César Serrano

Los gustos y los caminos

Edurne

Domingo, 03 de Marzo de 2019

En la radio sonaba uno de esos programas corales donde entrevistas y opiniones se van sucediendo de forma monótona. César Serrano

También había monotonía en los limpiaparabrisas que iban y venían sobre un cristal que golpeaba la lluvia de un otoño que ya se dejaba sentir en las laderas del monte Pagasarri. De repente el conductor del programa, con cierto desasosiego en la voz, anuncia la presencia del jefe de Informativos. Da las buenas tardes y lanza al aire la noticia: “ETA anuncia el abandono definitivo de las armas tras 43 años de atentados que han dejado 829 víctimas”.

 

Arturo Paniagua Orozco al escuchar la noticia miró por el retrovisor y allí estaban los ojos de ella, de Edurne Barrechaguren López. Había lágrimas calladas, lágrimas sin voz, que se habían hecho clandestinas en el dolor de los días del plomo. En el espejo, también los ojos de él, en los que Edurne se detuvo un instante. Le sintió sereno como en los últimos siete años. Recuerda entonces su primer encuentro dándole los buenos días y presentándose como su nuevo acompañante. Siempre tuvo uno tras la muerte de Mikel, de eso hacía ya 17 años. Hasta ese día de febrero siempre había tenido a su lado a su Mikel, el que la llevaba al fútbol los domingos tras un largo txiquiteo, el que le mostró el monte donde en primavera crecen las zizas, el que le enseñó a surfear en Sopelana, el que siempre sonreía, al que se lo llevaron unos cabrones una mañana de lluvia, barro y bicicleta.

 

No se dijeron nada en el trayecto hasta la casa de ella. Solo cuando el auto se detuvo sintieron la necesidad de un beso largo que les alejase del miedo, también de la memoria del amor que se llevó el odio.

 

Se soñaron en los prados de Lemóniz, acompañando a los potokas en los días de primavera, en los que explota toda la fuerza de los instintos más salvajes y lujuriosos. Tras el amor, de nuevo el laberinto de las incertidumbres. Hacía ya mucho tiempo que acudieron a su primer encuentro en el pequeño rectángulo del retrovisor, donde después tantas veces se encontrarían sus ojos, y en ellos todas las palabras de un diccionario secreto y personal. Habían sido tantas las horas vividas en esos azogues que ahora, que llegaban los nuevos días, solo tenían deseos de volar. El auto encierra palabras y silencios mientras atraviesa el aire perfumado de brezos, de brasas... La radio va desgranando historias cotidianas, tan cotidianas como la vida o la muerte: “Ataque terrorista a la embajada española en Kabul, en el que ha fallecido el guardia civil Arturo Paniagua Orozco”. Y ahí, de nuevo, el retrovisor y en él, nada, solo memoria mientras de su boca salen casi de forma imperceptible dos nombres, Mikel, Arturo. Llora y maldice a los cabrones que le han robado los días felices de las zizas.

 



 

 

 

Revuelto de Zizas

 

Ingredientes

 

  • ½ kilo de zizas
  • 1 docena de huevos de campo
  • 3 dientes de ajo
  • 1 bola picante
  • un chorro de AOVE

 

Elaboración

 

Limpiar las zizas y trocear. Dorar los ajos en sartén con aceite. Agregar las setas junto a la bola laminada. Rehogar. Quebrar los huevos y verterlos en la sartén; retirar y acercar al fuego para ir cuajando el revuelto para que así quede jugoso.

 

 

 

 

 

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