Snack veterano

Bonilla a la Vista, patatas fritas de Galicia al mundo

Martes, 04 de Septiembre de 2018

Este año se cumplen 60 años desde que la empresa de patatas fritas y chocolate más famosa de Galicia estrenó su local de la calle Galera, y en 2019 la compañía cumplirá siete décadas de brillante trayectoria. Raquel Pardo

Todo comenzó en Ferrol, en los años 30, cuando Salvador Bonilla empezó a vender churros y patatas fritas por las ferias populares de los alrededores. En 1932 abre su primera churrería en Ferrol, que se ampliaría con la primera churrería de la empresa en A Coruña en 1949. El hijo de Salvador, César, se mete de lleno en el negocio familiar y empiezan a salir de la churrería las primeras patatas fritas Bonilla, que se repartían en bici primero y en moto después, envasadas en latas retornables de un kilo, a las cafeterías de la ciudad. La historia de estas patatas, favoritas de muchos locos de las patatas como la que firma este artículo, estaba empezando a escribirse.

 

Fue justo hace 60 años cuando se abrió el local de Bonilla en la Calle Galera, una churrería que sigue en activo y hoy es el más veterano de la casa que sigue funcionando. Como el volumen de trabajo era inabarcable, César se vio obligado a prescindir de la elaboración de patatas, aunque nunca se olvidó de esta actividad y en su cabeza mantuvo la idea de recuperarla. Junto a él ha estado siempre Lolita, nombre cariñoso de María Dolores García Manso, su esposa y uno de sus mayores pilares, ya que comenzó a trabajar desde joven en el local coruñés y falleció hace apenas dos años.

 

Tuvieron que pasar casi treinta años para que las patatas Bonilla a la Vista volvieran a ver la luz, esta vez ya desde una fábrica como Dios manda situada en el Polígono de Sabón, en Arteixo, donde convive con el que es su habitante más internacional, el grupo textil Inditex. Allí la filosofía de trabajo es escoger una patata excelente y freír, marca de la casa, con aceite de oliva, una iniciativa que no es habitual, pero ha sido imitada después y ha marcado la diferencia. En 2017, la compañía invirtió un millón de euros para aumentar su producción

 

La empresa coruñesa continúa siendo familiar y dirigida por Fernando Bonilla, hijo de César, quien, afirma en una entrevista para el diario La Opinión de Coruña, sigue pasándose por la compañía a dar algún consejo. Hoy son 84 empleados los que cada mes preparan 700 000 churros y 37 toneladas de patatas que se venden en distintos puntos de España, a través de su web y se exportan también a Reino Unido, Francia, Italia, EEUU, Panamá e Corea del Sur. El año pasado hasta el grupo de rock Kaiser Chiefs mostró su afición por ellas durante su paso por un festival musical en Riazor, informa La Voz de Galicia.

 

Actualmente la casa tiene siete locales propios en A Coruña, donde se sirven sus productos (patatas, churros, snacks ) junto a chocolate a la taza tal y como se lleva preparando casi siete décadas.

 


 

Patatas Bonilla a la Vista en cuatro claves

 

  • El corte es fino, lo que hace que el bocado sea ligero, pero lleno de sabor
  • El aceite de oliva da un plus de gusto sabroso, que no cansa (y menos si eres adicto…)
  • La finura del corte de las patatas hace que tomarse una ración no sea nada pesado y sí satisfactorio.
  • El resultado es elegante, fino, sabroso y ligero, deja con ganas de más.

 

 

 

 

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