Los gustos y los caminos
Elisina

A Elisina Congosto le gusta pasear por su ciudad acompañada de su peludo Killer, un pequeño y pacífico perrito sin pedigrí alguno que un día llego a su casa desde la perrera municipal de Traslasierra... César Serrano
... En sus paseos por la antigua y hermosísima Ceres les gusta detener sus pasos en esos espacios que llaman de la desnudez de la ciudad, una desnudez que se asoma a las intemperies del tiempo.
Contemplando ese desabrigo de los viejos y derruidos edificios acuden a un juego de fantasías que va recorriendo cada uno de los espacios que ahora se asoman despojados ya de risas, de juegos, de lágrimas, de besos... El color azul, el de los niños, con sus juegos, con sus deseos de crecer, con los sueños del primer amor, ese amor idealista al que, sin saber cómo, llegan los púberes; son los días de las caritas sonrosadas y las miradas clavadas en los zapatos. Y allí, en aquella estancia color púrpura, el amor. Y entonces se imaginan largas noches de amor y, en ese juego de fantasías, se las puede escuchar, entre risas, acudir a los nombres de antiguos amantes a la vez que celebran los nombres de los de ahora. También les gusta detenerse en las antiguas galerías. Entonces, aparece la figura de la abuela mimando sus geranios, regando la hierbabuena, cuidando los pájaros que antes cuidó el abuelo... Una última ventana les lleva a esa abstracción que produce a menudo asomarse a ellas. Ahí, el ir y venir de la gente que pasa. Entonces se preguntan por las miradas absortas de detrás de los cristales. ¿Cómo eran sus ojos? ¿Dónde detienen la mirada? ¿En quién?
“¡No! La habitación de la muerte, no”. Ésa nunca dicen haberla visto, nunca la han querido ver pese a saber que en alguna de esas estancias, que ahora visita la lluvia y azota el viento, alguna vez entró la muerte. Cuando llegan a esos espacios oscuros escapan veloces por imaginarios pasillos, me dicen, hasta ser atrapadas de nuevo por otras fantasías. Existe un punto en esa desnudez de los edificios en demolición que de verdad les atrae: las paredes del que aún parecen llegar antiguos y conocidos aromas, la cocina asomándose en amarillentos azulejos. Ahí de nuevo la memoria de la abuela, sus manos, su mirada, sus guisos, las patatas con costillas, los flanes de romero, las albóndigas con cilantro, los repápalos dulces, también los salados, las tencas fritas, de arroz con chorizo… Sí, de esas esencias que escapan a través de las ventanas abiertas, este arroz de hoy.
Arroz caldoso con chorizo
Ingredientes: 1kg de arroz, 200 g de lomo de bacalao desalado, 1 hilo de chorizo de guisar ibérico, 1 tomate, 1 pimiento rojo fresco, 1 pimiento ahumado seco, cebolla, un trocito de puerro, 2 dientes de ajo, 1 cucharadita de pimentón de La Vera, 1 hoja de laurel, 1 chorrito de aceite, caldo vegetal y sal.
Elaboración: En una cazuela ponemos el chorizo, cubrimos con agua y llevamos a ebullición. En cazuela aparte, elaboramos un sofrito con las hortalizas. Cuando el sofrito esté en su punto añadimos el chorizo en trocitos, el bacalao desmigado y el arroz. Damos unas vueltas, añadimos el pimentón de La Vera y, por último, vertemos el caldo vegetal. Llevamos a fuego medio durante 20 minutos y listo. El plato tiene que tener su punto caldoso para presentarse perfecto.
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