Menús a bordo

La cocina dentro de un crucero, océano para gourmets

Martes, 07 de Marzo de 2017

Nos embarcamos en uno de los enormes transatlánticos que operan durante los meses más cálidos en aguas del Mediterráneo para conocer por dentro cómo se provee, se cocina y se da de comer, con todo lujo, a más de 4.000 pasajeros. Claudia Navarro. Imágenes: Álvaro Fernández Prieto

El enorme navío Epic de la compañía (ahora americana) Norwegian Cruise Line fue construido en 2010 y acoge a 4.100 pasajeros, arropados por una tripulación de 1.724 profesionales. En sus 329 metros de eslora el cliente puede encontrar 21 opciones gastronómicas diferentes y 20 bares, además de un esmerado servicio de habitaciones abierto al consumo las 24 horas del día.

 

Del inmenso equipo humano, 880 operarios se ocupan del área de Alimentación y Bebidas, un departamento que no solo conlleva la elaboración de cientos de recetas de distintas procedencias, sino el lavado de vajilla, la reposición de producto y el servicio –impresionante– en mesa.

 

Las cifras que se manejan para proporcionar placer gastronómico a los pasajeros en un horario absolutamente libre son apabullantes. A modo de ejemplo, nos hacen entrega de cifras de consumo semanal que rayan la obscenidad, como los 6.350 kg de pollo, 3.400 de arroz, 4.536 de harina o 1.633 de mantequilla. Cuando hablamos de huevos, los números no dejan de imponer, con 72.200 unidades semanales, o los casi 4.000 kg de pescado.

 

Las carnes son una de las materias primas principales a las que la compañía presta especial cuidado. Solo se admiten dos procedencias para el vacuno: raza angus escocesa y carnes de Argentina. En el caso de la primera, con maduraciones superiores a los 24 días y cortes de todo tipo para adecuarse a las distintas especialidades gourmet del barco. Porque lo que caracteriza a esta naviera es, justamente, la diversidad de cocinas, horarios, propuestas… que permiten huir del tradicional buffet (que también lo hay) para reservar decidiendo en cada momento la hora y el tipo de cocina que desea degustar.

 

Una ciudad flotante cuyos fogones viajan de un hemisferio a otro, de Oriente a Occidente. Desde el divertido teppanyaki donde los cocineros hacen un entretenido showcooking sorprendiendo al comensal con juegos malabares y toques humorísticos hasta un rodizio brasileño con las carnes más suculentas preparadas en brasas al momento.

 

Para nutrir este vasto paraíso, el puente 5 alberga la enorme cocina principal, con áreas monográficas destinadas a la elaboración de sus panes (en pleno funcionamiento las 24 horas del día) y pastelería, además de una estación específica para trabajar las carnes, otra para el pescado y una tercera para el pollo. A estos fogones se suman las cocinas individuales de cada restaurante de especialidades y otra que prepara las viandas para alimentar a todos los miembros del equipo. Casi 2.000 personas viven durante ocho meses seguidos en este barco.

 

La reposición del producto en el recorrido que efectúa el Epic desde Barcelona se realiza en el gran puerto de Civitavecchia, muy cerca de Roma. Allí se abren la puertas de recepción de mercancía y comienza un impresionante desfile de trailers. Las compras se efectúan de manera global desde Miami para toda la compañía y las exigencias de calidad, bajo el estándar rígido de USPH, son examinadas al detalle. Entre 15 y 16 camiones descargan sus mercancías en el estómago del Epic cada semana para abastecer las necesidades alimenticias del barco, a lo que se suman productos de limpieza, reposición de vajilla y múltiples mercancías que hacen posible que este gran gigante marino calme el apetito feroz de miles de turistas.

 

La cuestión vinícola tampoco es despreciable. Mas de 150 referencias diferentes son seleccionadas por los enólogos de Miami para conformar la oferta de cada crucero. El personal sabe asesorar al cliente, ayudado por una aplicación intuitiva y muy bien elaborada que es mostrada al comensal en una tablet. El servicio es rápido y eficaz. Si el cliente solicita que su botella no terminada se guarde para consumo posterior, da igual dónde vuelva a solicitarla, en menos de cinco minutos está sobre la mesa a la temperatura adecuada.


 

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Bajo control  

 

“Cuando queremos sugerir cualquier cambio, se inicia un largo proceso”, asegura el responsable de Alimentos y Bebidas. “Hay que realizar la petición a la central de Miami y esperar unas seis semanas antes de poder tomar la decisión de cambio de proveedor o de incorporar un producto”. Los menús se deciden con meses de anticipación por un equipo que no solo busca la mejor calidad y sabor, sino que estudia los gustos, las posibilidades de los proveedores y las materias primas más seguras para evitar cualquier percance en alta mar.

 

 

 

 

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