Sobre lías
Valdesil, 25 añadas de un godello pionero de Valdeorras
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El primer vino blanco de España que se sometió a una crianza sobre sus propias lías en depósito de acero cumple un cuarto de siglo, desde que la familia Prada decidió dejar de vender uvas a la cooperativa. Raquel Pardo
Aunque el pasado de la familia Prada en la viticultura es anterior a los 90 del siglo pasado, no fue hasta esa época en la que Francisco Prada Gayoso, sexta generación de viticultores en Valdeorras, se lanzó a elaborar vinos de godello, una variedad que plantaron por primera vez en espaldera en la localidad de Córgomo allá por 1971. Entonces esa decisión fue innovadora, ahora es una práctica habitual que ellos han aplicado a todo su viñedo.
Este año se cumplen 25 desde que los Prada, con Francisco al frente, empezaron a escribir la historia de Valdesil y haciendo una muesca muy relevante en la del vino de Valdeorras, elaborando el primer vino blanco con crianza sobre lías en depósito de acero que se hizo en España. Hoy la bodega se mantiene con rumbo firme y la séptima generación se ocupa de perserverar en la línea que Valdesil sobre lías definió hace un cuarto de siglo, cuando Borja y Raúl Prada eran apenas unos niños.
Según los hermanos Prada, Valdesil se elabora con maceración prefermentativa de unas 16 horas y una fermentación en depósitos de acero con levaduras propias de la piel de la uva. Después, en el depósito permanece en contacto con las lías finas que se levantan desde el fondo mediante la inyección de nitrógeno, que efectúa sobre ellas un removido suave y mantiene su poder reductor. “No buscamos autólisis”, comenta Borja Prada, enólogo de la bodega, que resalta la capacidad de los vinos de Valdesil para absorber oxígeno y, gracias a ello, ganar en longevidad. Además, comenta, una de las señas de identidad del vino, y que tiene también que ver con esta elaboración y sistema de removido de lías, es su carácter mineral, más que la acidez natural del vino. La godello, comenta Prada, “marca muy bien la añada, un poco a caballo a como lo hacen la riesling o la chardonnay”. Una de esas diferencias en las añadas de este blanco se nota en la disparidad de azúcares residuales entre una y otra, ya que, al fermentar sin adición de levaduras, a las autóctonas a veces les resulta trabajoso terminar, según haya sido la cosecha y esté siendo el clima de ese año.
Añadas diferentes, misma alma
En efecto, catar en vertical varias añadas de Valdesil aclara ese concepto de mineralidad de la bodega, un punto común que se percibe aunque la cosecha de ese año fuera más cálida. Una acidez también muy presente da vivacidad al conjunto de los vinos (con diferencias según años, claro) pero mantiene una línea argumental coherente. Aquí están algunas apreciaciones:
Valdesil 2008: una añada fría que dio un vino con bastantes notas tostadas al inicio, con notas de flores blancas, mantequilla y heno, una nariz fresca y fina. El trago es afilado y mineral, maduro e intenso, en un buen momento de consumo.
Valdesil 2009: un año que estuvo marcado por las tormentas, un vino seductor, fresco, muy mineral, con notas de brisa marina, fruta blanca, ligeramente tostado, silvestre, aromático, complejo. Mantiene una atractiva frescura en la boca, es salino y sabroso, maduro y con una acidez que acentúa la vivacidad de su paso. Delicioso.
Valdesil 2010: nariz tostada, elegante, con fruta madura y notas de pastelería, con una boca intensa, algo más cálida. Es fresco, herbáceo, con un final cítrico. Borja Prada señala que esta añada fue el único vino español escogido por la Master of Wine británica Jancis Robinson entre sus vinos favoritos para el New Yoirk Times.
Valdesil 2011: aparecen notas tostadas al principio y un ligero apunte de hidrocarburo, anisado, con fruta blanca y toques cítricos. En la boda es opulento, amplio, sabroso, cálido pero bien compensado por una acidez y frescura mineral que hace de este vino un trago redondo y placentero, gastronómico.
Valdesil 2012: aromático y complejo, con anises, silvestre, herbáceo, con aromas de heno fresco y fondo ligeramente tostado. En la boca mantiene ese carácter fresco y tostado a la vez, es intenso, con cuerpo, redondo, elegante.
Valdesil 2013: una añada de las difíciles, que en Valdeorras, cuenta Borja Prada, “nadie enseña”. Ya el color del vino, más dorado, apunta un contenido más cálido. Tiene aromas de heno y herbáceos, sin demasiada intensidad. En la boca es ligeramente austero, intenso pero se aleja de la línea elegante y mineral del resto.
Valdesil 2014: un año que en la bodega clasifican como atlántico, muy fresco y mineral, floral, silvestre y lleno de encanto en aromas. En la boca es fino, elegante y con una acidez y mineralidad que hacen presagiar un vino más grande con más tiempo de crianza en botella.
Valdesil 2015: una añada más mediterránea que deja un vino con fruta madura en la nariz, con apuntes de flores blancas y notas cremosas, que en la boca es también maduro, untuoso, fácil de beber.
Un tinto fuera de lo común
Valdesil elabora desde 1991 un único tinto de la escasa variedad maría ordoña, Valteiro, que se cría en barricas de 450 y 500 litros y parte de cuyo mosto procede de uvas afectadas por la podredumbre noble. El vino es especial y diferente, ya lo apuntan sus 14,6 grados de alcohol, y tiene una encantadora nariz floral y marcadas notas minerales de pizarra, con fruta madura como acompañamiento. En la boca es intenso, ligeramente austero, goloso, con notas amargas, redondo y seductor, sorprendente, distinto.









