Fiestas con sabor
Florida Retiro, la reaparición estelar de un clásico
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La sala de fiestas madrileña cobra de nuevo vida gracias a la gestión del grupo Mercado de Fuencarral y un concepto donde la gastronomía tiene un papel relevante. A los fogones, la experiencia y talento del cocinero Joaquín Felipe. Teresa Álvarez. Imágenes: Archivo
Pocos lugares recogen la magia del Madrid más castizo con el paisaje vegetal más imponente. El Parque de El Retiro es uno de esos espacios únicos que convierten la capital en un lugar para el descanso, el paseo, el vermut y la siesta de enamorados bajo la sombra de un viejo olmo. Después de un largo tiempo de reformas, informaciones esquivas y expectación, abre sus puertas –renovada y magnífica– la emblemática sala de fiestas Florida (antes Park, ahora Retiro).
El proyecto parece haberse dotado de buenas armas para triunfar, a pesar del ambicioso número de comensales que precisa para llenarse. La rehabilitación y decoración creando las distintas áreas ha sido realizada por Pascua Ortega y Guillermo García-Hoz que han dotado de personalidad propia a cada rincón: una zona de kioscos al aire libre para picar algo de manera informal, una terraza semicubierta para tomar unas tapas (La Galería), un restaurante a la carta con amplios ventanales para abrirse al parque donde comer de manera relajada (El Pabellón), una terraza perfecta para saborear un cóctel o pedir algo de sashimi y, por supuesto, su sala, que revive los tiempos gloriosos de este maravilloso escenario a través de diferentes espectáculos. En la actual programación , divertidos performances de Yllana (Pandora Nights) y baile y música en directo en el espectáculo Chattanooga, dos propuestas que se combinan con soltura con un servicio de cena en sala, hoy consistente en tres platos más postre, pero prometen una revisión hacia mayor libertad de elección. Sin duda, una inversión pantaleónica, detrás de la cual encontramos al grupo Mercado de Fuencarral que se ha hecho con la concesión durante los próximos 25 años.
Respeto histórico
La cúpula que hizo famosa a esta sala de fiestas y antiguo pabellón de caza, se ha conservado y luce más que nunca, pero no es lo único que ha recobrado vida. La Casa del Contrabandista, construida por Isidro González Velázquez durante el reinado de Fernando VII, se ha rehabilitado, y una noria de un molino de agua ha quedado al descubierto en el acceso a La Sala. Todo en un entorno privilegiado de un jardín palaciego único en la capital.
Street food
En un lugar como El Retiro no podría evitarse crear una zona de kioscos informales, puestos de comida que te permitan un tapeo absolutamente desenfadado al aire libre. La propuesta, bien elegida en cuestión de proveedores, hace alusión a los iconos del parque como La Casita del Pescador, donde tomar unas ostras, La Bellota (en honor a las fuentes de Ventura Rodríguez) para picar un buen ibérico, o La Casa de Vacas para los caprichos cárnicos.
Joaquín Felipe
La profesionalidad de Joaquín es, sin duda, un acierto indispensable para llevar a buen puerto un proyecto de tal envergadura. Porque Joaquín, además de buen cocinero, es razonable, sensato y versátil, tres cualidades que le permitirán lidiar con una oferta culinaria tan amplia como la que Florida Retiro está dispuesto a dar. En su currículum, Paradis y sus tiempos en el Hotel Urban cociendo no solo los fogones de Europa Decó, sino los de festejos de este gran hotel y su hermano menor Villa Real. Tras ello, su proyecto personal Joaquín Felipe y el ritmo frenético de Aspen. Siempre producto de temporada, sentido común, elaboraciones reflexionadas que desembocan en el Florida con platos francamente buenos, como su tortilla de tuétano y su degustación de partes del atún. Grandísimo Felipe.
Empieza el espectáculo
En La Sala es donde el nuevo Florida despliega su originalidad. Con cierto paralelismo a la fiesta gastronómica de Ibiza en lugares como Lío o Heart, el entretenimiento se mezcla con sabiduría entre las mesas de la sala. No es una cena con espectáculo al uso. Yllana consigue atraer el interés sin monopolizar la atención de los comensales. Y tras recibir la cuenta en una bella piña dorada como colofón de la noche, los camareros sabiamente retiran las mesas y empieza la fiesta. Música y baile hasta entrada la madrugada.
Interesante mezcla
Diseño, paisaje, música, teatro, copas y buena gastronomía convierten este nuevo espacio madrileño en un lugar de ocio incomparable.
La buena copa
En la coctelería el gran barman Miguel Ángel Jiménez divierte con mezclas novedosas de los clásicos de siempre.
A la carta
Siguiendo la política razonable de precios comedidos instaurada durante la crisis, comer en El Pabellón, rodeado de caras conocidas y buen ambiente, no sale por más de 40€.
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