Gigante pequeñito
Eslovaquia, un paraíso termal entre los Montes Cárpatos

Nacida en 1993, miembro ya de la UE y con el euro como moneda, Eslovaquia es un país pequeño que se mueve como un gigante. Su desarrollo está en esa fase en la que varían los menús más modernos: entre la tradición y la evolución. Pedro Grifol
Nada más poner el pie en el país, la primera impresión que tenemos es que estamos en un lugar no invadido masivamente por turistas, y que podemos llevarnos alguna sorpresa a la vuelta de cualquier esquina. A nada que callejeemos por su capital, Bratislava, vamos comprobando cómo se cumplen las expectativas. Grandes edificios de elegante corte barroco (y rococó) en los que se han instalado anuncios de neón y cafeterías con terraza, bloques de pisos de la época comunista que ya empiezan a conferir un toque vintage a las grandes avenidas; antiguos trolebuses decorados con modernas estéticas publicitarias; un personaje de bronce que asoma por una tapa de alcantarilla, cuyo título reza: “Obrero trabajando”, y que quizá sea el monumento más fotografiado de la ciudad, aunque no es la única escultura que nos da la bienvenida en el paseo por la ciudad vieja, porque también nos saluda un dandi que levanta el sombrero, un fotógrafo en una esquina y un señor muy curioso que nos observa a través de un catalejo. Las vetustas puertas de pequeños negocios –bizuteria (marroquinería), galantéria (ropa interior y bolsos), trafika (estanco y bebidas)– de los años 60 y 70 del pasado siglo contrastan su anticuada imagen con las tiendas de moda más rabiosas. En muchas cafeterías aún se sirve Kofola, un refresco de cola inventado en el período comunista para competir con “la bebida de los imperialistas”. Eslovaquia es uno de los tres países del mundo donde la Coca-Cola no es la bebida más vendida ¿En qué año estamos? Quizá ese sea uno de los encantos común denominador del país.
Hay que cruzar el Danubio por el Puente Nuevo y subir al UFO, un mirador en forma de ovni desde el que tendremos una magnífica vista del río. Y comer allí, en su magnífico restaurante, para reflexionar a la hora de la sobremesa y planificar el recorrido por otras ciudades y parajes eslovacos: Kosice, la ciudad más grande del país y destino preferido por los estudiantes Erasmus, con su vibrante zona de bares; Levoca, que custodia el orgullo del arte religioso eslovaco en la iglesia de San Jacobo, el mayor altar gótico conservado en todo el mundo, además de “la jaula de la vergüenza” de la época de la Inquisición. Y, naturalmente, reservar días para visitar los castillos de Spis y Lubovniansky, joyas medievales del país.
Pronunciar la palabra goulash es meterse de lleno en la cocina del antiguo imperio austro-húngaro. El imperio se dividió, y ahora cada país lo hace a su manera. El goulash eslovaco es una receta de carne estofada (70% vacuno / 30% cerdo) a la que se añade patata en una base de manteca de cerdo más un compuesto casero que se elabora con anterioridad, al que llaman lêco (pimiento amarillo y rojo, ajo, cebolla, zanahorias, apio, tomate y naturalmente paprika). Se remata con setas y un chorro de vino tinto. Un plato contundente sin lugar a dudas. Si no se atreve con él, la otra opción como entrante será, irremediablemente, otra sopa como la kapustnica, a base de col fermentada; o una sopa de frijoles enriquecida con patatas, tocino y carne ahumada; o la clásica sopa de ajo de la abuela, que se sirve dentro de una hogaza de pan; o, ¡y para los más valientes! la drzková (sopa de callos). En definitiva: de la sopa como entrante… no se libra nadie.
Otro capítulo en torno a las especialidades culinarias se lo lleva el plato más típicamente eslovaco: el bryndzové halusky, un clásico del menú del día e imprescindible en la dieta eslovaca. Se trata de albóndigas elaboradas con masa de patata que se cubren con bryndza, un queso blando de leche de oveja. Las albóndigas se cuecen y se presentan con pedacitos de tocino en su parte superior.
Y como tantas cosas que parecen simples en este país, pero que no lo son, concluyo la información gastronómica con un postre llamado orechovník o “nuez enrollada”, que básicamente consiste en una masa de nuez triturada, enroscada y cocida. Existe un par de variaciones, pero la más popular es la perfumada con semillas de amapola.
Por rutas alpinas
Los Altos Tatras es la cordillera más grande y poderosa de los Montes Cárpatos. Las formas de los picos, moldeadas en el transcurso del tiempo por los glaciares, son monumentales y poseen un sugerente atractivo para incitarnos a practicar excursionismo de alta montaña, deportes alpinos, ver animales en libertad o simplemente hacer senderismo por los valles y parar a merendar en algún aprisco del camino para respirar aire fresco y paz. Hay 25 picos con una altura de más de 2.500 metros, de entre los que destaca la montaña Tatranská Lomnica, el segundo pico más alto de la cordillera, que tiene 2.634 metros. El verdadero atractivo de esta montaña es que se puede llegar hasta la cima utilizando un teleférico aéreo (sin columnas de soporte) desde Hrebienok, que enlaza con el telesilla que asciende a la escarpada cúspide –Lomnický stít–. Es un destino muy popular que, a pesar del precio (80 euros) merece mucho la pena porque es una oportunidad única para sentirse como un escalador de altura… sin el riesgo de caída al vacío ni de congelación. Imprescindible llevar ropa de abrigo porque allá en las alturas el frío es intenso, incluso en pleno verano. La cumbre está perfectamente equipada para la contemplación del paisaje, ya que tiene un refugio que también es un observatorio astronómico, y la posibilidad de alojarse, por si se quiere pasar la noche en la montaña cerca de las estrellas y rodeado de nieve. Tiene una pasarela exterior ¡y un bar! en el que se puede tomar un delicioso strudel con un té o con un gin-tonic preparado de la forma que más le guste.
Eslovaca infanta de España
El país no tiene mar, pero está lleno de agua: cascadas, lagos de origen glaciar, ríos para practicar rafting. Pero quizá el producto más turístico relacionado con la actividad de estar en remojo sean los numerosos balnearios diseminados por el país y todo lo relacionado con los manantiales de agua caliente. El centro termal de Podhásjska tiene un agua geotermal única, con una composición similar al agua del Mar Muerto. Otras piscinas termales curativas se encuentran en Nové Zámky, Komárno o Teplice. Pero sin duda, las aguas del cráter de Vysné Ruzbachy rodeadas por mármoles travertinos y situado en las faldas del monte Spisská Magura, perfilan un enclave singular por sus propiedades curativas y por la historia relacionada con la infanta española Isabel Alfonsa María Borbón y Borbón, nieta de Alfonso XII y hermana por parte de padre de María de las Mercedes, madre del rey emérito Juan Carlos I. Su historia no es muy conocida, pero resulta que el nombre de Isabella (como es conocida por estos lares) figura en muchos lugares, y su retrato adorna las paredes del balneario de Vysné Ruzbachy, cuyas instalaciones ayudó a mejorar, aunque ahora les falte una mano de pintura. La historia es muy larga, pero, simplificando, el cuento empezó en el Palacio Real de Madrid en 1929, cuando la infanta Isabel se casó con su primo Jan Zamoyski, hijo de Andrés Zamoyski y María Carolina de Borbón, princesa del reino de las Dos Sicilias. Isabel invirtió la dote en rehabilitar el castillo familiar de su esposo en Stara Lubovna –situado hoy en territorio de la actual Eslovaquia– y poner en funcionamiento el citado balneario. La historia acaba en el Panteón de Infantes del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, donde está enterrada la infanta Isabella.
El Tokaj eslovaco
Eslovaquia es un país con gran potencial en vinos originales que, poco a poco, han conseguido compartir su espacio con la todopoderosa y sempiterna cerveza. La frontera sur eslovaca comparte terroir con el norte de Hungría, es decir, con la zona donde se cultivan las variedades vitivinícolas furmint, hárslevelü o sárgamuskotály. Por lo tanto, y a resultas de esta vecindad limítrofe, los famosos y prestigiosos vinos Tokaj también se producen en Eslovaquia, y tienen el derecho de utilización de la Denominación de Origen Tokaj, si bien Hungría es más restrictiva en cuanto a elaboración y comercialización de estos vinos. En el pueblo de Tokaj Cerhov merece la pena destacar la bodega Macik, uno de los más afamados productores de este vino tan singular.
Agenda
Cómo llegar
Ryanair tiene vuelos directos a Bratislava desde España. Otras opciones son volar a Budapest –que está a 200 km de la capital eslovaca– con Wizzair y alquilar un coche en el mismo aeropuerto. Viena es la ciudad (con aeropuerto) más cercana a Bratislava: la distancia (por carretera) es de 75 km.
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