César Serrano

Cartas a la maestra

Sábado, 03 de Junio de 2017

Doña Manuela Arranz ejerció como maestra durante más de 45 años en distintos pueblos y aldeas junto a La Raya. César Serrano

De ellos se trajo, además del habla lusa, el gusto por la vida en el campo y niños, muchos niños ahora perdidos por todas las geografías. A la casa de doña Manuela siempre llegaban cartas selladas en Basauri, Alcorcón o Frankfurt. Cartas que le gustaba leer en la escuela a sus criaturitas, como ella se refería a los cerca de 40 niños y niñas que abarrotaban el aula. “Estimada doña Manuela: le escribo, como bien sabe, en nombre de mis padres que desean que a la llegada de ésta se encuentre usted bien. También me piden que le diga que nunca sabrán cómo agradecerle los hermosos melocotones sanjuaniegos y la riquísima cazuela de arroz que nos hizo usted llegar a través de Encarnación, la de tía Paca. Este sábado, que es el cumpleaños de mi madre, nos juntaremos en su casa con los primos de mi tío Luis y lo celebraremos como si estuviésemos en Picote. Mi hermano Paco, por fin, ha encontrado trabajo de lo suyo en una platería muy buena que está por el centro. También tengo que contarle que para el mes que viene Juan y yo nos iremos a vivir a un piso sindical que nos ha tocado en un barrio que acaban de terminar y que no está muy lejos del de mis padres, así que para cuando venga el niño podremos estar más desahogados. Yo, aunque ya se me va notando el embarazo, sigo trabajando en casa de los señores con los que comencé al llegar aquí. La hija de la señora, que es médico en Cruces, me va dando cositas de sus hijos para cuando venga el mío. Quien viene ya dentro de dos meses es mi hermano Antonio, que nos dice que ya tiene muchas ganas de que le licencien, y eso que dice que lo de la Marina le ha gustado, pues ha visto mundo. Ahora solo falta que siente la cabeza y, como le dice mi madre, se saque el Certificado, que eso ya lo piden en muchos sitios para trabajar aunque sea de barrendero. Ya la dejo. Espero que esta carta le llegue pronto y también pronto nos llegue una de esas preciosas misivas que tanto nos gusta recibir. Quede usted en compañía de nuestra Señora del Encinar, y dé recuerdos a todas mis amigas y les dice que estoy muy bien del embarazo. Suya, que lo es, Angelita”.

 

Después de estas lecturas, doña Manuela doblaba cuidadosamente la carta, la introducía de nuevo en el sobre y dejaba escapar una sonrisa que se adivinaba amarga.

 


 

 

 

 

Cazuela de arroz

 

Ingredientes

 

  • 1 l de leche
  • 150 g de sémola de arroz
  • 150 g de azúcar, 6 huevos –de tres de ellos solo utilizaremos la yema–
  • 100 g de almendras laminadas

 

Elaboración

 

Hervimos en una cazuela el litro de leche. Quebramos los huevos y los batimos junto al azúcar. Cuando comiencen a espumar añadimos la sémola y mezclamos bien. Vertemos en la mezcla, poco a poco, un vaso de leche caliente, y mezclamos. Vertemos en la cazuela donde tenemos el resto de la leche y mezclamos hasta conseguir una masa fina y cremosa, que echaremos en una cazuela de barro. Dejamos enfriar y añadimos las almendras laminadas. Horneamos a 180º, situando la cazuela en la rejilla del centro. Esperamos a que las almendras tomen color dorado y retiramos.

 

 

 

 

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