Wine + Food La experiencia Valbusenda

Valbusenda, calidad única para festejar la vendimia en Toro

Jueves, 07 de Noviembre de 2019

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Empiezan a proliferar los cinco estrellas en pleno viñedo. Con Abadía Retuerta y Riscal como estandartes y Rioja como zona pionera, poco a poco los hermosos viñedos de toda nuestra geografía se suman al mundo hotelero de calidad.
Teresa Álvarez. Imágenes: Arcadio Shelk

El vino está de moda y el medio rural necesita recuperar resuello para entrar con fuerza en uno de los principales motores de nuestra economía, el turismo. En Toro la apuesta ha sido fuerte y clara. Valbusenda es un hotelazo. Sumergido en pleno viñedo y con acceso directo a la bodega, este hotel zamorano ofrece piscina entre cepas, buena gastronomía local y habitaciones con todo lo que uno sueña (incluida una botella de vino). La propuesta incluye un coqueto wine spa y diferentes actividades lúdicas y formativas que arropan la estancia con añadidos enológicos interesantes. Lo más atractivo, su restaurante gastronómico Nube con un menú degustación que reinterpreta el recetario tradicional y que se acompaña con criterio con vinos de la casa. En este entorno la familia García Taboada celebra desde hace ocho años su fiesta de la vendimia, un evento abierto al público por menos de 40 € que incluye toda una secuencia de actividades y una comida de vendimia.

 

Orígenes

 

Simón García Taboada inició el proyecto Valbusenda en 2008, haciendo realidad el sueño de volver a su tierra para construir algo grande. Hoy el hotel, situado en la vega del río Duero, dispone de 35 habitaciones con vistas sobre el viñedo y áreas para eventos. En la gestión, su hija Matilde, que ha hecho suyo el proyecto y se vuelca en cuerpo y alma. Entre sus objetivos, consolidar la oferta y mantener la calidad. No tienen prisa en crecer y su mercado, de momento, es más internacional que español.

 

La bodega

 

Con una producción de 200 000 botellas, muy inferior a las posibilidades de sus instalaciones, Valbusenda controla 96 hectáreas de viñedo. La bodega, que aprovecha la gravedad en el proceso de elaboración y con una pasarela que permite un enoturismo menos invasivo, dispone de 6 000 m2 y una tecnología puntera. Sorprendentes sus depósitos Ganímedes para bazuqueos menos agresivos y el Barrel-Box de 12 000 litros que combina madera e inox. En la foto, su enólogo Maurilio Segovia.

 

La vendimia

 

La fiesta de la vendimia, sin duda, tuvo su punto culminante en la legendaria pisada de uvas. Tras vendimiar y recoger los frutos en una antigua carreta tirada por un asno zamorano, se produjo el mosto a la antigua usanza mientras sonaba música tradicional de la zona. En la copa, el antes y el después: el mosto recién exprimido y los vinos de la pasada añada. Por último, la cocina típica de vendimia. Por la tarde, antes del crepúsculo, música y vino para despedir uno de los momentos más emocionantes del año.

 

Los jardines

 

Un bosque de encinas rodea el viñedo de Tinta de Toro. Muy cerca, la fértil vega del río Duero y a lo lejos la ciudad de Toro. Cualquier paseo (con rutas señalizadas) merece la pena. Además, su jardín ampelográfico, que reúne más de 250 variedades de uva de todo el mundo a lo largo de hileras perfectamente señalizadas. Durante la vendimia, además, se ofrece la posibilidad de catar sus frutos.

 

 

Carretera de Toro a Peleagonzalo, s/n. Toro (Zamora)

 

 


 

Los vinos

 

Cuidados monovarietales de verdejo, en sus versiones joven, con crianza en lías y fermentado en roble francés. En rosado, Tinta de Toro con sangrado del mosto de yema, de intenso color y explosión aromática golosa. Los tintos ya buscan mayor complejidad con su Cepas Viejas criado 24 meses en roble francés o los 18 meses de su Reserva. Como curiosidad, Valbusenda Matilde, un tinto dulce de edición limitadísima que se elabora con 65 variedades recogidas en el jardín.

 


 

 

 

El valor del territorio

 

Toro

 

Con una larga historia de tradición vitícola, el vino de Toro ya gozaba en el Medioevo de privilegios reales y fue apreciado en la corte de los Reyes Católicos. Tras años de castigo mediático por la intensidad y rusticidad de sus elaboraciones, Toro resurgió con fuerza en las décadas de los 90 gracias a la labor de un recién constituido consejo regulador que en menos de dos décadas consiguió amparar algunas de las mejores bodegas de nuestro país.

 

El viñedo

 

Con 16 hectáreas de viñedo propio y más de 80 bajo estricto control, una de las peculiaridades que caracteriza sus tierras es la altitud, situadas siempre por encima de los 700 metros y su insolación, con más de 3 000 horas de sol de media al año. Al estrés hídrico de la planta se unen la extrema oscilación de la temperatura entre el día y la noche. La vendimia se realiza de manera manual y las parcelas se vinifican por separado. Los suelos, pobres, con cascajos, arenas y gravas.

 

 

 

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