros intelectuales y artísticos, siendo una de las instituciones que adquirió más solera en la Europa burguesa del siglo XIX y convirtiéndose algunos de ellos en bellos escenarios modernistas por su decoración art déco o art nouveau. La siguiente selección podría constituir por sí misma una ruta europea de los seis cafés históricos más hermosos a través de cinco países diferentes (dos de ellos están en Austria), partiendo de Budapest (Hungría) y con broche final en Nantes (Francia).

 

[Img #9262]New York Café (Budapest): el café más hermoso del mundo

 

El Boscolo Budapest es uno de los hoteles de lujo de la capital húngara y acoge el New York Café, el orgullo y emblema del hotel. Considerado como “el café más hermoso del mundo”, abrió sus puertas el 23 de octubre de 1894, por lo que ya cuenta con más de 120 años de historia. Actualmente se ha convertido en un icono de la ciudad y no solo es un lugar para tomar un café acompañado de un surtido de exquisita pastelería, sino también para saborear especialidades de la cocina húngara actualizadas con toques creativos, como la Sopa goulash de ternera con judías y fideos caseros.

 

El New York Café conserva la decoración que lo hizo famoso en todo el mundo. El techo está adornado con maravillosos frescos de Gusztav Mannheimer y Ferenc Eisenhut, que datan de mediados del siglo XIX. Los suntuosos candelabros venecianos propician una luz mágica, que provoca un efecto encantador sobre el estuco dorado que cubre las columnas salomónicas, con fuste en forma helicoidal. El café siempre ha sido frecuentado por pintores, actores y muchos intelectuales desde los tiempos de la Belle Époque. Una anécdota cuenta cómo el famoso escritor Ferenc Molnár, el día que el café abrió, tiró las llaves al Danubio para que nunca cerrara…

 

[Img #9258]Café Central (Viena): escalope, apfelstrudel y piano

 

El Café Central de Viena fue inaugurado en 1860 en la planta baja del Palacio Ferstel. Legendario por haber sido centro de reunión de músicos, pensadores y escritores (Arthur Schnitzler, Peter Altenberg y Adolf Loos eran clientes habituales), asimismo fue lugar de asueto para Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, que solía ir a jugar al ajedrez. Ahora es un poco caro, pero compensa si se va a estar un buen rato. Mientras se toma un genuino café vienés con nata y canela, uno se puede pasar la tarde charlando, leyendo periódicos o simplemente observando a los demás parroquianos.

 

Y es que para los austriacos, la costumbre del café es un hecho social y se acompaña con la lectura de la prensa diaria, un aperitivo, un bocadillo o una partida de cartas o de billar. Pero en el caso del Café Central, además de que su encanto convierte ya la visita en una vivencia, también resulta una experiencia gastronómica si degustamos su cocina vienesa con platos tradicionales como el wienerschnitzel (escalope vienés empanado) y el maridaje de algún tinto de la vecina región de Burgenland. Su repostería casera con especialidades como el apfelstrudel (pastel hojaldrado de manzana) y la música de piano que ameniza las veladas seducen al gourmet de la vida más exigente, y hacen del Café Central un templo hedonista para los sentidos.

 

[Img #9260]Café Tomaselli (Salzburgo): el favorito de Mozart

 

Fundado en 1705, el Café Tomaselli de Salzburgo es uno de los cafés más antiguos del mundo, una verdadera institución en la ciudad austriaca, conocida mundialmente por ser la cuna de Wolfgang Amadeus Mozart. Ubicado en la planta baja de un elegante edificio, se amplió a la primera planta con balcón, y sigue siendo un lugar popular de reunión. Su interior tiene un rico estilo ornamental, con paneles de madera noble, mesas de mármol, bandejas de plata y, por supuesto, camareras uniformadas elegantemente.

 

Pero si por algo es célebre el Café Tomaselli es por ser el favorito de Mozart, a quien su padre Leopold llevaba allí a menudo junto a su hermana Nannerl. Se cuenta que en este café, situado en la calle Alter Markt a solo unos pasos de la catedral de Salzburgo y la famosa calle comercial Getreidegasse, el joven Amadeus también jugaba al billar. Sin duda, fue aquí donde el genio de la música clásica despertó su gusto por los sabores exquisitos como un incipiente gourmet, pues ya de adulto se sabe que disfrutaba de un buen paladar y era aficionado a la buena mesa y a la sobremesa.

 

No es de extrañar. Todavía hoy, más de 300 años después de su fundación, el Café Tomaselli se diferencia de los demás por su amplísima oferta de 45 clases diferentes de tartas elaboradas en el propio obrador de la casa. Por supuesto, no faltan las especialidades austriacas, como su propia versión de la tarta Sacher vienesa y de la Linzer Torte, la deliciosa tarta con confitura de frambuesa y masa perfumada con canela, originaria de la ciudad de Linz.

 

[Img #9259]Café Imperial (Praga): art déco y tarta imperial con nata y dátiles

 

Fundado en 1914, el ya centenario Café Imperial de Praga abrió sus puertas con ese magno nombre justo curiosamente cuando el Imperio austro-húngaro iba a despedazarse a raíz de la Primera Guerra Mundial (1914-1918).

 

De estilo art déco con elementos cubistas, tras la amplia reconstrucción a la que fue sometido el Hotel Imperial al que está anexo, el café fue reabierto en 2007 mostrando de nuevo sus bellas columnas de inspiración persa y sus singulares paredes con motivos árabes de plantas y animales, que ya causaron furor allá por 1914.

 

A lo largo de este siglo, el Café Imperial ha sido testigo de la historia de la antigua Checoslovaquia, pasando de ser uno de los lugares de moda de Praga que frecuentaban figuras como el escritor Franz Kafka o el compositor Leos Janacek, a ser el preferido de las tropas alemanas durante la Segunda Guerra Mundial y, más tarde, de la asociación de sindicatos.

 

En cuanto a su oferta gastronómica, destacan sus bollos rellenos de mermelada y especialidades como la tarta imperial con nata y dátiles y su chocolate imperial, con pan de jengibre rallado con nata montada. Su cocina también raya a gran altura, pues no en vano su chef, Zdenèk Pohlreich, es el cocinero más mediático de las televisiones checas.

 

[Img #9261]Coffe Baum (Leipzig): Wagner, Goethe y espárragos

 

El Coffe Baum de Leipzig (Alemania) es el segundo café más antiguo de Europa, inaugurado en 1711 como despacho de café, aunque un primer testimonio de 1694 lo situaría como el café-restaurante en funcionamiento más antiguo de Europa. De lo que no cabe duda es que se trata del lugar de encuentro más célebre de la ciudad sajona desde antaño. En sus mesas pudieron buscar la inspiración los compositores Robert Schumann, Franz Liszt y Richard Wagner, del que se exhibe un retrato en una de sus paredes, además de Goethe, el príncipe de las letras germanas. Y como antiguo despacho de café, cuenta incluso con su propio Museo del Café, pequeño pero interesante.

 

Además de su oferta de cafés y, por supuesto, de cervezas (como no puede ser de otra manera hallándonos en Alemania), en su primera planta se puede saborear la alta cocina de su Restaurant Lusatia, en cuyas paredes los comensales también pueden ver las fotografías de los visitantes más célebres, inmortalizadas en el Libro de Oro del Coffe Baum. En la actualidad, es uno de los restaurantes más elegantes de la ciudad, siendo muy apreciadas sus diferentes especialidades culinarias con los deliciosos espárragos de la temporada de primavera.

 

[Img #9263]Café-Brasserie La Cigale (Nantes): ostras para la felicidad

 

Un recorrido por los cafés históricos más hermosos de Europa estaría incompleto sin el Café-Brasserie La Cigale de Nantes, la capital del departamento de Loira Atlántico y de la región de Países del Loira, al oeste de Francia. Su decoración art nouveau original con sus maravillosos mosaicos modernistas lo convierten en una visita obligada para los viajeros y turistas. Su fundación se remonta a 1895 y ha sido declarado Monumento Histórico, por lo que su preciosa decoración art déco se conserva como oro en paño, tan brillante como antaño. Su nombre de La Cigale nos remite inmediatamente a los españoles a traducirlo equivocadamente como “la cigala”, pero lo cierto es que cigale en francés significa “cigarra”…

 

Aunque como café tienta ya a los parroquianos con una pausa golosa a base de un chocolate a la taza Celaya Valrhona acompañado por pastelitos, a este templo para gourmets apetece, sobre todo, ir a almorzar o a cenar para saborear sus pescados y mariscos, lo que nos recuerda que Nantes está a tan solo 55 kilómetros del mar. De hecho, uno de los manjares atlánticos más preciados de la casa son las ostras vivas recién abiertas y servidas en bandejas sobre hielo picado para que conserven su frescura y su sabor intensamente marino, acompañadas de las preceptivas rodajas de limón para impregnar con sus gotas el molusco y que el bivalvo sea comestible.

 

La Cigale es un café, es un restaurante y es una brasserie de ambiente relajado, pero ante todo es “una institución de la felicidad, un templo de la alegría y del placer de vivir para los nanteses y los gourmands de todo el mundo”, como lleva a gala en su carta de presentación. Un lema que sin duda se puede extrapolar a los otros cinco hermosos cafés con encanto de esta selección como auténticos templos de felicidad.

 

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