Qué se cuece
Una escapada gastro a Biarritz, la favorita del rey

A escasos kilómetros de la frontera que separa Francia y España la villa de Biarritz, ensalzada por emperadores, reyes y aristócratas, mantiene intacto su encanto burgués con un tradicional toque vasco. Teresa Álvarez. Imágenes: Arcadio Shelk
Lo mejor de dos cocinas: la sublime despensa vasca con sus recetas de fuertes raíces y su interés desmesurado por la calidad gastronómica; y la delicadeza francesa, de cuidadas elaboraciones regadas con sus espectaculares vinos de Burdeos, que asoman a sus cartas desde el norte. Y lo mejor de dos paisajes: el verde intenso de sus bosques interiores, anticipando el Pirineo y las playas de arena blanca y piedra negra de su recortada costa. Biarritz tenía y tiene una combinación de adjetivos que la privilegian sin lugar a duda. Por ello quizás es tierra de reyes. Fue allá por el siglo XVIII cuando despertó el interés por el mar entre la aristocracia, que desembarcó en la costa atlántica francesa a mediados del siglo siguiente, convirtiendo poco a poco el baño
en un asunto de placer más que medicinal. Biarritz entró con fuerza en la selecta lista de balnearios nobles, tras enamorar a Víctor Hugo, aunque fue la granadina María Eugenia de Montijo la que convenció a su marido Napoleón III de la belleza de esta población costera, en aquel momento todavía una pequeña localidad de pescadores. Así nació el palacio imperial frente la Grande Plage (hoy convertido en el Hôtel du Palais, cuya gestión y conservación reposa en manos del Ayuntamiento) y, por supuesto, no tardaron en proliferar imponentes villas, inevitables casinos y balnearios elegantes.
Biarritz hoy parece seguir sumergida en la belle époque, un ambiente sofisticado y una atmosfera regia que se mantiene incluso en los meses estivales de furor turístico. Pequeños cafés con delicada porcelana, pastelerías con obrador propio donde degustar el beret basque o pequeños restaurantes con pesca fresca y ostras con champagne marcan el ritmo gourmet mientras que el mar, surcado por cientos de surfistas, nos devuelve un horizonte del siglo XXI, donde la pronunciada marea cambia el paisaje a lo largo del día.
Ciudad ecléctica
Aunque la playa es el factor predominante en la dinámica actual de la pequeña ciudad francesa, jalonada por entradas a mar y paseos sinuosos, el pulso de Biarritz se encuentra en torno a su mercado, Les Halles, donde podremos hacer algunas de las adquisiciones gourmet más interesantes. El jamón de Bayona que ofrece Maison Montauzer, charcutería que data de 1946 o los derivados de la trufa de Maison Balme son algunos de los productos estrella, seguidos del indispensable foie maravilloso de Stévenst o de los pimientos de Espelette, con denominación de origen, que se convierte en ingrediente casi obligado de muchas recetas de la zona.
Los alrededores de Les Halles invitan al tapeo, la cocina informal o el disfrute de alguna de sus cervezas locales como Bob’s Beer o Akerbeltz. Abandonando sus eclécticas calles donde conviven estilos y épocas, y volviendo a la costa, la elegancia de sus soberbias construcciones contrasta con su pequeño puerto de pescadores, cuyas casas tradicionales todavía hoy acogen aperos de barcos y vestigios de numerosos naufragios de su océano. Un lugar perfecto para degustar los pescados locales, con sardinas y chipirones a la brasa o un buen lomo de merluza que se presentan en los expositores de sus coquetas terrazas. Cerca quedan sus playas doradas con las tradicionales casetas, dotándolas de un aspecto distinguido, que se convierten en noches fastuosas de lujo y diversión, con terrazas dignas de Ibiza (espectacular Blue Cargo), de blanco impoluto y arena como suelo. Biarritz, bella y luminosa, aúna con decoro el fasto del sur francés y la idiosincrasia de País Vasco en una mezcla inolvidable.
|
Agenda
Comer bien
Desde un menú de sidrería con su tradicional chuletón hasta el pescado fresco de los puertos cercanos, Biarritz, retiro aristocrático donde los haya, reúne en una pequeña localidad la delicadeza de elaboración francesa y la suculencia del País Vasco. Éstas son algunas de las mejores pistas.
Av. De I´Impératrice, 1. Con la impronta clara de su jefe de cocina Jean-Marie Gautier, el Hôtel du Palais ofrece dos alternativas de alta cocina. Le Ville Eugenie, galardonado por Michelin y su gran espacio La Rotonde, con espectaculares vistas a la Grand Plage y al faro de Biarritz. P.M.: desde 40€.
Rue des Halles, 13. Frente al mercado un local siempre animado y lleno de buena materia prima de proximidad. Sus sardinas, sus navajas, sus ostras y sus pequeñas raciones son siempre bien acogidas por locales y turistas. Muy recomendable. P.M.: 35€.
Bokado Milady Beach Uno de los locales playeros más interesantes de la ciudad. Con la garantía de Mikel Santamaría. P.M.: 30€.
Allée Port des Pêcheurs, 51bis. El antiguo puerto ballenero acoge hoy tres restaurantes perfectos para conocer la oferta de pescados y mariscos de la ciudad. El más elegante, Chez Albert, donde poder degustar una buena mariscada completa o pescados de sus costas. P.M.: 50€.
Av. du Maréchal Foch. Una de las novedades que han causado furor. Este pequeño local creado en marzo de 2016 ofrece menús cerrados a mediodía y por la noche a precios muy comedidos. Buena calidad, elaboración con un toque más francés y ambiente distendido. P.M.: 26€ mediodía y entre 45 y 60€ cenas.
Dormir
Av. De I´Impératrice, 1. Al menos una vez en la vida hay que dormir en las espectaculares habitaciones del Hôtel du Palais. Sus lujosos salones, su cuidada restauración constante (diez talleres ex profeso para conservar muebles y decoración intacta) y su enorme spa (cinco plantas dedicadas al cuidado del cuerpo) se unen a una situación privilegiada y un servicio espectacular. En algunas de sus habitaciones podrás encontrar el nombre de sus huéspedes más famosos, como Alfonso XIII
Rue Gambetta, 30. En pleno casco urbano, este hotel boutique erigido en un edificio de 1600 se convierte en un remanso de paz. Bonita terraza, tienda gourmet y habitaciones con personalidad.
Av. de I´Impératrice, 52. Una reforma impecable para un hotel de cinco estrellas y más de 100 años de antigüedad. Imponente patio cubierto interior y buena gastronomía.
De compras Gourmet
Perfecto lugar para dejarse guiar por Pierre (quinta generación en el negocio) y adquirir delicias como su bonito y sus sardinas.
El más emblemático de los cafés de Biarritz es un antiguo obrador. Su salón de té, su restaurante y, en especial, su pastelería, conservan todo el glamour, con recetas como el pastel de Saint Honoré y el beret basque rouge.
Cómo llegar
Air Nostrum es la primera aerolínea por número de operaciones en las rutas de Madrid con ciudades francesas. Actualmente vuela a Biarritz desde Madrid todos los días, excepto los sábados, en un trayecto de apenas una hora.
Más información: Oficina de turismo de Biarritz y Turismo de Francia
|
|


![[Img #14484]](upload/img/periodico/img_14484.jpg)
![[Img #14493]](upload/img/periodico/img_14493.jpg)
![[Img #14495]](upload/img/periodico/img_14495.jpg)
![[Img #14491]](upload/img/periodico/img_14491.jpg)
![[Img #14486]](upload/img/periodico/img_14486.jpg)






