Wine + Food Prateek M. Srivastava
Srivastava lleva los viñedos al cénit mediante software

Anticipar el comportamiento de nuestros viñedos y del suelo donde radican, de esa caprichosa meteorología que los acuna o perjudica y de las plagas que les acechan exige decisiones científicas apriorísticas sustentadas en big data. Javier Vicente Caballero. Imágenes: archivo
Y esas soluciones científicas vienen volando. Y de muy lejos. Con bases en Singapur, Florida y Moscú y fundada por el analista indio Patreek Srivastava, Terraview captura imágenes de altísima calidad a través de drones. Nada que no hayamos oído ya, no. La novedad es que los datos recogidos por su escuadrilla volante –más de 50 gigabytes en cada pasada– son procesados por una plataforma única y prodigiosa de su propia creación, que se basa en inteligencia artificial, machine learning y realidad aumentada, a través un algoritmo que procesa a la velocidad de la luz. “Todo nació porque quisimos ayudar a los agricultores de India que lo estaban pasando mal por culpa de inundaciones y sequías. Las cosechas bajaron y les dimos una perspectiva para poder mejorar las cosas y optimizar su producción. A partir de ahí nos hemos ido introduciendo en el mundo del vino”, señala Srivastava. Para este 2020, España ha entrado en su radar. “Ya estamos trabajando en Francia y en Italia. Nuestros clientes son confidenciales. Esperamos montar oficina aquí muy pronto, en Madrid”, se sincera.
Poda en virtual
Gracias a la realidad aumentada, Terraview permite al viticultor realizar la poda como si de verdad entrase en el viñedo. Y permite esta emulación al identificar las localizaciones exactas. Además, detecta antes de tiempo las infecciones bacterianas y de hongos, e incluso, variaciones hídricas en el suelo. “El cambio climático ha provocado muchas preocupaciones en los bodegueros y les enfrenta a nuevos desafíos. Tratamos de prevenir”, señala el experto.
Diagnosis global
“No somos una empresa de drones, somos una compañía de sotfware. Si eres un winemaker o un bodeguero no te diré cómo tienes que vinificar o vender, o si tu método es errado o no. Simplemente te daré las herramientas para que puedas tomar mejores decisiones y producir más o mejor”, arguye Srivastava. “Es más que una diagnosis y una consultoría, con una profunda analítica de suelos, de las zonas más productivas, donde recomendamos las variedades que pueden funcionar mejor en determinados parajes... Es un algoritmo de nuestra creación y por cierto el precio es extremadamente razonable”, agrega.
Cuando mirar al cielo no basta
La compañía, que maneja un volumen de datos ingente y contrasta estadísticas con un cribado escrupuloso, cifra en 32 000 millones de dólares anuales las pérdidas globales provocadas por un manejo inapropiado del riego y por culpa de las enfermedades propias del viñedo. Errar en la meteorología y tomar decisiones empíricas simplemente mirando al cielo también penaliza. Han echado la cuenta y se contabilizan en más 15 000 millones de dólares anuales los estragos que ocasionan un equivocado pronóstico del tiempo.
De Madrid a Rioja
El mundo del vino aún mantiene tradiciones muy intuitivas, estrechos vínculos con metodologías de vieja escuela. Con algunos bodegueros, propietarios y enólogos reacios a los cambios, a veces cuesta enseñar las bonanzas de innovadores softwares. “Pese a tanta tradición, la receptividad hacia nuestro producto está siendo muy buena. Estamos convenciendo al mundo del vino de cómo optimizar cada hora de trabajo que acontece en el viñedo. Y no tenemos que impartir lecciones o pasar muchas horas con ningún gestor. No tienen que hacer nada porque reciben los datos desde la nube directamente a su interfaz”, explica el CEO de la compañía que además ya ha estado visitando bodegas como Tagonius o Pedro García. “Tenemos una empresa asociada en Madrid llamada Aerotools. También nos planteamos trabajar en Rioja”, confiesa.
Emprendedor
Con Terraview, Prateek lleva ya cuatro start up creadas. Nacido en Gurgaon, Haryana, a 30 km de Delhi, conoció a su socio en la escuela. La compañía tiene equipos diseminados por toda Europa.
A sus 40 años, Prateek toma vino moderamente y se decanta por las denominaciones italianas. Adora y juega al tenis, lee dos libros al mes y se precia de ser un “cocinero familiar”.