Brindis domésticos
Confinamiento: ¿llega el gran momento del vino en casa?

Liberador y necesario, la tendencia delata que hay crecimiento de la venta on-line y el consumo de vino en estos días de cuarentena. Aún es pronto para aventurar casi nada, pero la copa de vino ya es icono del confinamiento. Javier Caballero. Imágenes: Álvaro Fernández Prieto
Afrutado o floral. Joven o de guarda. De acá o de allá. Siempre vivificante. Esencial en estos tiempos esenciales. Entre el confinamiento y la incertidumbre, el vino se ha convertido en un huésped especial en casa, una visita en la que no habíamos reparado y a la que hay que agasajar y mimar. Entre cuatro paredes más o menos espaciosas, los robinsones y robinsonas doméstic@s dan el callo con teletrabajo, sudan zumba en el salón, juguetean en la alfombra con los niños y se otorgan su pequeña recompensa diaria, escapista y liberadora, en forma de una buena copa de vino. O dos. A través de un consumo responsable, cada descorche conecta con felices tiempos pasados y venideros sueños futuros, en un feliz reencuentro (o consolidada relación) entre el consumidor y el producto en estos tiempos de mirar la vida por la ventana. La reclusión apareja un cambio o un refuerzo de nuestros hábitos y rutinas, y el vino ha pasado a un primer plano tanto en cuanto se ha convertido en esa comedida válvula de escape que telonea un aperitivo, engrandece un almuerzo o abrocha una cena cuando la ciudad se apaga aún más. Por la Red, proliferan catas virtuales, campañas, hastags, cursos mil, brindis, maridajes, consejos de bodegueros y sumilleres, quienes copa en mano (y hasta en otros idiomas), desean un horizonte despejado de pandemias y recesiones, pleno de vendimias, añadas, ventas, abrazos, enoturismo. La cuarentena ha estrechado lazos entre viñadores, bodegueros, comercializadores y consumidor final. Y los clientes, viejos y nuevos, ante tan estrictas medidas de contingencia, se han echado en brazos de la venta on-line. Sin miedo. Sin tapujos. Con todas las garantías. La ocasión lo exige. “Por muy duros que sean los momentos que vivamos, la gente necesita alivio, ratos de felicidad y el vino forma parte de los momentos que nos alejan de la realidad, tiene todo el sentido. Cuando hay guerra, se hace acopio de armas y medicinas, pero también se valora el alcohol y el tabaco. No me gusta hacer predicciones de cómo se comportará el mercado mañana, es una realidad cambiante y huyo de predicciones. Lo que sí sé es que el vino estará presente para celebrar para cuando todo esto acabe”, relata Manuel Hevia, director general de Vinoselección, uno de los más insignes clubes de vino de España, en danza mercantil nada menos que desde 1973.
Icono de la cuarentena
Sin entrar en vaticinios o tendencias que pudieran resultar un espejismo, Hevia analiza algunos factores de mercado tras estas dos semanas de cuarentena. “Con esta crisis habrá un incremento del consumo en el hogar, obviamente, pero hay que ser realistas y contar que las bodegas van a vender menos vino, y el resultado final para casi todos será negativo. El vino en el hogar cobra sentido a día de hoy, y la copa de vino se convertirá en icono de este confinamiento, de intentar darle dignidad a los días. Nos acaban de hacer pedido de Vega Sicilia Único, si bien todo el mundo concentra su consumo en grandes marcas, en valores refugio, como Rioja y Ribera, reserva y crianza, respectivamente”.
¿Cómo marchan las ventas on line en estos tiempos en el que los clientes somos cartujos, abriendo la puerta solo para la cesta de la compra? “El socio está reaccionando comprando vinos para tomar ahora. Eso funciona bien. Y se decanta por los productos que están en promoción. En breve vamos a iniciar esas campañas de vino de nivel superior”, agrega Hevia, quien enfatiza en que Vinoselección hoy se congratula de haber implementado su transformación digital previamente, “con lo que el call center, cincuenta y tantos trabajadores, puede emitir y recibir llamadas desde sus casas, teletrabajando. Y en almacén hemos reducido las jornadas de 8 a 5 horas. Estamos como al 60% de capacidad del almacén para priorizar la seguridad de nuestros trabajadores. Suprimir los portes ha supuesto un gran desafío de cara la rentabilidad, pero hay que arrimar el hombro”.
Recuperar el tiempo perdido
En opinión del sociólogo, escritor y gastrónomo Lorenzo Díaz, “se ha abierto una oportunidad para que el vino recupere el tiempo perdido. Estamos ante una situación muy interesante, que nos invita a ver cambios en el mundo del vino, las gastronomía y la restauración. Ojalá se fortalezca el sector vinícola, sería atrevido por mi parte decir si se va a recuperar. Sea como sea, hay que abandonar el tinto de verano, aunque sea una provocación decirlo. Brindemos en casa con ese vino guardado. Cómo no hacerlo si se nos anuló la sociabilidad, estamos escondidos...”.
El consejo de los que se han visto en situaciones límite o en largas privaciones es apreciar cada instante vivido, exprimir al máximo los matices sensoriales que nos otorga este achacoso planeta.. Qué mejor momento que abrir ese vino veterano, aquel reserva que ha desarrollado un precioso ribete anaranjado. No lo dude. Esa larga guarda estaba esperando una coyuntura como esta. La pandemia nos ha puesto ante el espejo. Somos frágiles. Vulnerables. Tratamos de atar el futuro ilusamente y solo pisamos sombras. Es hora de gestionar, disfrutar y beberse el presente pivotando sobre el virtuoso punto medio aristotélico. Es lo que los japoneses dan en llamar ikigai, o sea, un fluir continuo del tiempo, en rabioso y palatable aquí y ahora, donde no hay más dimensión posible. El resto, sombras e ilusionismos, vagas proyecciones sobre lo que ha de venir. Así que ¿abrir buen vino para mullir ocasiones especiales o solo para las salidas de carta o menu degustación? ¿Para Navidades, fiestas y celebraciones marcadas en rojo? Vino, simplemente, para celebrar la vida.