
Enólogo volante
Unos minutos charlando con Claude Gros, el doctor del vino
Se introdujo en el mundo del vino hacia los 14 años, estudió Química y Microbiología en Montpellier y ha pasado por châteaux franceses como La Fleur Morange o La Connivence y bodegas como la californiana Sea Smoke o la eslovena Santomas. Javier Vicente Caballero. Imágenes: Jean Pierre Ledos
Nació sin premonición ni fatum, prestigioso enólogo que vino al mundo en 1963, la peor añada del siglo, “menos en Oporto”, tercia. Por cuestiones familiares iba para médico este hombre de Perpignan que también hubiera sido “buen perfumista”, por su sabia detección de aromas, notas sutiles, recovecos. “La enología no es una ciencia, es una mezcla. Son muchas disciplinas, un mundo rico, complejo”. Con perseverancia, Claude Gros puso Languedoc-Rousillon en el mapa y provocó que su vino (dulce) fuera venerado por Parker y sus acólitos. Ocurrió en 2001 con su Clos de Truffers de Languedoc, 100 puntos a decir de los hechiceros de Wine Advocate. “Es el mejor vino de Languedoc... para los americanos. Para mí lo importante fue demostrar lo que allí se podía elaborar”, explica. En 1987 empezó su andadura profesional. En bodegas de Tarragona, en su Rousillon natal... En 2000 volvió a recalar en España. Lleva tres lustros de colaboración con Carlos Moro, Grupo Matarromera. Su receta: rebajar la madera, moderar el nivel alcohol y “una buena madurez de los frutos para aportar menos sensación de dulzor y agrandar el volumen, la largura y redondez en boca”.
Su coartada
Sus mandamientos: pasar tiempo con sus dos hijos, darles una cultura del gusto e ir con ellos a la montaña a esquiar (el mar está a 5 km de su casa). Por la edad, “mejor golf que tenis”. Leer siempre. “El vino es la coartada, el pretexto para encontrar gente con gustos parecidos”, remata.
Conexión española
En la región que le vio nacer también cuenta con cariñena, garnacha, samsó... varietales que le enamoran. Recuerda cómo en su adolescencia, tras un Erasmus, viajó a Rioja a conocer los grandes tintos de largo envejecimiento. En la actualidad asesora a la bodega Herencia Alta (D.O. Terra Alta), y sostiene que la evolución del vino español ha sido “brutal” y que el nivel de profesionalidad ha subido tanto desde los 70 que “ya nada tiene que envidiar a los grandes vinos franceses”.
A vueltas con el clima
“No sé si la tendencia del clima es reversible, pero debemos tener en cuenta años venideros con más calor”, razona cuando se le pregunta por la incertidumbre climática. “Es más un tema de cómo manejar los viñedos para tener una buena madurez, homogénea, sin tener un montón de alcohol. Hace 30 años que hago vino y al inicio tenían 13-14 grados, ahora son 16-17... y vendimias cada vez más tempranas”, lamenta.
Con su rúbrica
Asegura que su relación con el Grupo Matarromera atiende más a criterios emocionales que pecuniarios. “Conozco a Carlos Moro desde 2000. Poner mi nombre en la etiqueta de este Oinoz es por amistad y fidelidad”, remarca. Este Oinoz by Claude Gros 2014 es un tempranillo de viñedos riojanos octogenarios de las localidades de Labastida y San Vicente de la Sonsierra. Redondo.
Un rentable visionario
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