Escapada sabrosa
Galway, la ciudad de la euforia celta al oeste de Irlanda
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Ciudad marinera, festiva y bohemia; hospitalarias sus calles, vibrantes sus pubs... Viajamos al poniente irlandés, una urbe con innegables ecos españoles, para pulsar su entusiasmo y su regocijo estudiantil. Saúl Cepeda. Imágenes: Arcadio Shelk
Un nuevo novísimo esplendor celta se vive en el oeste de Irlanda. El gaélico irlandés se habla sin rubor a la par que el inglés y se añora la bucólica identidad ancestral de la isla esmeralda. No es, ni mucho menos, un nacionalismo al uso, sino una sana retrospectiva cultural que no excluye a nada ni a nadie, de la que mucho se puede aprender en los tiempos que corren. Galway, una ciudad cosmopolita enclavada en un condado gaeltacht –mayoritariamente gaelicoparlante–, carga desde hace décadas con el ambiguo sambenito de ser centro neurálgico de la fiesta juvenil del país. Sin embargo, un simple vistazo atento nos muestra una gran profundidad cultural y gastronómica. Sucede, como en la mayor parte de las urbes universitarias, que ciertos periodos vacacionales concentran grandes explosiones de regocijo desatado y ruidoso. Ayuda a confirmar esta vocación lúdica el hecho de que en los locales y las aceras de Quay Street se conciten tantas actuaciones de música en directo en una sola semana como en algunas capitales europeas en un año.
Basta un rayo de sol para que las casas se vuelvan reversibles y la vida se haga en la calle. El Spanish Parade y el antiguo muelle son el recuerdo constante del poderoso vínculo histórico entre este puerto de mar y España –a causa del vino, cómo no–, pues no poco carácter prestó nuestro país a esta localidad, que luce con orgullo una expansiva meridionalidad conductual. Monumentos no faltan –La torre de los O'Flahertys, la catedral de Nuestra Señora de la Asunción, el castillo de los Lynch…–, pero Galway está a años luz de ser piedra inerte: por el contrario, es la quintaesencia de ese aforismo que dice que las personas hacen los lugares. En la media milla que separa el Long Walk, un paseo marítimo de pintorescas casas, hasta el parque de la plaza Eyre (Quay Street, High Street y Shop Street mediante) nos habremos detenido tantas veces como para pensar que el trayecto es diez veces mayor.
La comida y la bebida son una constante en el ritmo vital de una ciudad en la que en todo momento se está produciendo un episodio gastronómico. Así, en una milla cuadrada, podemos desayunar en Griffins Bakery, premiado obrador artesano, y comprobar de primera mano por qué su pan marca de la casa se llama Anaconda; comprar y degustar productos irlandeses –desde galletas y quesos hasta whiskeys– en la delicatesen McCambridges’s; hacer un segundo desayuno callejero en el puesto de BoyChick Doughnuts; tomar un aperitivo con ostras en McDonagh’s; visitar el histórico y centenario pub Tigh Neachtain–y el Kasbah Wine Bar de su planta superior– o hacer un almuerzo japoirlandés take away en Wa Café –o en The Bean Tree, si nos motiva la opción vegana–; comprar chocolates en la sucursal local de la reputada empresa Hazel Mountain; tomar y comprar té en el coqueto y alambicado salón Cupan Tae y, finalmente, cenar en el singular edificio del Pálás Cinema, antes de aventurarnos a visionar una película en gaélico, simplemente por la curiosidad eufónica.
Al caer la noche, por supuesto, nos esperan los pubs y una oferta de cocinas, tanto exóticas como locales, con horarios dilatados que transgreden los códigos anglosajones más arraigados, pues, al fin y al cabo, estamos en Irlanda y, dentro de la isla, en el condado de Galway, donde un español no puede sentirse más en casa.
Agenda
Para comer bien
53 Lower Dominick Street
Una de las dos estrellas Michelin de Galway. Cocina fronteriza para paladares instalados en el filo del sabor. Gran propuesta fundada en los proveedores locales del chef JP McMahon y de su pareja Drigín Gaffey. Gestión sublime de las grasas y de los fondos para definir platos memorables concebidos con ingredientes intensos que no conceden tregua a las papilas gustativas. McMahon promueve la cocina española en Irlanda y apuesta con interés por los vinos de Rías Baixas y del Marco de Jerez. Es titular, además, del restaurante español Cava Bodega, también en la ciudad: 120 € el menú largo.
Geata Na Cathrach, Fairgreen Rd.
La otra estrella de la guía roja en Galway. La cocina, dirigida por el chef Enda McEvoy, tiene una honesta vocación ecológica, si bien traslada sus códigos a presentaciones cómodas para cualquier comensal del planeta: 160€ su menú largo.
The King’s Head Bistro 15 High St.
Aledaño al histórico pub del mismo nombre (una institución en la ciudad que celebra actuaciones musicales en directo cada día del año), este restaurante ofrece una experiencia inmersiva en lo que se espera en una animada casa de comidas del oeste de Irlanda. Cocina sin misterio con productos locales: mariscos, carne de res… P.M.: 40 €.
22 Sea Rd.
Café-restaurante de aspecto alternativo, dirigido por sus propietarios, David y Jessica Murphy. Solvente experiencia culinaria cuya base está en los productos ecológicos de los proveedores del condado. La oferta está constituida por una serie de platos únicos del día que cambian en cada servicio. P.M.: 15€.
Dónde dormir
Spanish Parade
Agradable y céntrico hospedaje, a tiro de piedra de las calles principales y del Spanish Parade. Habitaciones acogedoras y funcionales. 150 € en habitación doble.
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