Sabor húngaro
Mandolás 2016, el último hito vinícola de Tokaj Oremus

Vega Sicilia comenzó a elaborar este vino en su cosecha 2001 y se convirtió en pionera en la elaboración de blancos secos de la variedad furmint. Con su 15ª añada, la mejor de su historia según la bodega, Mandolás “se hace mayor”. Raquel Pardo
La familia Álvarez, propietaria de Vega Sicilia, llevaba desde 1993 en la región húngara de Tokaj, cuando el gobierno magiar decidió privatizar algunas de sus bodegas y el grupo español se hizo con ella. En 2000 llegó la renovación y se construyeron nuevas instalaciones y muy poco después, en la cosecha de 2001, Vega Sicilia innovaba en la región creando Mandolás, el primer blanco seco de furmint de Tokaj, una práctica que ahora se ha incorporado a la mayor parte de las bodegas vecinas.
Fue así como nació el menor (por juventud) y más asequible (no llega a los 20 euros pvp en tienda) de los vinos de Oremus, que acaba de sacar a la calle su última añada, la de 2016, con una producción de 70.000 botellas que se espera alimentar en los próximos seis o siete años hasta alcanzar el tope de las 200.000.
Mandolás, en opinión del director técnico de Oremus, András Bacsó, “se ha hecho mayor” en esta cosecha, pues el equipo de bodega ha volcado todo el aprendizaje sobre la variedad, las parcelas, los suelos y la crianza en este vino, que fue concebido desde el principio para alcanzar una categoría mundial. Según el director comercial y de Marketing del grupo Tempos Vega Sicilia, Antonio Menéndez, la idea es que Mandolás se pueda degustar por copas en restaurantes seleccionados, algo viable debido a que su precio en tienda no superará los 20 euros.
Mandolás 2016 se obtiene de la parcela que le da nombre, cuyo significado es “almendra”, y otras tres que se han sumado a la elaboración, entre ellas, Petras, donde hay viñas de furmint con más de 60 años. Se han ajustado las fechas de vendimia buscando un vino más fresco y longevo, que fermenta parte en barrica y parte en depósito tras un prensado ligero. La crianza, que se realiza en toneles de roble húngaro con un tostado lento y ligero, también se ha ido modificando desde que en 2014 se empezaron a dar los primeros paso para mejorar el perfil de Mandolás. El vino envejece en cuevas subterráneas que conservan una temperatura constante de unos diez grados, comenta Bacsó, durante un tiempo que puede variar entre uno y dos años, al que se suman al menos seis meses de reposo en la botella.
Mandolás 2016 es un vino con matices minerales y especiados, aromas silvestres y de hojas secas, con volumen en la boca, fresco y redondo.












