Asesor de lujo
Xavier Ausás, escuchando las confesiones del mago itinerante
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Su familia se mudó a Peñafiel cuando su padre fichó por Flor de Esgueva. Se considera un “pucelano de Figueras, un europeo del año 68”. Frustrado perfumista, participó en la creación de las cuatro bodegas de Tempos Vega Sicilia. Javier Vicente Caballero. Imágenes: Álvaro Fernández Prieto
Si en tu hoja de servicios refulge un paso grandioso por Vega Sicilia (desde chico de los recados en los 80 hasta director técnico en plena época de actualización y expansión en 2000, participando en la puesta en marcha de Alión en el 91, y continuando con Pintia en 2001 y Macán en 2009, además de la inversión en la húngara Tokaj Oremus en el 93), puedes escoger los derroteros profesionales que te vengan en gana. Haber sido discípulo –y tándem– de Mariano García es otra muesca. “Vega Sicilia es lo suficientemente generosa como para compartir su fama conmigo. Miro mi pasado como algo fructífero, en lo personal y en lo profesional, y la salida no fue traumática. Hay vida tras todo aquello”, evoca. Tras la gloria, Xavier Ausás analiza con mimo cada nuevo proyecto antes de meter en él sus expertísimas narices. Enólogo errante, mago de la consultoría en pagos de gran tipicidad, Ausás pisa ahora cinco viñedos de muy diferente naturaleza en los que ejerce asesoría. Sin injerencias ni arrogancias. Que cada bodega sea fiel a su estilo, consolidando y participando de esas identidades. “La línea entre la realidad y la prepotencia es muy fina, y estoy en una etapa revitalizante. No tengo dinero, tengo mi nombre, mi prestigio, mi imagen de marca. No tengo exclusividad, pero sí ética. Esta consultoría quiere tener pocos clientes, pero buenos”, aduce.
Entre Tudela y Provenza
Pago de la Oliva, pequeña bodega ubicada en Tudela de Duero, es hasta ahora el penúltimo teatro de operaciones de Ausás. Se trata de unas viñas con mucho futuro, fuera de la D.O. Tras los Pirineos, el insigne asesor también trata con los responsables de Domaine Les Grand Bois, en Côtes de Provence, cerca de Avignon, tras dar su negativa a dos bodegas de Saint-Émilion.
Un vino con nombre Ausás
A la sombra del templo que fue su casa –Vega Sicilia–, desde 2016 prepara el consejero un vino que verá la luz en apenas dos cosechas. Se radican las viñas en Quintanilla de Onésimo, “porque estoy condenado a volver a estar ahí, cerca de mis raíces de Peñafiel”, argumenta. A tenor de su manera de proceder, a buen seguro que resultará un vino de gran tipicidad, con alma, con la trazabilidad del paisaje y la cepa imbricada en su identidad.
Tipicidad insular en Ànima Negra
“Es muy enriquecedor este proyecto. ¿Quién apostaba, quién sabía de las posibilidades de la variedad callet? Ahora ya sabemos de su fisonomía, de cómo tratar esta uva... Su singularidad me atrae, me encanta tocar este tipo de palos”. Así de entusiastas brotan las palabras de Ausás cuando se le pregunta por su consultoría para Ànima Negra, la bodega mallorquina (Felanitx), revolucionaria y de culto, con Miquel Àngel Cerdá y Pere Obrador en su sala de máquinas desde 1994.
Aconsejando a la elite
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