Mayte Lapresta

Comer, beber, amar

Silencio, se cata

Sábado, 23 de Abril de 2016

Si un lector nos visitara y asistiera a una de las numerosas catas que realizamos en nuestra redacción, escucharía reiteradas veces la frase del maestro de ceremonias José Luis Casado pidiendo silencio... Mayte Lapresta

... En busca de ese rigor cada mes se realizan sesiones mañaneras que pasan del cruasán al vino. A las 10 a.m. los puntuales integrantes se sientan, separados, cada uno con sus copas servidas, su bolígrafo y sus hojas de cata donde reflejar opiniones, describir cada sensación, desgranar los aromas, sutilezas y bellezas, deshojar la boca pétalo por pétalo buscando ángulos, aristas, seda o fluidez, retronasal y tiempo en el que nos acompaña ese sabor una vez ingerido. Siempre somos los mismos y siempre a la misma hora. Jesús Flores es categórico y se adelanta a opinar, siempre con un simpático guiño a alguna de las damas. Alejandro Calvo es prudente, se toma su tiempo y no da puntada sin hilo. María José Huertas, sonriente, afina y acierta, detecta y describe con agudeza de sumiller experta. Ana Belén Gabaldón se mantiene callada y escribe sus notas rigurosamente. Llega Kasia Romanska,  un poco tarde y siempre corriendo, pero nos alcanza sin problemas en una voluntad resolutiva eficaz. José Luis pone orden. “Señores, hay que volver a la muestra número 3 que estaba algo cerrada”. A lo largo de cada número Sobremesa realiza la cata de más de 40 vinos para intentar reflejar lo que naturaleza y hombre son capaces de crear. De manera paralela a esta sesión absolutamente a ciegas, cada reportaje conlleva una valoración de los vinos a los que se apunta, porque al final, de nada sirve hablar de un gran elaborador o de una tierra si no te lo sirves en una buena copa y lo degustas. Catamos con los bodegueros sus últimas añadas y también vinos históricos o que han supuesto un cambio, una nueva línea o una gran cosecha. Somos duros con nuestras puntuaciones y muchos nos acusan de no conceder nunca la máxima valoración. Pero, ¿y si damos un 100 y mañana nos gusta más otro vino? Termina la cata, nuestros labios teñidos de burdeos, la sala llena de copas. Ahora, a trabajar.

SOBREMESA no comparte necesariamente las opiniones vertidas o firmadas por sus colaboradores.

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