En Madrid

BocaCalle, cuando el street food da una vuelta de tuerca

Viernes, 10 de Junio de 2016

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Este pequeño restaurante que acaba de abrir en la capital esconde no solo una atrevida decoración, sino una versión libre del concepto de comida callejera, con platos creativos de marcado toque canalla. Raquel Pardo

Cuatro amigos treintañeros y aficionados a la gastronomía deciden montar su propio restaurante en una zona “caliente” y muy de moda en Madrid, el barrio de las Salesas. Encargan su decoración a un estudio de arquitectura (More&Co) que realiza trabajos “biosaludables” como El Huerto de Lucas, también en la capital, y un mural que decore la mitad del local con una interpretación del gusto, y que firman los cotizados BoaMistura. A los fogones, un joven chef, Dani Álvarez, viajado por el mundo y que ha pisado la escuela que es la cocina de Martin Berasategui. El resultado: BocaCalle, un juego de palabras con la cocina callejera para un local desenfadado donde ir a disfrutar de una comida que se toma con los dedos.

 

En los platos desfilan gyozas de caza, arroces con plancton o su plato estrella, Estofadog (han sacado de la cocina más de 1.900 en tres meses), una reinterpretación del perrito caliente cuya materia prima es la carrillera de cerdo cocinada a baja temperatura, francamente delicioso. Comida divertida pero seria, con fundamento como diría el televisivo Karlos Arguiñano, para mojarse los dedos y relamerse sin pudor.

 

Y bastaría como motivo su cocina para visitar BocaCalle, pero además, otra sorpresa agradable son los vinos, una carta que predica también con el desenfado que se ve en la cocina, con referencias madrileñas (estamos en Madrid, ¿no?) y vinos que denotan que los propietarios se han trabajado la lista, tanto por botellas como por copas.

 

El ambiente de BocaCalle se divide en dos, una parte que los propietarios califican de masculina, más austera y con decoración metálica, donde se ve la cocina, y otra más femenina (siempre según su criterio) donde es el mural de BoaMistura el que reina en una sala pequeña y algo ruidosa (no, los amantes de los restaurantes silenciosos tendrán que seguir buscando). Aquí se come entre tonos rojizos y figuras que recuerdan a las papilas gustativas, la lengua, el sabor… que al final es lo que importa cuando se busca un sitio donde disfrutar de la gastronomía.

 

BocaCalle está en la calle Santa Teresa, 2, de Madrid. Su precio medio ronda los 25-30 euros.

 

 

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