La crónica
Enofusión, diez ediciones a la sombra de Madrid Fusión

Enofusión mantiene su vocación de centro de debate sobre el vino español el año de su décimo aniversario, con la segunda edición de TopWines como foco de atracción y un Enovisión centrado en la Marca España. Raquel Pardo
Son ya diez los años en los que la llamada “isla del vino de Madrid Fusión” se celebra de forma paralela al célebre congreso de gastronomía fundado por José Carlos Capel y desde hace dos ediciones en manos del grupo Vocento. Enofusión, sin embargo, ha mantenido su independencia de la muestra culinaria con programas aparte y eventos propios. Juntos, pero no revueltos, y esta entrega no ha sido menos.
Esta edición de Enofusión cerró sus puertas el pasado miércoles, 15 de enero, tras tres intensos días de catas, intercambios comerciales y el foro de debate Enovisión, que fue creado en 2019 para poner sobre la mesa temas de actualidad del mundo del vino, tendencias y principales retos, y que en esta edición se ha quedado algo monótona al haberse centrado sus ponencias en la Marca España, desde el prisma del vino.
Enovisión, uno de los encuentros estrella de la convocatoria anual de Enofusión y en esta segunda edición se centró, con una mirada genérica, en la Marca España, los atributos e imagen de marca que tienen los líderes y la colaboración público-privada para impulsar dicha marca. En las intervenciones se echaron en falta casos prácticos, aunque todos los participantes mostraron una marcada declaración de intenciones en pro de la enseña nacional. "La marca la capitaliza quien es capaz de llevar el vino al consumidor final”, afirmaba la gerente de la Interprofesional del Aceite de Oliva, Teresa Pérez, durante la charla “Cómo se construye la Marca España”, donde se comentó la falta de marcas con reconocimiento global en el mundo del vino y las miras puestas en la distribución, un sector que aporta algo de esperanza porque empieza a valorar y destacar el “origen país”. Sin embargo, y pese a que en el vino se reconoce nuestro estilo de vida, existe mucha diversidad de marcas y denominaciones de origen, por lo que la conclusión es que la Marca España en el vino es un concepto “under construction”.
Otra de las ideas que se lanzaron en las distintas intervenciones de la jornada fue el gran reto que tiene el vino español para ser líder mundial, que pasa por saber convertir sus características e historias, orígenes, diversidad… en prestigio, para lograr que el consumidor demande vino español. En este objetivo intervienen factores como la reputación de marca (como Marca España), las políticas de responsabilidad social empresarial, la diversidad de actores o la optimización de nuestro terruño como idóneo para la viticultura orgánica.
Se puso de relieve la importancia de los restaurantes españoles en el extranjero, verdaderas embajadas para contextualizar arte, gastronomía y estilo de vida españoles. Se hizo mención especial al chef José Andrés en la divulgación de ese saber vivir, y se puso también como ejemplo el auge vivido por el vino del Priorato, donde la diferenciación es un valor.
También se plantearon reflexiones complicadas, como el dilema de estar, como potencia vinícola, entre el Viejo y el Nuevo Mundo, recalcando lo importante de que los productores tengan muy claro cómo competir en el extranjero: “Necesitamos más botellas para hacer más ruido, el storytelling ya lo tenemos” comentó el vicepresidente de Terras Gauda, Antón Fonseca, mientras que para el director general de Familia Torres, Miguel Torres, la labor pasa por “construir categoría y prestigio”, ya que, añadió, “no tenemos ni la capacidad ni las condiciones para competir con el nuevo mundo”.
“La percepción de la Marca España de vinos en el exterior”, moderada por todo un clásico en las tertulias vinícolas, el director general del Observatorio Español del Mercado del Vino, Rafael del Rey, y averiguar “en qué consiste el talento español”, moderada (inmoderadamente) por el crítico de vinos José Peñín, se centraron en la construcción de la Marca España a través de los vinos españoles, conectando estos con el mercado exterior, con el talento vitivinícola que lo hace posible y con los consumidores como los grandes beneficiarios.
Se habló de la duodécima posición de España en términos de reputación, por delante de Francia o USA. El presidente de ARAEX, Javier Ruiz de Galarreta, destacó que el vino debería “aportar posicionamiento”, mientras el vicepresidente de Reputation Institute, Fernando Prado, apuntó que “la reputación del vino es mayor que la de la cerveza”; la directora de Alimentos, Gastronomía y Vinos del ICEX, María Naranjo, habló de los 16 años que el Instituto lleva dirigiendo su estrategia de posicionamiento por reputación. Coincidieron todos en la necesidad de un “eje vertebral de comunicación” con mensajes ya construidos como la enseña Wines From Spain", aún carente de proyección, y Lifestyle, aún falta de penetración.
La jornada terminó con la mesa “Una marca conectada con el consumidor”, moderada por el director de desarrollo de negocio de la consultora de estudios de mercado GFK; donde los participantes hicieron hincapié en la empatía entre turismo, alimentos, gastronomía y vino, trabajando como palancas y potenciando en el exterior la divulgación (“Restaurants from Spain”) y la formación (“Certificado oficial en vinos de España”).
Las catas, como es habitual en las ediciones de este encuentro, son también uno de los centros de atención de Enofusión, pese a que algunas citas resultan excesivamente comerciales y algo menos promocionales.
Este año una de las catas estrella, que congregó a las 70 personas que cabían en la sala de catas de Enofusión, fue la de Vega Sicilia, celebrada con motivo del premio que la organización del congreso otorgó al presidente de la compañía, Pablo Álvarez, de manos de la directora de Madrid Fusión, Lourdes Planas, y que contó con la presencia del sumiller ya retirado Custodio López Zamarra, conocido por su extensísima carrera en el restaurante Zalacaín. Zamarra elogió la casa, “que siempre ha estado presente en Zalacaín en todas sus etapas” y la labor al frente del grupo vitivinícola de Álvarez, con cuyo mandato “no ha faltado nunca una botella de Vega Sicilia”, de quien añadió que es el vino “más barato entre los grandes (vinos del mundo”. Álvarez intervino para comentar que la casa “existe desde hace 154 años, de los cuales, yo llevo 37 en ella, y siempre hemos tratado de obtener el mejor vino de una gran viña, la nuestra”.
El homenaje culminó con una cata vertical de Vega Sicilia Único de las cosechas 2010, 2008, 2006, 2004 y 1996 a la que se sumó la presentación de Valbuena 5º año de 2015, aún pendiente de salir al mercado. Cada vino mostraba la misma finura que caracteriza a los “únicos”, además de un excelente estado de forma, con energía, potencia y complejidad, salvo alguna botella de 2004, que dio muestra de un ligero agotamiento, inexistente en el resto de sus compañeros de cata, incluido el 96, una muestra de la soberbia elegancia que ha hecho célebre a este vino y lo ha situado entre los de clase mundial.
Siguió a esta cata la de Pago de Carraovejas, también con lleno total pese a ser el último día y a media tarde, pero los vinos que presentaron el director de la bodega, Pedro Ruiz, y el sumiller de su espacio enoturístico Ambivium, Guillermo Cruz, procedentes de sus bodegas en Ribera del Duero y Ribeiro (tras la compra de Viña Mein y Emilio Rojo por este grupo bodeguero), despertaron gran expectación. Entre ellos, se cataron joyas como Pago de Carraovejas 1991 Autor, uno de los vinos top de Carraovejas, u Ossian 2008, un verdejo que fue una auténtica revolución entre los blancos españoles.
Además de estos dos riberas, la sala de catas acogió degustaciones temáticas como la que impartió el empresario Pancho Campo, centrada en el cambio climático. Un interesante repaso a las consecuencias del aumento de las temperaturas en el mundo del vino, con ejemplos de vinos hasta hace poco impensables (espumosos ingleses de calidad, como el que presentó, Bride Valley Blanc de Blancs 2016), o vinos de variedades concebidas para resistir a los cambios en el ecosistema y el clima, como el solaris sueco Ran 2.0 2018.
Los vinos tinerfeños tuvieron su espacio protagonista con la cata impartida por el enólogo Pepe Hidalgo con el título “Tenerife, isla de vinos de la Macaronesia”, un recorrido, se indicaba en el programa, por la isla canaria, su historia y las características de sus vinos, acompañada de una degustación de quesos de Tenerife. Esta última no se realizó, y el recorrido por los vinos tinerfeños se refería más bien a aquellos vinos de las bodegas que participan, bajo la tutela de Pepe Hidalgo, en el proyecto Enomac, que tiene el objetivo de poner de relieve el valor ecológico de las variedades autóctonas de la isla, lo que parece la razón de la sorprendente ausencia de alguna de las bodegas locales que en los últimos años han logrado el reconocimiento internacional de sus vinos, elaborados con este mismo propósito, como los de Suertes del Marqués, Borja Pérez o Envínate. Uvas como la albillo criollo, la gual, la baboso negro, la listán blanco o la vijariego blanco y negro se expresaron de formas muy distintas en los vinos que se cataron, de bodegas de denominaciones de origen como Valle de Güimar, Tacoronte- Acentejo o Valle de la Orotava.
Otra de las catas institucionales que se celebraron durante esta edición y que registraron lleno total fue la que organizó la Denominación de Origen Ribera del Duero para presentar las primeras elaboraciones blancas de su historia, todas ellas a partir de la albillo mayor, una uva que, precisamente, forma parte del origen de la tempranillo, variedad tinta por excelencia de los vinos ribereños y que es un híbrido de la albillo y la casi extinta benedicto. Se cataron vinos inéditos en el mercado (el sello ha comenzado a emitirse para muchos vinos desde 2019) elaborados con esta blanca castellana de la que el Consejo Regulador tiene registradas menos de 300 hectáreas, pero cuyos vinos ponen de manifiesto, a juzgar por la cata, una diversidad de expresiones y una común apuesta por la longevidad y la evolución en el tiempo.
La Denominación de Origen Rueda también tuvo ocasión de promocionar sus vinos, en esta ocasión desde la perspectiva del prestigio que aporta la capacidad de resistir el paso del tiempo, con una interesante cata vertical impartida por tres expertos en la materia: la MW Almudena Alberca, directora del Grupo Bodegas Palacio; el enólogo de Bodegas Cuatro Rayas, Roberto L. Tello, y el director técnico de Familia Martínez Bujanda, Lauren Rosillo. Vinos con años como Finca Montepedroso Verdejo 2010 o Caserío de Dueñas FB 2015 se sirvieron en las copas de los asistentes para reforzar la idea de que la verdejo es materia prima de grandes vinos.
Otras interesantes concurrencias fueron la de Ramón Bilbao y sus vinos de fincas, el fenómeno del taberneo madrileño a través de vinos de la Comunidad Autónoma; la colección de cavas Ars Collecta de Codorníu, los vinos de pueblo de Legaris, de reciente salida al mercado, el recorrido por vinos con años de Arzuaga Navarro, los vinos de Makro de distintas regiones maridados con platos de esas mismas zonas, el recorrido por los terruños de LAN, una visión del futuro del vino a través de los herederos de casas vitivinícolas, con apellidos como Pariente, Fariña o Méndez; los icewine canadienses y un acercamiento al prosecco, espumoso que está ganando adeptos entre los consumidores.
Además, de forma libre, la sección Enotendencias de Enofusión, cada vez más reducida en número de vinos, proponía una selección de vinos centrada en las principales tendencias del mundo del vino, identificando las muestras que se pusieron sobre la barra de catas con uno o varios símbolos que indicaban, por ejemplo, si el vino es apto para veganos, si es ideal para cócteles o tomar por copas, si es ecológico, de edición limitada, alternativo (sin tener muy claro qué acotaba este concepto) o monovarietal.
Otro de los focos de atención de Enofusión fue el espacio exclusivo (se necesitaba un pase especial para visitarlo, distinto a la entrada al congreso) Top Wines, adonde concurría una selección de bodegas realizada por el crítico vinícola Carlos Delgado, con el criterio personal de calidad. Las bodegas presentes dieron a catar, durante los dos primeros días de Enofusión, sus vinos premium a un público donde abundaba la sumillería y la restauración de la capital.