En Lituania

Escapada a Vilna, sabor urbano de espíritu campestre

Viernes, 18 de Mayo de 2018

La ciudad lituana es la punta de lanza y el crisol de la renovación culinaria que se está produciendo en el país, tomada con entusiasmo y vigor pero sin perder en ningún momento el gusto por lo local, lo auténtico y lo tradicional. Óscar Checa Algarra. Imágenes: Óscar Checa y Vilnius Tourism

La capital de Lituania, como el resto del país, está de celebración: en 2018 se cumplen 100 años desde que se declaró la independencia que dio lugar a la nación tal como hoy la conocemos, aunque durante el siglo XX fue ocupada por Alemania y por la URSS, a la que fue anexionada hasta 1990 en que volvió a restaurar su independencia. Estos convulsos vaivenes históricos coartaron la identidad del país en muchísimos aspectos por lo que en las últimas décadas la búsqueda y la recuperación de los elementos identitarios ha marcado buena parte del modo de vida lituano. Pero lejos de volver sin más a su arcadia particular, la conciencia de contemporaneidad y un recio carácter vitalista han provocado al mismo tiempo una gran creatividad. Y Vilna (junto a Kaunas, la segunda ciudad más grande, tras la capital) es el lugar donde más claro se puede ver el resultado de ese proceso.

 

[Img #14203]El arte ha sido uno de los elementos catalizadores de esa transformación. Hasta un barrio entero, Uzupis, abandonado y foco de delincuencia, resurgió gracias a la acción de los artistas que lo convirtieron simbólicamente en una república, con su constitución propia y todo. Hoy es uno de los distritos más interesantes de la ciudad, donde están algunas de las galerías de arte más sorprendentes y tiendas como Locals.LT. La cocina y la gastronomía han sido otro de los puntos en que se ha apoyado para afirmar su personalidad. En Vilna se pueden encontrar algunos de los mejores restaurantes de todo el país y de la zona báltica, y algunos, como Gastronomika o Sweet Root, se codean con los más reconocidos de sus vecinos escandinavos. El primero se concibe como un espacio que une lo culinario y lo artístico en una propuesta bastante vanguardista; el segundo es el lugar en el que saborear las recetas tradicionales pasadas por el tamiz de la innovación. Aquí encontramos también dos aspectos que rigen su cocina actual: los productos sencillos y naturales, y la proximidad. No hay que olvidar que la superficie del país dedicada al cultivo y al campo es muy extensa por lo que resulta muy sencillo obtener productos frescos. Además, la ciudad sigue teniendo fuertes lazos con las áreas rurales y sus habitantes mantienen el gusto por estar en contacto con la naturaleza y de salir a buscar bayas y frutos del bosque, setas y plantas. De hecho, de mayo a finales de septiembre es usual que la gente cambie la ciudad por el campo para aprovechar los meses de buen tiempo al aire libre.

 

[Img #14204]La cultura campestre de la sencillez y lo natural marca muchas de las directrices gastronómicas de la ciudad. Es un aspecto que enlaza con la recuperación de las tradiciones y que está presente hasta en detalles como el uso del lino para los manteles, servilletas y paños de cocina. Lituania es el mayor productor de este material del mundo, y la utilización de tejidos de esta fibra en los entornos domésticos guarda unas conexiones que van más allá de lo simplemente funcional o práctico. En tiendas como Linen Tales se pueden adquirir este tipo de productos de diseño elaborados con lino.

 

Asimismo, abundan los cafés y las pastelerías. Tal vez herencia de la fuerte identidad centroeuropea del país acumulada a lo largo del devenir de su historia política y social. El caso es que los chocolates y la alta pastelería, como la del recién inaugurado Sugamour, vuelven loco a cualquier vilnés. Aquí, el gusto por la tradición francesa se une a las técnicas innovadoras en tendencias saludables vinculadas en dulce que promueve el chef pastelero español Jordi Bordas, cuyos cursos han servido de orientación a la chef repostera de este establecimiento, Ekaterina Buldakova.

 


 

 

 

 

 

Agenda

 

 

Para comer bien

 

 

[Img #14207]Sweet Root

Uzupio 22-1

 

Considerado como uno de los mejores restaurantes de todo el país, Sweet Root ofrece una cocina moderna en la que se reinterpretan las recetas tradicionales y caseras lituanas. Todos los productos son locales y los platos suelen cambiar en función de cada estación.

 

 

[Img #14208]Ertlio Namas

Sv. Jono, 7

 

El chef Ertlio Namas propone una particular búsqueda de la identidad nacional a través de la reinterpretación de antiguas recetas de la época de los duques lituanos (s. XV al XIX) buscadas y encontradas en recetarios y documentos de viejas mansiones y monasterios. Preparaciones que combinan la cocina moderna con el estilo de la época medieval, renacentista y barroca. Para no desentonar, el restaurante está ubicado en una casa del siglo XVII construida por un maestro de la masonería y de carpinteros de la ciudad.

 

 

[Img #14209]Somm

Pylimo, 21

 

Excelente wine bar con propuesta gastronómica basada en el concepto de tapas donde cada una de las elaboraciones, que suelen ir cambiando a menudo, está pensada para maridar con alguno de los numerosos vinos de su carta, que proceden de países como Francia, Italia, España, Australia, Nueva Zelanda, Chile, Argentina, Eslovenia, Grecia, Armenia, Israel…

 

 

[Img #14210]Gastronomika

T. Sevcenkos 16i

 

Espacio donde se busca la relación entre la gastronomía y el arte. La idea parte del chef Liutauras Ceprackas, uno de los más reconocidos cocineros del país, que ha trabajado en varios restaurantes españoles con estrella Michelin. Platos creativos y exclusivos en un menú degustación, una amplia selección de vinos y un entorno de diseño decorado con obras de destacados artistas lituanos.

 

 

[Img #14211]Amandus

Pilies, 34

 

Ubicado en un nuevo hotel dedicado al mundo del arte, este restaurante muestra una cocina contemporánea con materia prima de temporada, principalmente locales o importados de lugares donde ese producto es especialmente valorado y de calidad o forma parte de la tradición culinaria. A los fogones está el chef Deivydas Praspaliauskas que se ha propuesto “convertir a Vilna en una de esas ciudades donde la gente va por la cultura de su cocina”.

 

 

Dónde dormir

 

Artagonist Hotel

Pilies, 34

 

Un edificio histórico cuya construcción se remonta al siglo XV y que albergó una sastrería y una casa de relojeros hoy transformados en un singular hotel de carácter atrevido y osado marcado por el diseño y el arte. Cada una de sus habitaciones cuenta con una decoración exclusiva, propuesta por diferentes artistas lituanos. En él se ubica el restaurante Amandus.

 

 

Productos únicos

 

 

La recuperación y la puesta en primer plano de la gastronomía tradicional permite encontrar tanto en los restaurantes de Vilna como en tiendas especializadas algunos productos únicos y muy llamativos como el “queso” de manzana, el pan negro de centeno, el zumo de bayas de espino amarillo, los cepelinai de patata, las hojas de acedera, el kvass (una bebida alcohólica a base de pan) o la cerveza, considerada inimitable gracias a las singulares levaduras con que se produce. En Vilna se han abierto varios bares especializados en cervezas artesanales, donde se puede probar algunas como la local Vilniaus Alus o una de las últimas en el mercado, la Tattoo Lager, de Genys.

 

 

Ámbar en la cocina

 

 

En Lituania se encuentran algunas de las minas más importantes de ámbar. Esta resina fosilizada, conocida como “el oro de Lituania”, ha sido muy apreciada desde siempre por su belleza y por su fama de elemento con propiedades curativas. Si antiguamente se trituraba para consumirlo mezclado con miel, hoy está presente en la cocina de modo diferente: en aguardientes y en tes, convirtiendo sobre todo a estos últimos, en unas bebidas con un particular y sutil gusto y aroma.

 

 

Información turística: Oficina de Turismo de Lituania y Oficina de Turismo de Vilna

 

 

 

 

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