Relax pamplonica
Hotel Castillo de Gorráiz Golf&Spa, desconexión señorial
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Un lugar donde recogerse en las proximidades de Pamplona y, de paso, deleitarse con su magnífico spa, su campo de golf y una gastronomía que no se aleja de los sabores más auténticos y reconocibles, además de una solvente mixología. Javier Vicente Caballero. Imágenes: Álvaro Fernández Prieto
Pamplona suele aparejar bullicio, estruendo y algarabía, más cuando el verano asoma y a San Fermín se pide, por ser patrón, bendición en la carrera y absolución en los excesos. En las laderas de Gorraiz, en quizá la mejor vista de toda la Cuenca de Pamplona, se acoda este hotel que contrapone pétrea pausa, descanso de altos vuelos y prende el chupinazo del sigilo monacal desde hace cinco años. En estas premisas pivota el concepto de los (encantadores) hermanos Díez de Ulzurrun, que se metieron en estos berenjenales para completar la oferta del gastronómico Castillo contiguo que también gestionan, o sea, agregar pernoctaciones reponedoras tras estupendo festín culinario. O sueños profundos y baños relajantes tras derroches y descorches por las calles pamplonicas: del encierro tumultuoso al encierro de privacidad garantizada rodeado de bellas vistas y plácida orografía. Tímido cual búnker, el hotel Castillo de Gorraiz se aparece honesto en su apuesta arquitectónica, porque sus internos poderes son mayúsculos en cuanto a relax y desconexión se refiere. Así la piedra, la madera y la geometría sin alardes dotan de contundencia al conjunto y favorecen tanto la panorámica hacia el Cabezón de Etxauri o el monte San Cristóbal como al confort y al recogimiento.
Ampliación: con una filosofía de clásico renovado, atemporal y confortable, el Castillo dispone de 52 habitaciones (8 de luxe y una junior suite). En miras, una ampliación de 34 más en un discreto bloque soterrado.
Alfombrado: para los amantes del swing y del putt, un magnífico campo de golf de 18 hoyos rodea el Castillo de Gorraiz. La oferta del hotel redondea el llamado hoyo 19.
Avenida de Egüés, 78. Gorraiz, Navarra.
Tel.: 948 33 77 22.
A media luz
El spa del Castillo recrea el ambiente de los antiguos baños romanos más palaciegos, si bien se agregan elementos barrocos algo tenebristas. Una magnífica atmósfera la generada en el tepidarium (con tumbonas ergonómicas), o en la sala VIP, con una bañera doble California twin de hidromasajes, cromoterapia y masaje acústico con ondas sonoras y tratamientos faciales y/o corporales. Y copas de champán...
Círculo familiar
Para completar la experiencia gastronómica y conocer las raíces de una saga que merece la pena, nada mejor que acercarse a la Venta de Ultzama, en el kilómetro 27 que une la carretera entre Pamplona e Irún. Allí aún imparte magisterio en cocina la madre de los Díez de Ulzurrun, con una cuajada quemada divina (la probó hasta Juan Pablo II). Un caserón típico, erigido en 1896, custodia este restaurante centenario y familiar donde degustar verduras, hongos, perretxicos y platos de caza... puesto que los Díez de Ulzurrun también son certeros con la escopeta.
Enlaces históricos
El anexo Palazio de Gorraiz y su imponente torreón–un palacio de nobles erigido en el siglo XVI y restaurado en el XX– eleva la oferta gastronómica circundante. Enfocado a bodas y congresos opíparos, los hermanos Díez de Ulzurrun también ostentan titularidad, con Patxi y José Ignacio al manejo de unos fogones que ya gozan de reputación y solera.
Tragos largos, cocina inquieta
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