Director de la Fundación para la Cultura del Vino
Eduardo Muga
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"Cultura del vino es también conocimiento y, por qué no, placer y disfrute, valores que tenemos que hacer llegar a los jóvenes para que la relación de estos con el vino sea más cercana”. Juan Manuel Ruiz Casado y Saúl Cepeda
Algunas de las acciones promocionales más sonadas de la agenda vinícola han corrido por cuenta de la Fundación para la Cultura del Vino. Constituida por un grupo de bodegas prestigiosas y escogidas, entre las que no falta la que sigue siendo buque insignia de los vinos españoles en el extranjero, la flamante Vega-Sicilia, esta asociación es un buen exponente del esfuerzo llevado a cabo por el sector bodeguero para difundir y expresar la grandeza del vino. Como entidad privada que es, aunque no hay que olvidar que cuenta con apoyo ministerial, la Fundación ha apostado por actividades financiadas por las propias bodegas, que son las que se encargan de proponer nuevas incorporaciones. Así sucedió hace unos cuatro años con Bodegas Muga, según explica el actual presidente de la Fundación para la Cultura del Vino, Eduardo Muga. “A nosotros nos gustaba mucho la labor de la Fundación”, argumenta, “y cuando nos propusieron entrar en ella no nos lo pensamos dos veces. Nos pareció una idea excelente y nos sentimos orgullosos de que pensaran en nuestra casa”.
La teoría y la práctica, la idea del vino como refinamiento pero también como sector necesitado de investigación y de conquistas técnicas, han gobernado el programa de actividades de la entidad. En ella no se han descuidado el capítulo de la comunicación, como demuestra la publicación anual del elegante y muy cuidado Terruños, donde han ido apareciendo reportajes sobre historia y técnicas vinícolas, sobre arte y estética, o sobre las relaciones que el vino ha mantenido con otras disciplinas.
“Nuestro principal objetivo”, cuenta Eduardo Muga, “es recuperar e impulsar la concepción del vino como cultura en un sentido amplio del término. Cultura es también conocimiento y, por qué no, placer y disfrute, valores que tenemos que hacer llegar a los jóvenes para que la relación de estos con el vino sea más cercana”.
Desde su nacimiento, la Fundación ha prestado interés a los estrechos lazos que han unido al vino y al arte de las distintas épocas. Esta relación, que a lo largo del siglo XX alcanzó cotas gloriosas con las etiquetas de los grandes vinos franceses diseñadas por pintores de vanguardia, será el motivo de la próxima actividad de la institución, a través de una muestra que se inaugurará en los meses siguientes en el Museo Thyssen de Madrid.
En ella se reunirán algunas de las obras de arte más importantes de todos los tiempos dedicadas a los asuntos de Baco. Además, y con el ímpetu al que nos tiene acostumbrados, continuará con sus flamantes catas El Sabor de los Grandes, magníficas degustaciones verticales de vinos cuya sola mención revela el ambicioso nivel de la convocatoria.
Tragos estelares
La fuerza mediática de la actividad desempeñada por la Fundación para la Cultura del Vino ha venido concretándose en la serie de catas El Sabor de los Grandes. Algunas de las marcas más importantes del mundo han desfilado por esta pasarela degustadora que ningún profesional de la cata ha querido perderse. Pétrus, Symington, Latour, La Tâche, entre otras inolvidables como la de Vega-Sicilia o la dedicada a los vinos de Jerez, han contribuido a marcar una sólida línea de refinamiento y divulgación.